Xirdis llevaba meses pensando en el asunto, buscando las frases idóneas para comunicar con claridad lo que había estado elucubrando. Cuando sintió que ya estaba lista para hablar, la gran elocuencia y la perfecta diplomacia salieron a relucir a lo largo de toda su conferencia. Fue una presentación extensa, dado que era complicado desmenuzar bien una idea que se salía por completo de lo común. A pesar de ello, jamás titubeó. Los rostros contrariados de sus queridos hermanos y hermanas de la estirpe Tévatai no le robaron ni un ápice de entusiasmo, sino que más bien le infundieron valor para continuar defendiendo su singular punto de vista. Deseaba impresionarlos y recibir halagos de su parte por haber sido la autora de ese plan excepcional. Estaba convencida de que su innovadora propuesta traería excelentes resultados y que le añadiría variedad a los mundos que tenían a su cargo. Las restantes familias celestiales de seguro le aplaudirían por semejante hallazgo en cuanto se enterasen.
—¿No les parece que, si ustedes acceden a poner en práctica esta magnífica propuesta, habría una complejidad nunca antes vista y mayor dinamismo en las relaciones entre todas las formas de vida que hemos diseñado? ¡Piénsenlo bien! Por milenios hemos presenciado el nacimiento de una infinidad de seres dóciles y tranquilos que, a pesar de poseer códigos genéticos muy distintos, se comportan de manera casi idéntica. Creo que es aburrido presenciar esa insípida monotonía en las especies. ¿Por qué no les agregamos aunque sea un poco más de oscuridad? El exceso de luz que hemos generado es fastidioso. Hacia donde quiera que una voltee, todas las veces se encuentra con lo mismo. ¡Cambiemos las cosas para bien! —declaró con firmeza la delicada entidad centelleante, a voz en cuello.
Sus familiares comenzaron a murmurar entre sí, mirándola de reojo cada cinco segundos. No cuestionaban lo novedoso de la información que les presentaba, sino lo riesgoso y perjudicial de utilizar una estrategia como esa. Si se les salía de las manos, no habría marcha atrás y se desataría un terrible caos que podría llegar a dañar incluso los mundos que estaban bajo la tutela de los otros linajes celestiales. Ninguno de ellos había pensado en algo semejante en todos los milenios de viajes creativos que habían compartido juntos a lo largo y ancho del vasto universo. Les resultaba chocante siquiera imaginarse a sus pacíficas criaturas atacándose o matándose a causa del egoísmo y la negligencia de sus diseñadores al dotarlas de oscuridad, para luego abandonarlas a su suerte. La implementación de una propuesta así de radical era inviable desde cualquier perspectiva que se la evaluase. Siempre había sido innecesario utilizar la energía negativa procedente de la oscuridad. La energía luminosa y positiva era más que suficiente para la consecución de sus objetivos altruistas. Tras una breve deliberación, rechazaron de plano la idea de comenzar a sembrar porciones reducidas de oscuridad en las almas de sus amadas creaciones.
—¡Oh, bella Xirdis! En verdad valoramos mucho el empeño que has puesto al buscar nuevas opciones para mejorar nuestra labor. No nos cabe ni la menor duda de que has ideado este plan con buenas intenciones. Sin embargo, apoyarte en esto es imposible para nosotros. Utilizar más oscuridad no se necesita ahora ni se necesitará nunca. Tu propuesta implica correr grandes riesgos que podrían desencadenar una hecatombe universal irreversible. Por favor, ¡desecha ya esta idea que has maquinado! —exigió Levósnik, el primogénito del linaje.
La rotunda negativa unánime no fue del agrado de su receptora. En cuanto terminó con la presentación fallida, se retiró a un lugar solitario en donde nadie pudiera acercarse a molestarla. A pesar de que aún amaba a su familia, un irrefrenable deseo de destruirlos a todos empezó a invadir sus pensamientos hasta que los poseyó por completo. La idea de sembrar oscuridad terminó siendo la única cosa que tenía cabida en su mente. La magnitud del cambio emocional que hubo en el alma de ella fue enorme. Sin que pudiera hacer nada para evitarlo, su núcleo estelar se desestabilizó. Tres días después de escuchar las categóricas palabras de su hermano mayor, un fuerte temblor tomó el control de aquel multicolor ente de esencia femenina. La gran capacidad de raciocinio que poseía antes fue anulada en su totalidad. Un calor excesivo inundó su organismo y terminó por consumirla. La incandescente onda expansiva resultante comenzó a esparcirse por los alrededores. Su cegador resplandor escarlata siguió en aumento y no se detuvo hasta que excedió los límites conocidos.
ESTÁS LEYENDO
Pacto de Fuego [Saga Forgotten #2]
FantasyLa consciencia de Dahlia se encuentra aprisionada en un lugar del cual es casi imposible regresar. Nadie ha salido ileso de allí. ¿Podrá ella liberarse? ¿Recuperará su cuerpo? ¿Seguirá siendo la misma chica de antes? Amadahy no tiene idea de lo que...