Laura se desesperó bastante mientras que yo me subía arriba del techo de la camioneta para estar más seguro pero ni bien pude subirme el techo se rompió, la niebla lo había oxidado y debilitado más de lo que estaba.
-Diablos. Laura debemos regresar a la cabaña. ¿Laura?
Al voltear me di cuenta que estaba hablando solo, Laura no estaba en la camioneta, debía estar en la cabaña.
Corrí y llegué sano y salvo por suerte pero Laura había puesto el cerrojo de todas las puertas y ventanas para estar supuestamente "segura" pero la niebla había dañado la puerta lo cual me dio un acceso fácil y rápido pero al entrar la casa estaba rellena de niebla. Me deje caer en el suelo para descansar y pensar, recordé un pequeño ducto que conducía hacia las cloacas y de ahí al mar pero debía haber otros lugares por donde salir sin tener que recurrir a caminar 100 km hasta llegar a él.
-Laura. ¿Dónde está? Grité.
Nunca escuché que ella me respondiera y me había aburrido de esperar a que me dijera dónde estaba así que entre al ducto.
Caminé y caminé hasta ver una alcantarilla pero estaba como pegada al suelo, caminé otros metros más y vi otra alcantarilla la cual ya estaba abierta y salí. Miré atrás en ese paisaje urbano y desolado y de golpe un negro me sujetó la garganta con una cadena tratando de ahorcarme.
-¿Quién eres, como sobreviviste? Me preguntó.
El inútil quería que le responda cuando él mismo me estaba ahorcando con una cadena. Yo estaba sin oxígeno en los pulmones y con la cara colorada cuando al inútil se le ocurrió soltarme y pegarme una patada en la cara, tarde algunos minutos en recuperarme y le dije balanceándome de un lado al otro:
-¿Qué diablos le pasa?
-No hagas preguntas. Me respondió.
El miraba para otro lado como creyéndose el héroe que tiene la batalla en la palma de su mano, pero no, me acerque a él lentamente tomé una piedra y lo golpeé justo en la cabeza tirándolo al suelo, luego saque mi revolver y lo apunte en la cabeza pero primero le disparé en su pierna.
-¡Coma plomo! Y añadí al disparar: ¡Bum! ¡A quemarropa!
-¡Agh! No, no. Alto por favor. Hay un grupo... un grupo de sobrevivientes cerca de aquí. Me dijo con unas brillosas lágrimas que recorrían sus mejillas.
-¿Dónde? Pregunte.
-En el hospital Sarmiento. (El cual se encontraba saliendo de la ciudad)
Mire al cielo y le dispare al sujeto en la cabeza, después partí hacia el hospital.
Al llegar no fui bien recibido. Como era de esperarse me apuntaron con armas y me hicieron algunas que otras preguntas, me ofrecieron medicinas y vendas para mi pierna y carne no infectada pero estaba cruda.
06 de abril de 2013.
Solo permanecí en el hospital hasta ese día.
Un hombre con traje de gala vino en una camioneta de guerra con un fusil en la parte trasera y dejo subir a los 9 sobrevivientes que habitaban en ese hospital, 5 atrás y 4 adelante. Yo iba atrás manejando mi L96A1 el cual era incómodo en la camioneta y se me hacía difícil moverlo.
Salimos de la ciudad tranquilamente, sin que un solo zombi se interponga en nuestro camino.
Habían pasado 2 largas horas y el cielo tenía pinta de lluvia. Se nos hacía raro que hasta el momento no apareciera ningún zombi.
Mientras tanto yo miraba al cielo manteniendo la esperanza de que llueva, tuve que esperar un rato pero finalmente llovió. Primero empezaron a caer unas gotas y en cuestión de minutos ya llovía con gran potencia, tanta que tuvimos que parar en un costado a esperar que las cosas se calmen mientras nos refugiábamos debajo de un árbol. Habíamos guardado las armas dentro de la camioneta, un grave error, ya que la camioneta tenía vidrios antibalas por la razón de pertenecer al ejército y en el momento que más confianza tomamos, los zombis salieron de la nada y se acercaban con gran velocidad a nosotros, suerte la nuestra que se resbalaban.
-¡Deme las llaves, rápido! Le grite al sujeto de traje.
Él me las dio, luego corrí hacía la camioneta y abrí la puerta del acompañante, saqué todo las armas que pude y luego corrí nuevamente hacía el árbol.
-Agarren un arma, ¡apúrense! Grite.
Solo agarre mis 2 preciadas armas así que cada quien agarró la suya.
Fue ahí cuando entendí que todo era una estúpida guerra sin fin, sin razón y sin explicación, mal momento para pensar y bajar la guardia, pero aprendí la lección sufriendo una gran mordida en el pié, la cual me arranco casi la mitad del chamorro.
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Memorias De Un Sobreviviente.
HorrorLa historia se trata de un joven común y corriente, que al llegar un día tras venir de un congreso fuera de la ciudad se encuentra con una situación extraña, lo cual lo deja muy confundido. Al Descubrir lo que sucede queda muy alterado, asustado y a...