Capitulo 8

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Las siguientes horas no vuelven a ser silenciosas. Con miles de cosas por hablar, las risas no paran. Aunque, para ser sinceros, al principio fue un poco incómodo para Rubén y Mangel estando juntos. Pero luego esa incomodidad se fue, reemplazada por la sensación de volver a ser los mejores amigos, como solían ser.

- ¿Se acuerdan cuando fuimos todos a la discoteca y le robaron una zapatilla a Cheeto? – Dice Paola dificultosamente, pues la risa no le permite hablar con claridad. Todos estallan en carcajadas, aunque Bruno es el único que no entiende mucho.

- ¡Y cuando me robaron mi bolsa de patatas fritas! – Añade Mangel, entre divertido e indignado.

- Y después tú, con Alex y Cheeto comenzaron una competencia de beber vodka o no me acuerdo qué cosa – Ríe Rubén, sin poder respirar.

- Ese fue un gran día – Dice ahora Paola, entre ligeras risas. Se seca las lágrimas que salen de sus ojos y luego suspira, intentando tranquilizarse. Los demás la imitan, pero no pasan ni tres segundos y la risa vuelve a hacerse presente.

- ¡No entiendo nada de lo que dicen, pero igual me da risa! – Grita en un momento Bruno, mientras se aferra el estómago de tanto reír. Aquello, aunque ni tiene gracia, hace que los demás estallen en carcajadas aún más fuertes, y las lágrimas salgan por borbotones. Pasados unos minutos, todo vuelve a ser por fin normal.

- Uf, ya creía que me iba a morir. Ni siquiera podía respirar – Dice Rubén, respirando profundamente.

- Nunca había reído tanto ni tan seguido – Dice Mangel, con un tono de exageración. Paola sonríe, le gusta verlos juntos nuevamente, aunque sabe que no son pareja, le alegra que las cosas no estén tan mal entre ellos.

- ¿Ven que es bueno juntarse un rato con viejos amigos? – Paola no deja de sonreír, parece una madre orgullosa de sus hijos. Ninguno responde, solo intercambian sonrisas. Paola se levanta y se mira en el pequeño espejo que tiene Rubén en el salón-. Dios mío, tengo los ojos rojos, parezco drogadicta.

Todos ríen, pero Rubén es el único que se siente incómodo. Se remueve en el sofá y finge que el chiste le hace gracia, por lo que finge una risa, la más creíble que puede.

- Tengo hambre, ¿y si pedimos pizza? – Pregunta Rubén, cambiando rápidamente de tema. Mira la hora de su móvil: las 19:30. El día se les pasó volando por todo lo que hablaron y rieron.

- Me apunto – Dice Paola, sentándose nuevamente junto a Bruno.

- Y yo – Añade Mangel.

- Pues si no queda más opción, yo también – Dice el muchacho junto a Paola. Rubén asiente y llama a la pizzería.

- En quince minutos debería estar acá – Anuncia cuando finaliza la llamada.

- Iré a avisarle a Catalina que pasaré el resto de la tarde aquí – Mangel se levanta y alisa su ropa, pero Paola lo mira alzando una ceja.

- No tienes que darle información, es tu vida y tú decides qué hacer con ella –

- Pero es mi novia, y no quiero que se preocupe por mí – Rubén pone una mueca cuando escucha la palabra "novia", aunque intenta disimular. Pero Paola no hace esfuerzos por ocultar la expresión de asco. Mangel, frunciendo el ceño por la expresión de Paola y la mueca de Rubén (la cual sí percató), se voltea y sale del departamento.

- Como odio a esa chica – Dice Paola cuando Mangel ya no está cerca como para poder oírla.

- Concuerdo contigo – Dice Rubén. Bruno mira a ambos arqueando una ceja.

- ¿Por qué tanto odio a esa tal Catalina? – Pregunta.

- Por el mero hecho de ser la novia de Mangel – Rubén escupe las palabras como si fuesen veneno, pero aún así Bruno no deja de estar confundido.

Broke (Rubelangel) 2da Temp.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora