Capítulo 14

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Días después

T r i s

Llegó el momento de la verdad, el Día De Visitas.
A pesar de que dude mucho que mis padres vengan a visitarnos, creo que nunca estará de más aguardar esa pequeña chispa de esperanza que nos mantiene con vida, por muy pequeña que sea.

Por suerte, hoy pudimos dormir más de lo común, pero digamos que no pude dormir todo lo que me gustaría haberlo hecho ya que estoy nerviosa porque hoy, además de ser el Día De Visitas, es el día en el que finaliza la primera etapa de nuestra inización.

¿Qué quiere decir eso?

Que hoy obtendremos nuestros resultados, y creo que las posibilidades de que pase el corte son escasas, cave decir que demasiado.

En este instante estoy ayudando a Lily a prepararse.
Yo decidí vestirme con un vestido negro con mangas (que Christina me obligó a comprarme aquel día) y unos taconazos del mismo color. (Que Christina también me obligó a comprar, y que según ella es un tacón <<común>> aunque a mí me parezca una exajeración.)
Supongo que no puedo culparla, ya que la idea de ponerme los tacones fue totalmente voluntaria. Por mí iría con deportivos, pero no combinaban bien con el vestido y quería que Cuatro me viera arreglada.

Dios mío, ¿qué me está pasando? ¿en qué momento de mi vida me ha importado que tal prenda no combine con tales zapatos? O es más, ¿desde cuándo me importa cómo o de qué manera me vea un chico?

Meneé mi cabeza para alejar todas esas preguntas que me formulo y que sé que no serán respondidas, y me concentré en el largo cabello dorado y ondulado de Lily, el cual tiene más nudos que los que ha podido tener mi cabello a lo largo de toda mi vida.
Tuve que pelear duro con ella para conseguir que se pusiera su vestido, el cual es igual que el mío sólo que sin mangas, pero en fín, un problema menos.

-¿Ya terminaste?

-Sí-solté el mechón que estaba peinando y le acomode la melena sobre la espalda-. Vamos a calzarte.

Me miró a lo largo de unos segundos, y luego elevó dos veces sus cejas.-¿Me prestarías unos tacones?

Fingí reír.-¿De qué árbol te has caído, monada? ¿Qué edad te has creído que tienes?-noté como se sonrojaba progresivamente, lo cual intentó enmascarar con una pequeña gran sonrisa, pero luego su expresión se volvió neutra, y se cruzó de brazos.

-Ni te creas que voy a ir en deportivas.

La miré con incredulidad, copiando su postura, y ésta vez reí de verdad.

-Ay, perdone usted, señorita Lily Presumida Prior.-Me gané un codazo por parte de ella, que aunque ella no lo hizo con malas intenciones, me dolió un poco.

-No seas tan bruta, Lily.-la reproché, a pesar de todo.

-¿Te hice daño?-me encogí de hombros-No quería...

-Hey, no pasa nada, da igual. Creo que tu hermana es un poco quejica, de todas formas.-Su expresión medio tristona se transformó por una feliz.

-¿Te puedo dar un abrazo?

-Ni tenías que preguntar, enana-una vez que dejó de abrazarme, saqué una caja color café de debajo de mi cama, y se la entregué-. Ahora, cálzate-Dí una palmada sobre la caja-. Quizás seas muy pequeña para usar tacones, pero he encontrado esto.

Sus ojos se abrieron al máximo, miró a la caja y luego me miró a mí y viceversa. Me parece normal, el mejor regalo que le han hecho nunca ha sido una flor. La comprendo tanto.

-¿Es...para mí?

-Exacto.-Arrimé la caja a ella, y la abrió con cuidado, dejando al descubierto las sandalias de cuero negro que la había comprado anteriormente.

Beatrice Prior's sister.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora