Capítulo 5: Recuerdos

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Estábamos volviéndonos locos, veíamos cosas y decíamos cualquier payasada y eso no es bueno cuando estás en un mundo repleto de no muertos. Recuerdo que el tiempo paso volando y se veía venir una gran tormenta, eso era lo mejor que vi hasta ese momento pero no sabía si era tan solo otra alucinación. Yahira parecía ya estar muerta y yo planeaba comerla y tomar su sangre, tenía demasiada hambre y sed, pero no lo hice, no quería comerme a un ser humano, al menos no estando vivo ya que parecería uno de esos caníbales a los que tanto detesto. 1 hora después me dormí, lo recuerdo porque afortunadamente una gran lluvia me despertó, yo no podía creerlo, desperté a Yahira y casi llorábamos de la felicidad. Tomamos mucha agua y recuperamos una gran porción de nuestra deshidratación, pero todavía nos faltaba comer. Pudimos subirnos a la camioneta que solo le quedaba un poco de gasolina y fuimos a buscar comida o algo que se pueda comer. Luego de recorrer gran parte de un pueblo desierto al cual llegamos se nos acabo la gasolina y tuvimos que caminar varios Km hasta poder llegar a un antiguo mercado, gran parte de la comida que encontramos obviamente estaba vencida pero eso no impidió que la comamos. Salimos satisfechos de ese mercado y ahora necesitábamos buscar otro vehículo eso era prácticamente imposible debido a la pobreza que tenía ese pueblo, lo mejor que pudimos encontrar fueron bicicletas, no les dimos la espalda, la agarramos y empezamos una larga y peligrosa búsqueda a un lugar seguro. Nuevamente nos cansamos por falta de agua y esta vez no llovía más así que era mejor que busquemos un lugar cerca de un río o laguna para pasar la noche.

9 hrs de intensa búsqueda nos agotaron y además no encontramos nada, solo paramos para ahorrar energía y ni mi escopeta ni mi revólver tenían balas me di cuenta de que se habían caído en el camino, estábamos solos e indefensos en el costado de una carretera, pero no estábamos asustados en ese momento, a pesar de todo lo que pasamos nos sentíamos bien estando juntos. Ese día me desperté a las 04:00 am, en medio de la terrible oscuridad que había, no quise despertar a Yahira, se veía muy cansada, silenciosamente me pare y camine unos 3 metros a distancia de ella y empecé a orinar, cuando de repente un auto salió de la nada y gracias a sus luces el conductor pudo verme, o más bien, ver lo que hacía y así distinguir que soy humano, paro y salió apuntándome con una pistola y alumbrándome con una linterna, –como si no fuese suficiente verme sin bragas haciendo mis necesidades - era un hombre con piel negra, cuando vio a Yahira se impresionó y me hizo unas cuantas preguntas las cuales respondí.

-Vengan, súbanse a mi auto, este no es un lugar seguro. Dijo ese tipo negro -Yo no soy racista, bueno si, pero mi excusa es que no me cayó bien desde que lo vi-

Desperté a Yahira y subimos a su auto y para colmo había otro negro pero este era mucho más agradable, fijándome en su brazo observe que tenía una gran mordida en él, se veía reciente, aún así me preocupa que se convierta en uno de ellos e intente comernos, luego vi al conductor y también tenía una mordida en la mano, ¿a caso todos los supervivientes están infectados?

-Debemos bajarnos, estos tipos están mordidos por zombis y en poco tiempo se convertirán en uno de ellos. Dije susurrándole al oído a Yahira.

Ella solo me hiso un gesto con la cara mientras decía que sí.

-Déjenos aquí, nosotros nos arreglaremos solos. Les dije.

- ¿Crees que podrás irte sin pagar el viaje? Dijo el conductor con una sonrisa macabra, por cierto sus dientes eran tan amarillos que parecían estar pintados.

-No tenemos dinero, ni comida ¡¿Qué quiere?! Le dije perdiendo mi paciencia que nunca fue mucha que digamos.

-No es mucho, solo...*Voltea a ver a Yahira* Danos un momento a solas con la chica y los dejaremos ir.

Yahira gritó fuertemente que no, y nos apuntaron con un arma.

-Es la única manera de que salgan vivos de aquí, quieran o no, de todas formas la violaremos. Nos dijeron.

Mi padre fue militar, me educó con una fuerte disciplina y en ese momento recordé un movimiento especial que me enseñó para desarmar.

-Está bien háganlo. Lo dije extremadamente confiado.

Yahira me miró muy enojada y asustada. El negro se distrajo un poco para desabrochar su pantalón y prepararse, entonces le pegue un golpe muy fuerte en la nariz dejándola quebrada, le quité su pistola y sin pensarlo 2 veces le dispare a él y a su inútil compañero en la cabeza, de todas formas debía hacerlo, estaban infectados.

Sacamos sus cadáveres del auto y nos marchamos hacia otro lugar con nuestros últimos alientos de esperanza.

Al otro día despertamos en medio del camino y a lo lejos veíamos como 4 zombis, no encendimos el auto quisimos quedarnos a charlar un rato contándonos sobre nuestras vidas – ¿Típico no? Despertar, encontrar zombis y lo primero que haces es charlar, claro-

-¿Como era tu vida antes de que todo esto pasara? Si quieres comienza por tu infancia. Dijo Yahira entusiasmada.

Yo no quería contarle nada de mi infancia porque fue muy dolorosa, pero lo hice.

-Pues, verá, mi vida no fue muy agradable que digamos, para empezar yo no fui planeado así que cuando nací mis padres se pusieron muy angustiados y por tanto no me compraban juguetes, ropa ni nada de eso. A los 4 años mis padres me obligaron a vivir con mi abuela, no sé si no me querían cuidar o si trabajaban mucho, hasta eso ella me trato muy bien, me alimentaba bien, me compro juguetes e incluso me llevo de viaje a algunos lugares, fue la mejor de todas, una reina. Por desgracia solo estuve con ella un tiempo hasta los 7 años, tuvo que mudarse de la ciudad. Me mandaron con una tía, al parecer era muy amable igual, y empecé a creer en los demás, que no todos eran malos, pero tiempo después me entere que mi madre y mi padre le pagaban para que me cuide, me trate bien y todo eso, ella no me quería, nadie de mi familia me quería, creo que por eso desconfié mucho de todos, creo que incluso mi abuela, pensando que pasó lo mismo, aún así a pesar de todo yo la amaba y amo mucho. Solo a ella, a nadie más.

A los 10 años el papá de una niña de los pocos amigos que tuve denunció a mis padres por no cuidarme ni darme los derechos que debía. Mi padre al enterarse de eso me encerró en un cuarto por una semana dándome de comer solo una vez al día. Cuando cumplí 12 me empezó a llamar la atención el arte y música, actué en 3 obras y en 3 ocasiones fui a ensambles de cuerda, yo tocaba unas veces el violín y otras la guitarra, me pagaban bien, eso lo usaría para comprarme mi propia comida, ropa, etc. Al día siguiente, cuando terminaron las funciones, fui a la escuela como normalmente lo hacía y cuando llegué a mi casa mi dinero ya no estaba, y me enteré de que mi papa me lo había quitado para comprarse un traje, el cual lo arruinó 2 días después de habérselo comprado. Se dio cuenta donde lo gané, dijo que eso era para maricas y me metió a la escuela militar. A los 17 años me escapé de la escuela militar y me fui a vivir con la amiga que delató a mis padres por 2 años, se llamaba Andrea, fue mi mejor y única amiba que por cierto ya no tengo por causa de esto. A Los 18 años conseguí trabajo, alquilé un departamento como en una casa grande como tipo vecindad lo más lejos posible de mi familia, y ahí vivía yo solo... hasta que sucedió todo esto.

-Y la suya, ¿cómo fue? Le pregunté.

-Valla.... Amm...Bueno te diré que fui adoptada a los 3 años mi familia me trató muy bien durante 15 años, eran buenos, me llevaban a lugares, me compraban cosas, etc. Mis padres adoptivos eran muy buenos conmigo, me compraban lo que gustaba, era su niña consentida, papá era policía federal y mamá era abogada, iban muy ligados en sus trabajos, si te hubiera conocido antes hubiera podido ayudarte con eso de tus padres, mi vida fue buena, como la de un niña normal, nada fuera de lo común, pasé secundaria, prepa y a los 19 entré a la universidad en la facultad de derecho, como mí madre, y me fui a vivir a una casa que me compraron mis padres muy cerca de la comisaría, por lo que cuando ocurrió este incidente pude sobrevivir. Lástima que no pude ir nunca, ya que pasó esta horrible pesadilla, ahora extraño mucho a mis padres, ojalá estuvieran aquí.

Esas fueron nuestras cortas historias, pero estábamos tan concentradas en ellas que cuando nos dimos cuenta estábamos rodeados por más zombis. ¿Por qué fui tan distraído? La respuesta es porque fui un imbécil... pero valió la pena serlo.

Memorias De Un Sobreviviente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora