Capitulo 5

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El día Rubén lo pasa encerrado en su departamento, sin ánimo y con mucho dolor de cabeza y garganta. Intenta aliviarlo con pastillas y con siestas, lo cual funciona un poco. Para la noche se encuentra mucho mejor.

Se levanta y se viste, necesita tomar aire fresco. Deja todas sus pertenencias, como el móvil o la billetera, en el departamento, y también deja la puerta sin seguro. Sube lentamente las escaleras, como si cada escalón requiriera de un gran esfuerzo. Cuando llega a la azotea, respira profundamente.

Mangel se levanta de la cama. No hay caso, no puede dormir. Se viste y sale del departamento, esta vez con ganas de ir a la azotea, cosa que no pudo cumplir la vez pasada. Sube silenciosamente, como si alguien fuese a descubrirlo y regañarlo. Cuando ya está arriba, distingue la silueta de una persona. No se esconde, ni vuelve a bajar, o le habla, simplemente se queda parado mirándolo en silencio.

Rubén expira el aire que acumuló en sus pulmones, y se acerca al borde. Cuando está a punto de sentarse, una voz irrumpe en el silencio.

- ¡No te tires! – Exclama. Rubén se voltea rápidamente y mira al dueño de aquella familiar voz.

- ¿Mangel? ¿Qué haces aquí? – Pregunta confundido, observando atónito al muchacho que se encuentra a unos pasos de él y que lo mira con lástima. Pero aquella expresión cambia al saber quién es la persona del borde.

- ¿Rubén? – Pregunta del mismo modo.

- No, soy Alex – Bufa sarcástico, Mangel suspira.

- ¿Qué planeas hacer? – Pregunta, con un ligero tono de preocupación que intenta disimular.

- Nada que te importe, vete – Ordena Rubén mientras se voltea y se sienta, dejando colgar las piernas. Mangel se mantiene en silencio durante unos segundos, pero luego se acerca firme al muchacho, y se sienta a su lado, con muchísimo más cuidado y temor. Rubén lo mira alzando una ceja, molesto-. ¿No me escuchaste? Vete.

Mangel también lo mira, por lo que Rubén aparta la mirada.

- No me iré – Asegura.

- ¿Por qué no? – Pregunta enfadado.

- Porque no quiero –

- Y yo no quiero que estés aquí, no quiero que te acerques a mí, y tu novia también quiere lo mismo, así que deberías hacerle caso – Dice con la voz firme, aunque hay momentos en que le sale la voz temblorosa.

- ¿Por qué me odias? – Pregunta.

- No te odio –

- Pues eso parece –

- ¿Y qué si te odio? Tengo razones de sobra para hacerlo – Responde fríamente. Sabe que, aunque lo intentase, no podría nunca odiarlo. No puede odiar a alguien que en algún momento lo hizo el ser humano más feliz de la Tierra.

- Lo siento – Susurra Mangel, bajando la cabeza. Rubén permanece en silencio durante un instante-. En serio lo siento.

- Nada de esto habría ocurrido si en serio lo sintieses –

- Lo hice por nuestro bien, las cosas hubiesen sido peor si mi decisión hubiese sido diferente – Rubén voltea la cabeza y lo mira, con el ceño fruncido.

- ¿Hubiesen sido peor? Claro que no. Si no hubieses tomado esa decisión nosotros seguiríamos juntos, no estarías con Catalina, nuestros amigos no se hubiesen ido lejos, no estaría mal ni metido en lo que estoy-. Las palabras le salen a borbotones, como si las hubiese tenido guardadas durante mucho tiempo y por fin fuesen liberadas sin orden alguno-. ¡Yo no pensaría en matarme todo el tiempo, ni lo hubiese intentado una vez ya!

Broke (Rubelangel) 2da Temp.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora