Para Rubén los días que ha pasado con Paola se le han ido volando, y hoy fue su último día juntos.
Le hace señas con la mano desde el andén, mientras ella se las devuelve del mismo modo desde el interior del metro, sentada al lado de Bruno. Ninguno quiso separarse, lo habían pasado muy bien juntos, pero cada uno debía volver a su realidad.
El transporte comienza a avanzar lentamente, por lo que sus sonrisas se amplían y sus gestos aumentan de intensidad. Paola le hace todo tipo de gestos y vocaliza todo tipo de palabras. Le pide que la llame, que se cuide, que se mantenga como está. Rubén sólo le asiente sin dejar de sonreír, intentando convencerla y convencerse de que lo hará.
Cuando el metro ya se ha alejado lo suficiente, y Rubén ya no puede ver a Paola, deja de hacer gestos, y se mantiene mirando el lugar desde donde se aleja su mejor amiga.
Piensa en la promesa que le hizo, de controlarse y no recaer. Piensa en que sin ella le costará cumplirla, pero lo intentará.
Regresa cabizbajo a su departamento, temiendo en lo que ocurrirá dentro de los próximos días.
* * *
La primera semana lo logra. Con mucho esfuerzo, pero lo logra.
No llama a Javier ni sale por la noche durante esos 7 días. Se mantiene en movimiento lo más que puede, sale a caminar o invita a Lizzy a dar un paseo cuando puede. Y por la noche se encuentra tan cansado que su mente queda de inmediato en blanco, sin tiempo para pensar en salir, haciéndolo caer en un profundo sueño de inmediato.
Pero a la segunda semana, las cosas se destrozan.
El suministro de ganas para ser productivo se agota, dejándole con espacio para volver a torturarse pensando.
La ansiedad vuelve, por lo que la necesidad de salir también. Pero intenta auto controlarse por la promesa que le hizo a Paola. Porque sabe cómo se siente el que rompan una y te decepcionen.
Lo logra una noche.
Lo logra la segunda noche.
Pero dicen que la tercera es la vencida, y Rubén no lo logró esa noche.
Vuelve a salir, vuelve a ir al lugar donde sólo se perjudica él mismo. Vuelve a hablar con Javier y a meterse en su mundo donde todo es perfecto. Ignora las palabras de Paola rondando su mente, y con la culpa aplastándole el pecho vuelve a paso firme.
* * *
El tiempo pasa, y las cosas para Rubén no mejoran.
Ahora también le miente a Paola sobre lo que hace. Le dice que está muy bien, y que se mantiene estable. Y la culpa no se va, pero la necesidad es mayor que todo.
Una noche en la que se desvelaba viendo televisión en el salón y comiendo patatas fritas, alguien toca rápidamente la puerta de su departamento.
Rubén se sobresalta, pero de inmediato se levanta, aunque temeroso de quien pueda estar esperándolo fuera.
Se acerca lentamente hacia la puerta, en pijama y desordenado, donde los golpes no cesan. Es tarde, por lo que es extraño que reciba visitas. Los nervios aumentan a cada posibilidad que se le ocurre. Pero, antes de seguir carcomiéndose el cerebro, abre la puerta.
La persona que está esperando fuera es Lizzy, quien se avalancha hacia los brazos de Rubén antes de que él siquiera pueda examinar la escena a más detalle.
La chica le rodea el cuello con sus brazos y allí mismo comienza a llorar.
Rubén, extrañado, le devuelve el abrazo.
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Broke (Rubelangel) 2da Temp.
RandomUn año y medio después las cosas parecen no cambiar mucho. Pero una cosa hace revolucionar el pequeño mundo de Rubén: Mangel ha vuelto. Aunque nada será como lo esperó, y quizás las noches en vela, los llantos, el arrepentimiento y el dolor no se ha...