Capítulo 14: Castigo

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La muerte me abrazaba y podía sentirla.

Los zombis corrían, se tropezaban y se volvían a levantar.

De pronto escuche una explosión y seguidamente balas, muchos zombis se dieron vuelta y otra bomba exploto, y entre el polvo y el humo salió Laura muy mal herida.

-Eres un estúpido. Me dijo.

-No, usted no entiende... Intente explicarle pero ella interrumpió.

-¿Entender qué? Tú me abandonaste cuando ya confiaba en ti. Me dijo con lágrimas hechas de odio en los ojos.

Ella no creía que la iba a abandonar por mi pierna pero no me importo.

Le debía la vida, después de todo lo que había pasado me salvo aunque resulta ser que buscaba armas.

Salimos de los escombros con mis armas y las armas que Laura agarro. Laura había encontrado una camioneta de una cabina con las 2 puertas faltantes, los vidrios rotos, oxidada y su máxima velocidad era 80 km/h, al menos nos podría servir para algo si no se desarmaba al llegar a los 20 km/h.

04 de abril de 2013.

Nunca podre olvidar ese día. Si bien lo recuerdo me desperté a la 1:22 pm y desperté a Laura 5 minutos después, tomamos una coca-cola caliente y comimos unos insectos que encontrábamos. Sentíamos un olor a cosas en descomposición, cadáveres para ser exactos. Laura quiso salir a tomar aire y al abrir la puerta se encontró con una gran capa de niebla como a 100 metros.

-¡Oh dios! Dijo Laura.

-¿Qué? Le pregunte y gire mi cabeza para observar y al ver a la niebla agarre mis cosas y velozmente salí afuera pero era inútil, estábamos cegados de niebla no había lugar a donde ir y como si fuera poco los zombis empezaron a salir de ella. Suerte la nuestra de que todavía teníamos toda la ropa y artefactos que anteriormente nos habíamos puesto y la niebla se acercaba lentamente pero seguramente en un minuto y medio estaríamos cubiertos en ella. También había un lado malo. La niebla, los zombis y los bichos que nos comimos que seguramente entraron desde afuera y posiblemente estaban infectados.

Pasaban los segundos y nosotros estábamos atrapados, ya que seguramente moriríamos actué rápido e hice una especie de escudo con una soga, dos almohadones y las cosas que encontraba

-¿Estás loco? Si piensas salir afuera con eso debes intentar suicidarte. Me decía Laura.

-¡Cállese por un momento! Le grite.

Luego abrí la puerta y ya estábamos completamente adentrados en la niebla.

-¿Viene o se queda? Le pregunte a Laura.

Ella simplemente agarro un machete y vino conmigo. Debíamos llegar a la camioneta a ciegas la cual se encontraba a aproximadamente a 10 metros de la casa pero sería extremadamente difícil llegar ahí ya que debíamos cruzar por la riesgosa niebla que estaba infestada de zombis.

-A la de 3... Uno, dos, tres. ¡Ahora!

Salimos a correr disparando las balas al azar. Sentía esa fuerza con la que mi escudo mal armado chocaba los zombis y que poco a poco se iba desintegrando.

Llegamos a la camioneta e intentamos encenderla pero la neblina había dañado el motor y la camioneta no encendía. Nos quedamos en una camioneta sin puertas ni vidrios en medio de una neblina que transmitía la infección y no hay que olvidar a los zombis. Maldita vida la mía, ¿no?

Memorias De Un Sobreviviente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora