Cuando Mangel despierta no hay nadie a su lado en la cama, nada más que una nota encima de la almohada en la que debería estar la cabeza de Catalina.
Se frota los ojos y toma la nota, leyéndola perezosamente.
"Cariño, he ido a comprar unas cuantas cosas, además he quedado a almorzar con unas amigas, así que cocina sólo para ti. Nos vemos por la tarde, te quiero.
Catalina."
Una pequeña sonrisa se le escapa a Mangel. Catalina no estará en casi todo el día, mejor para él, no anda de humor para tener que soportarla.
Sacude lentamente la cabeza luego de haber pensado eso, no puede tratar así a su esposa.
Ríe por la pequeña discusión que se formó en su mente, ya está comenzando a volverse loco.
Se levanta, toma desayuno y se viste. No tiene idea qué hará durante el día, no hay quehaceres, ni tiene algún plan para no estar aburrido.
Se sienta en el sofá y enciende el televisor, aunque en realidad nunca lo observa.
Sólo piensa en su futuro bebé. ¿Será mujer? ¿O será hombre? Realmente no le importa. ¿Le gustará ver series o leer libros? ¿Será introvertido o extrovertida? ¿Se parecerá a él o a Catalina? ¿Cómo será su voz? ¿Y sus ojos? ¿Y su color de piel?
Un escalofrío le recorre la espalda pensando que en unos cuantos meses tendrá a su propio bebé en brazos. Y que tiempo después ese bebé le llamará papá.
Realmente no está preparado. A sus 24 años no está preparado para un hijo. Siempre imaginó que eso ocurriría en un futuro muy lejano, pero ahora, cuando menos lo esperaba, está ocurriendo. ¿Cómo es que una simple persona puede cambiar tanto tu vida?
Una fugaz imagen de Rubén cruza por su mente, haciéndolo sonreír inconscientemente. Y como si pudiese volver en el tiempo, toda la conversación que tuvo el día anterior con Cheeto se repite en su cabeza.
"Esas miradas, esas sonrisas bobas, esos suspiros, esos nervios que aparecen cuando están juntos. Hasta la persona que no cree en el amor podría asegurar que algo entre ustedes ocurre."
"Es muy obvio, Mangel, es muy obvio que en el fondo aún sientes algo por Rubén. Algo que no quieres admitir, pero existe"
Quizás tiene razón. Quizás si hay algo entre ellos, algo que ninguno quiere admitir, o ninguno se atreve a admitir.
Pero es que es tan difícil admitir algo que podría traer tantos problemas, como lo hizo en un tiempo pasado.
Apaga rápidamente la televisión y se levanta bruscamente. Se arregla el cabello, se alisa la ropa y sale de su departamento. Pero todo el coraje desaparece cuando está frente a la puerta del departamento de Rubén. No tiene muy claro por qué vino, sólo fue un impulso.
Piensa en volver a su departamento a sumirse en el aburrimiento, pero hay algo que no se lo permite. No sabe bien el qué, aunque quizás son las ganas de pasar aunque sea un rato más con Rubén.
Toca la puerta antes de arrepentirse, y espera pacientemente a que alguien salga.
Para su suerte es Rubén quien sale, vestido pero con el cabello desordenado.
Una ligera sonrisa asoma por el rostro de él cuando ve a Mangel, y ocurre lo mismo en el caso contrario.
- Hola – Saluda Rubén.
- Ho... hola. Voy a ir... a... eh... - No se le ocurre alguna buena excusa para invitarlo a salir con él, pero piensa en alguna rápidamente y en menos de 2 segundos se le ocurre una, aunque sea de las peores.- Iré a ver cosas para el bebé, quería saber si te gustaría acompañarme. Catalina no está, y creo que ir solo sería de las peores opciones.
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Broke (Rubelangel) 2da Temp.
RandomUn año y medio después las cosas parecen no cambiar mucho. Pero una cosa hace revolucionar el pequeño mundo de Rubén: Mangel ha vuelto. Aunque nada será como lo esperó, y quizás las noches en vela, los llantos, el arrepentimiento y el dolor no se ha...