Regresan a los departamentos a eso de las seis de la mañana.
Cada uno se despide, y se va en direcciones opuestas; aunque eso no es impedimento para que Rubén y Mangel se brinden unas dulces miradas. Rubén invita a Paola y Bruno pasar la noche en su departamento, y ellos acceden. Les deja su habitación para dormir, por lo que él se acomoda en el sofá.
Pero, antes de que todos se duerman finalmente, Paola aparece sigilosa por el salón, sobresaltando a Rubén.
- Hostia, no has eso Paola – Se queja. La chica ríe, lo más bajo que puede.
- ¿Te he asustado? – Pregunta.
- Para nada – Responde sarcástico el muchacho, mientras se sienta en el sofá y la mira expectante. Paola se acerca al sofá y se sienta frente a él, cruzando las piernas.
- Tenemos que hablar – Dice, cuando ya está lo suficientemente cómoda.
- Eso lo guardas para Bruno – Responde Rubén alzando una ceja, burlón. Paola resopla, sin dejar de sonreír.
- Venga, en serio – El chico asiente-. Ese... casi beso...
Rubén bufa y se tapa la cara con ambas manos, esperando que Paola no lo vea todo rojo.
- Oh, por favor. ¿Es necesario hablar sobre eso? – Reclama.
- Muy necesario – Responde la chica.
- No, no lo es – Rubén mira a Paola por un pequeño espacio que hace entre sus dedos.
- Se supone que somos mejores amigos, ¿no confías en mí? –
- Claro que si confío en ti – Responde apartando ambas manos, y mirándola seriamente.
- ¿Entonces? – Vuelve a preguntar, alzando una ceja. Rubén suspira.
- Me da vergüenza –
- Por favor – Ríe Paola, alargando la o final.
- Pero, ¿qué necesitas saber? No ocurrió nada –
- ¡Casi se besan! ¡Tú y Mangel! Necesito saber todo. Cómo y por qué pasó – Exige, al tiempo en que Rubén le hace un desesperado gesto para que baje la voz.
- Si no gritas quizás te cuente las cosas – Paola bufa.
- Vale, vale, lo siento – Se disculpa. Rubén asiente y vuelve a suspirar, por enésima vez en la noche.
- Caminábamos hacia el césped, tropecé y me agarré a su brazo para intentar no golpearme con el suelo. Pero él perdió el equilibro y cayó conmigo. En el suelo nos volteamos, quedando frente a frente, y... bueno... las cosas luego se salieron de control – Explica. Paola no deja de sonreír, y a eso se le agrega un gritito chillón de felicidad.
- ¿Y por qué no se besaron? – Pregunta, como si no fuese nada obvia la respuesta.
- Pues, porque alguien llegó y nos interrumpió – Responde, mirando a otra parte y rascándose la barbilla.
- ¡Esa fui yo! – Grita Paola, apuntándose con los dedos y sonriendo. Rubén voltea el rostro y la mira alzando una ceja. Paola deja de sonreír-. Oh, lo siento.
Rubén abandona toda expresión seria para reemplazarla por una ancha sonrisa.
- Da igual –
- Claro que no da igual. Si nosotros no hubiésemos llegado, ¿se habrían besado? –
El castaño no logra reprimir una boba sonrisa, imaginando la escena de su beso.
- Es lo más seguro. Iba a besarlo, estaba a punto de besarlo – Confiesa, colorándose nuevamente.
Paola suelta un gemido de ternura.
- En serio, lo siento. No fue mi intención – Vuelve a disculparse. Rubén ríe por lo bajo.
- Está bien, no te preocupes – Le insiste. Ella asiente y se levanta rápidamente.
- Vale, mejor me voy a dormir. Buenas noches – Se despide, sonriéndole.
- Buenas noches – La imita Rubén. La chica se voltea y camina de a saltitos hacia la habitación, pero antes de entrar vuelve a voltearse, mirando a Rubén.
- Espero que vuelvan a estar juntos – Dice, y entra a la habitación. Rubén no deja de sonreír, inclusive cuando se acomoda en el sofá.
Él también espera lo mismo. Lo desea, lo anhela, lo suplica. Estar con Mangel es como lo más cercano al paraíso. Nunca imaginó que una persona podría complementar tanto su vida, tanto como para realmente necesitarlo. Aunque "necesitar" se le hace muy corto para Rubén. Pero hay uno y muchos problemas, y entre ellos está Catalina.
Catalina. La chica que en un principio parecía corriente, y que acabaría destrozando aún más la vida de Rubén, no ganaría su papel de villana sólo por aquella última razón. Agradecida de las finas paredes que separan su departamento del de su vecino, irradia ira por todo lo que escuchó.
Su novio y ese asqueroso celoso casi se besan.
La frase se repite incansables veces por su cerebro, poniéndola aún más furiosa. Si bien es cierto no es nada correcto el hecho de que está espiando, no puede evitar seguir pegada a la pared. Necesita más información. Pero no la obtiene, todo permanece en silencio durante unos largos segundos, que se transforman en minutos, dejándole claro que ya todos se han ido a dormir.
Quiere golpear la pared, gritar de frustración e ir donde Rubén y dejarle bien claro que Mangel ya no le quiere. Ni le querrá, jamás. Pero debe calmarse, y no explotar. Debe pensar con más claridad el plan, pues un asesinato no se planea en voz alta. Aunque claramente ella no matará a nadie, piensa vengarse como bien merece Rubén. Y ya sabe cómo, y ya sabe cuándo.
Respira algo más tranquila, y se va a la habitación a dormir, esbozando una pequeña sonrisa maliciosa.
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Me fui a la mierda en lo corto que es, lo sé, y espero con mi vida que me perdonen; pero el de mañana será más largo e intenso, lo prometo *pone la mano en el pecho, donde está el corazón* Pero si hacía más extenso este capítulo, el de mañana no sería muy intenso. PERDONENME, ME ODIO POR ESTO </3
Aún así muchísimas gracias por leer. Si votan y comentan les agradeceré infinitamente porque me daré cuenta que el cap no fue tan mierda como pienso *ah yia* Nos leemos mañana, un besazo y hasta prontico <3
Rubelangel_Vale
P.D.: PERDOOOOOOON <33
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Broke (Rubelangel) 2da Temp.
CasualeUn año y medio después las cosas parecen no cambiar mucho. Pero una cosa hace revolucionar el pequeño mundo de Rubén: Mangel ha vuelto. Aunque nada será como lo esperó, y quizás las noches en vela, los llantos, el arrepentimiento y el dolor no se ha...