Láeki dejó salir un poderoso aullido desde lo más profundo de sus entrañas. De esa manera, alertaba a toda la aldea y, además, le estaba anunciando el regreso de Amadahy a Elsu, el jefe de los Páyori. Una vez que el gigantesco lobo posó sus patas sobre el suelo, el hombre salió corriendo al encuentro de su hija. La recibió con un efusivo abrazo. Al notar que estaba llorando, temblorosa, se la llevó de inmediato al interior de su tienda. Deseaba darle una infusión herbal tranquilizante y abrigarla. Era obvio que la muchacha no contaba con claridad mental alguna para contarle lo que había sucedido durante su prolongada ausencia. Sus ojos enrojecidos, bajo un par de párpados hinchados, junto con las mejillas bañadas en lágrimas, hacían de ella la vívida imagen de la angustia.
—Por favor, vigila bien nuestra aldea mientras mi niña recupera sus fuerzas —dijo el hombre, al tiempo que miraba a la bestia protectora.
El gran animal de pelaje plateado hizo un ligero movimiento hacia delante con su cabeza a manera de respuesta. Luego de ello, se marchó a paso rápido hasta llegar a los linderos del pueblo. Desde ahí podría extender su barrera espiritual para cubrir todo el perímetro de las tierras habitadas por aquella tribu. Ninguna persona u objeto que resultase ser una amenaza podría cruzar dicha barrera sin que Láeki se percatase. Dado que aún no se había logrado establecer un tratado de paz con los clanes vecinos, no debían arriesgarse a bajar la guardia. El apoyo del lobo les brindaría un margen razonable para obtener el informe de Amadahy y luego prepararse para la difícil batalla contra los Olvidados.
Después de que la chica ingirió dos tazas completas del brebaje para calmar los nervios, por fin logró calmar los fuertes accesos de llanto que antes no le daban tregua. Los escalofríos todavía no la dejaban en paz, pero al menos ya se sentía en capacidad de hablar. Lo primero que hizo fue levantarse del camastro en donde yacía acostada. Caminó unos pocos pasos hasta el sitio desde donde la observaba su padre, quien estaba sentado sobre un banco de madera oscura. Él se puso de pie y la rodeó con sus brazos. Comenzó a acariciarle los largos cabellos mientras le cantaba con dulzura en voz baja. La muchacha se dejó mimar durante un buen rato, pero luego se fue liberando despacio del tibio abrazo de su papá. Extendió las palmas frente a él y dio inicio a su explicación.
—Esta marca que ves en mis manos significa que debo dirigir a los demás integrantes de un importante acuerdo llamado Pacto de Fuego. Lucharemos duro en medio de una batalla contra una poderosa criatura que amenaza con destruir nuestro mundo.
—¿De quién hablas, hija? Sabes que estamos en enemistad con las tribus vecinas, pero ninguna tiene el poder necesario para devastar el planeta entero.
—Esta criatura no habita en el mundo que conoces, padre. Rakkaus, el alma de la Tierra, dividió nuestro planeta hace siglos en tres dimensiones: blanca, negra y gris. Lo hizo precisamente para proteger a los integrantes del Pacto de Fuego para que no cayeran en las garras de ese monstruoso ser.
El varón abrió los ojos al máximo ante aquella revelación tan impactante. Nunca se hubiese imaginado algo semejante. Sin embargo, no ponía en duda ninguna de las palabras pronunciadas por ella. Tanto los sucesos sobrenaturales como las criaturas mágicas eran cosas normales y aceptadas por toda la gente de la dimensión blanca. Para él, era natural aceptar dichas noticias como verdaderas, por más sorprendentes que pudieran parecer.
—Aunque todavía no entiendo a qué te refieres con lo del Pacto de Fuego, si fuiste la elegida para dirigirlo, estoy seguro de que debe ser por algún motivo trascendental. Tú, mi amado bosque de agua, eres una digna líder para cualquier ejército. ¿En dónde está el ente que debemos derrotar?
—Este ser, la emperatriz Nahiara, vive en la dimensión negra. Ella cuenta con una energía estelar oscura inconmensurable. Ya destruyó a casi todos los seres vivos pertenecientes a su dimensión. Sé que no se detendrá hasta que la oscuridad se haya apoderado de las tres dimensiones. Necesito que la tribu entera me apoye para que protejamos nuestro hogar, la dimensión blanca. Además, la dimensión gris también necesita del poderío del clan.
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Pacto de Fuego [Saga Forgotten #2]
FantasyLa consciencia de Dahlia se encuentra aprisionada en un lugar del cual es casi imposible regresar. Nadie ha salido ileso de allí. ¿Podrá ella liberarse? ¿Recuperará su cuerpo? ¿Seguirá siendo la misma chica de antes? Amadahy no tiene idea de lo que...