La réplica de Saoirse separó las piernas y flexionó ambas rodillas, al tiempo que colocaba los brazos en posición defensiva, con los puños cerrados. Tenía el ceño fruncido, la boca cerrada en una apretada línea recta y los ojos muy abiertos, lista para combatir a muerte en contra de su terrible enemiga. En contraste, la contendiente que se aproximaba hacia el claro se mostraba sonriente, pero ese agradable gesto no se debía a su carácter simpático. El duplicado de Xirdis portaba el mismo espíritu arrogante de quien le daba origen a su existencia. Se sentía totalmente segura de que iba a salir vencedora en aquella contienda sin hacer mayor esfuerzo. La inminente humillación de su oponente era el principal motivo de su creciente gozo. Sin embargo, ninguna de las dos guerreras tenía la batalla asegurada. Todo movimiento que cualquiera de ellas fuese a ejecutar con el objetivo de atacar a su respectiva rival dependería por completo de las invocadoras, a saber, Dahlia y Moa. En otras palabras, tanto la experimentada hechicera como la tenaz jovencita Woodgate tendrían que controlar, con sus propios movimientos, a las gigantescas luchadoras en cuanto ambas se encontrasen pisando el vítreo terreno sobre el cual convergían los tres caminos.
—Hoy vas a sufrir muchísimo más de cuanto eres capaz de siquiera imaginar. Pero podrías evitarte un poco de dolor y ahorrarme tiempo valioso si te rindes de una vez. ¿Qué dices, mocosa? ¿Aceptarás mi generosa oferta? —declaró Moa, a voz en cuello.
La muchacha aún estaba recuperándose de la tremenda carga emocional que la recepción inesperada de su preciado recuerdo había representado para ella. A pesar de ello, su mente seguía funcionando con claridad. Dejarse vencer sin pelear jamás había estado entre sus planes, así que se irguió de inmediato ante la provocación verbal de la sarcástica dama. Pretendía darle una acalorada respuesta para canalizar el enojo que estaba opacando al resto de sus demás emociones. No obstante, antes de que pudiera emitir sonido alguno desde su garganta, Syphiel la detuvo. Una vez más, le habló al oído.
—No desperdicies tu preciosa energía en algo tan inútil como responder ante las incitaciones de esa mujer. Nada de eso valdrá la pena ni te dará ventaja alguna en esto. Solo concéntrate e intenta guiar a tu compañera. No podrás pelear de manera directa, pero cada maniobra tuya será crucial, pues la réplica de Saoirse te obedecerá. Debes sincronizarte con ella.
Dahlia respiró profundo e intentó traer a su mente algún recuerdo de sí misma en medio de alguna pelea cuerpo a cuerpo, pero el esfuerzo fue en vano. Las escasas memorias que poseía le resultaban insuficientes.
—No recuerdo nada acerca de cómo luchar. ¿¡Qué haré!? ¡Estoy perdida así! —expresó la chica, mirando de reojo a la dama.
—Tu memoria no es el único lugar en donde encontrarás las destrezas que necesitas ahora, créeme. Siempre deberás confiar mucho en ti, pero también tienes que confiar en quienes te aman. ¿Podrás hacer eso?
—¿Cómo voy a hacer semejante cosa? Ninguno de mis padres está cerca de aquí para ayudarme.
—¿Acaso piensas que solo tus padres te aman? Si es así, estás muy equivocada, pequeña. Saoirse te ama tanto como lo hace tu propia madre, tanto como lo hago yo misma.
Aquellas sentidas palabras de la mujer tocaron el corazón de la joven de manera inmediata. Había una conexión emocional muy fuerte entre las dos desde su primer encuentro, eso era obvio para ambas. Pero ser amada por ella y por otra desconocida así, sin que hubiera un motivo aparente, resultaba incomprensible para la rubia. Sin embargo, no había tiempo para más plática. Syphiel supo que había llegado el momento para hacerse a un lado cuando escuchó la voz de Moa, cuya escasa paciencia se había colmado.
—Tomaré tu largo silencio como un rechazo completo hacia mi propuesta. Tú lo quisiste. Entonces... ¡sufre!
La colosal criatura de tez verdosa le asestó un potente puñetazo en la mandíbula a su adversaria, el cual la tumbó con increíble facilidad. A escasa distancia de las gigantescas réplicas, la encantadora lucía confiada en la efectividad de todas sus maniobras, mientras que Dahlia estaba tirada en el piso. Se notaba agitada, mareada y adolorida, sin la más mínima noción de lo que debía hacer para ayudarle a su compañera en aquella lucha. Por lo tanto, la combatiente de piel rojiza se hallaba en serios aprietos. Si su convocadora no la guiaba, la monumental fémina derribada sería brutalmente golpeada hasta que terminase desapareciendo. Aun así, los problemas más graves no eran para el ente gigante, sino para su dueña. La chica terrícola sentiría cada uno de los daños infligidos en la guerrera que la representaba en la pelea, incluida la obliteración.
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Pacto de Fuego [Saga Forgotten #2]
FantasyLa consciencia de Dahlia se encuentra aprisionada en un lugar del cual es casi imposible regresar. Nadie ha salido ileso de allí. ¿Podrá ella liberarse? ¿Recuperará su cuerpo? ¿Seguirá siendo la misma chica de antes? Amadahy no tiene idea de lo que...