4: All Eyes on You

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Ese sábado por la tarde Niall se encontraba con la cabeza puesta en los ojos color miel que había conocido hacía dos días.

Ya había soñado con él. Ya se había ilusionado con él. Ya había imaginado que vivían felices para siempre. Y ahora sólo le quedaba esperar a que se volvieran a ver.

-¡Niall! ¡Te necesito aquí en este instante, jovencito!- Su madre interrumpió una maravillosa cita imaginaria en la que ambos se encontraban tomando helado de la mano mientras caminaban por la plaza llena de pajaritos y flores en primavera.

-¿Si, mamá?- Preguntó entrando en la cocina y corriéndose rápidamente para evitar ser golpeado con una olla que su madre se empeñaba en guardar en la alacena más alta. La olla golpeó el piso con un estruendo.

-Pásame eso, cariño- Exclamó suavizando el tono. Se encontraba subida a una silla y en cuanto su hijo le alcanzó el elemento que se le había resbalado de las manos, lo guardó con sumo cuidado y se bajó de la silla limpiándose las manos en el delantal.- Necesito que vallas por leche. No nos queda ni una gota en la nevera y yo me encuentro demasiado ocupada haciendo la cena-.

-De acuerdo-.

-Toma algo de dinero de mi cartera y no olvides las llaves- A pesar de tener 17 años su madre se empeñaba en recordarle cada detalle. No iba a olvidar de salir de casa sin llaves, eso era obvio.

El viento parecía haber aminorado un poco, pero el frío seguía metiéndose por entre sus ropas, haciéndolo temblar.

En cuanto estaba por dirigirse al supermercado de siempre, sus pies lo llevaron directamente a la parada de autobuses. ¿Iría hasta el que quedaba del otro lado de la ciudad sólo para poder pasar por delante de la pastelería? Al subir al transporte público inconscientemente, se respondió que sí.

Luego de unos largos 40 minutos se bajó y se dirigió a un pequeño almacén que quedaba enfrente de la plaza. Compró dos cartones de leche y sus pies volvieron a tomar el control de su cuerpo para llevarlo de paseo por las calles del centro.

La pastelería se encontraba con bastante gente sentada en las mesitas de adentro, conversando y tomando café. Esto no lo desanimó.

Abrió la puerta y lo recibió la campanita, el inconfundible aroma a pastel recién horneado, y el aire caliente que invitaba a quedarse durante un largo rato. Se puso en la fila detrás de dos mujeres que terminaban de pagar y se dirigían a su mesita.

-Buenos días, ¿En qué puedo...? ¡Pero si eres tú!- Zayn lo miró con una amplia sonrisa que le contagió a Niall. -¿Vienes a tomar algo, esperarás a alguien para pedir?-. Le preguntó divertido.

-No, no. Sólo pasaba a...- Se dio cuenta que no había pensado una excusa- Saludar. Hola-.

-Qué bueno que viniste, Niall. Ya estaba pensando que me falta ayuda aquí en la pastelería, y como tú fuiste un muy buen ayudante, espero que consideres la idea que te propongo-.

El rubio se lo quedó mirando sin entender.

-¿Quieres trabajar aquí?- Le preguntó, alzando las cejas. El chico de los ojos celestes comprendió y se pegó una palmada en la frente.

-¡Oh! Ya entiendo. Gracias, pero no por ahora. La escuela y todo eso-.

-Ya veo. Qué lástima. Pero recuerda que la propuesta sigue en pie por si la reconsideras-.

-Sí, claro-. En cuanto estaba por despedirse, el moreno habló.

-Oye, es sábado y ya estoy por cerrar. ¿No te gustaría esperarme, que vallamos a comer algo y luego te invite al cine? Están dando una película muy buena que tengo ganas de ver-.

Esa propuesta sí lo tomó por sorpresa. Creyó haberla malinterpretado, como la de trabajo.

-¿Una película, tú y yo?- Balbuceó, como pudo.

-Sí. Nadie quiere acompañarme a verla y pensé que tal vez tú serías una buena compañía-.

El rubio se quedó callado hasta que comprendió que Zayn esperaba una respuesta, lo mismo que la gente que había comenzado a hacer cola detrás de él para ser atendida.

-Eh, sí. Perfecto. Excelente idea- Comenzó a exclamar, demasiado fuerte a su parecer, hasta que recordó la bolsa con los cartones de leche que su madre le había enviado a comprar. Ya debía estar furiosa con él.- Pero, no puedo hoy. Mi madre me envió a comprar y estará esperando las cosas, asique lo siento-.

Zayn, que sonreía, había cambiado de expresión rápidamente, sorprendido.

-Oh, no, lo entiendo. Otro día será- Respondió y volvió a sonreír como para evitar que vea su cara de decepción. Al menos, eso le pareció al rubio.

-Te veo el lunes, Zayn. Esta vez, de verdad- Dijo, recordando que el día anterior habían dicho lo mismo.

-Nos vemos, Niall-.

Salió de la pastelería apenado y se dirigió arrastrando los pies hacia la parada de autobuses.

Le pareció que el viaje se hizo eterno, y al llegar a su casa ya tenía ganas de ver al moreno otra vez, aunque no tuvo demasiado tiempo de meterse en sus citas imaginarias nuevamente ya que su madre le gritó por haber tardado casi dos horas cuando pudo haber ido al supermercado que quedaba a la vuelta de su casa.

A veces, Niall agradecía que su madre no tuviera un teléfono móvil, porque sino su vida sería mucho más miserable.

*****

El domingo el timbre lo sorprendió mientras jugaba videojuegos. Sabía que no iba a poder terminar la partida aunque quisiera, asique dejó el shostick a un lado suspirando, apagó la tele y esperó a que su rizado amigo se asomara por la puerta de su habitación.

-Toc, toc. Adivina quién está aquí para hacerte pasar una tarde increíble- Lo saludó Harry entrando y tirándose en la cama a su lado.

-Déjame adivinar. No serás tú- El chico le pegó un codazo y ambos rieron.

-Me enteré por tu mamá que mañana te irás a la casa de tu padre-.

-Greg y yo, sí. Por toda una semana entera. Es que mi papá quiere que pasemos más tiempo juntos y con su novia, pero adivina lo mejor: su casa queda a tan sólo dos cuadras de la pastelería- Niall sonrió enormemente y abrió los ojos lo más que pudo.

-Suerte de principiante- Resopló el chico de ojos verdes apoyándose en la pared.

-Podré verlo todos los días. Sé que será lo mejor de todas mis vacaciones- Al rubio le brillaban los ojos. Harry lo miraba ilusionado.

-Pues si quieres tan desesperadamente que sea tuyo, mejor apúrate, hermano. No querrás que alguna zorra te lo quite- Aunque el rizado estaba bromeando, Niall encontró algo de verdad en esto.

-Lo sé. Mañana iré a buscar tu pastel y lo primero que haré será pedirle su móvil-. Dijo, mirando hacia la ventana con decisión.

-¡Así se habla, oxigenado! Y verás que, por una vez en tu vida, estás haciendo lo correcto respecto al amor-.

Falling For You (Ziall)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora