Capitulo 13

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T r i s

Dormía plácidamente, hasta que unos pasos interrumpieron mi sueño. Abrí los ojos y parpadeé repetidamente, hasta que estos se adaptaron a la oscuridad del dormitorio.

Apoyé todo el peso de mi cuerpo sobre mi costado izquierdo para poder impulsarme mejor y sentarme, siempre teniendo en cuenta la cama que queda arriba de mi cabeza, para no golpearme.

Todo estaba muy oscuro, por lo cual me estrañaba que alguien esté deambulando por el cuarto a estas horas, no obstante, decidí mantenerme alerta. Quién sabe, igual alguien es sonambulo.

Un sonido sordo y un grito helador rebotaron por las paredes del cuarto, sobresaltando a la mayoría de los iniciados.

Me levanto rápidamente de mi cama y caminé guiándome por el lugar originario del grito, pero alguien encendió las luces y entonces pude visualizar la realidad.

Edward yacía inmóvil sobre el suelo, con una de sus manos sobre su ojo izquierdo, de el cual sobresalía un mango metálico, un cuchillo.

Myra, su novia, estaba arrodillada a los pies del chico, sollozando con fuerza. Me apresuré a acercarme a él, y pude comprobar que su cabeza estaba rodeada por un inmenso charco de sangre oscura. Fuera morbos, me arrodillé a su lado, y aparté la mano de su ojo como pude.

-¡¡Quítamelo, quítamelo!!-Gritó, aferrándose a mis manos con una fuerza sobrehumana, supongo que debe de dolerle demasiado, no me lo puedo imaginar.
-No, tiene que quitártelo un médico, te puedo hacer daño, tienes que esperar.-Me asusté al escuchar la tranquilidad de mi propia voz, no me podía creer que estaría tan serena dado el calibre de esta situación.

-Duele...-sollozó, aflojando las manos que anteriormente sujetaban las mías con tanta desesperación, por lo que llegué a pensar que se estaba muriendo, pero más sangre empezó a brotar de su ojo, está perdiendo demasiada.
-Lo sé.-Afirmé, utilizando esta vez la voz de mi madre.

Parece que fué ayer mismo cuando venía del colegio y me raspé la rodilla con la acera, y ella vino a curarme. Me gusta utilizar su voz de vez en cuando, pensar que ella forma parte de mí.

Menos mal que pocos minutos después por fín vinieron varios enfermeros.

Me levanté del suelo y cogí ropa limpia para después de ducharme, y al terminar, tiré los pantalones manchados por la sangre de Edward a la basura.

Me lavé las manos a conciencia, pero todavía podía notar que la sangre seguía ahí.
-Eh, ¿me echas una mano?-La voz de Christina irrumpió mis pensamientos, y elevé mi vista hacia ella.
-Claro, ¿qué necesitas?-Pregunté, dejando caer mis manos.
Christina me hizo un gesto, y yo la seguí.

Ella señaló el manchurrón rojo del suelo, después de lanzarme un trapo húmedo.

-Nadie quiere limpiarlo, pero yo no puedo soportar seguir viendo esto aquí, parece la escena de un crímen.-Justificó, y yo me encogí de hombros mientras me arrodillaba a restregar la sangre, al igual que ella.

Mientras restregaba la piedra del suelo, pude darme cuenta de que sólo tres iniciados faltaban; Peter, Drew y Molly. Puedo hasta garantizar que la cabeza pensadora de este horrible plan es Peter.

Terminamos de limpiar el suelo, y yo volví al cuarto de baño a limpiar mis manos nuevamente.
El chorro cristalino de agua no tardó mucho en conventirse en rojo.
Metí mis uñas sobre las uñas de otra mano para sacar la sangre que se había incrustado, y viceversa.

Al salir del cuarto de baño, me dirijí hacia Lily, Christina, Al y Will, los cuales charlaban alrededor de la litera de Al. Pude notar que estaban incómodos, no sabían de que tema hablar en estos momentos y no les culpo; yo tampoco sé muy bien qué hacer.
-Yo igual voy a dormir otra vez.-Dijo Lily, rompiendo el silencio que nos invadía.
-Yo también, buena idea.-Se le unió Al, dándo una palmada sobre su regazo.
-Me apunto.-Afirmó Christina, y cada quién se fué a su cama, dejándonos a Will y a mí solos.
-Yo creo que si me voy a la cama ahora no sería capáz de dormirme.-Comentó él, pasando una mano por su cabello color caoba.
-Lo mismo digo.-Admití, haciéndo que mis nudillos suenen.-¿Qué tal si damos una vuelta?-Propuse, y simplemente salimos del dormitorio a caminar por ahí sin rumbo fijo.

Beatrice Prior's sister.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora