Capitulo 9

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En esa misma tarde...

T r i s

Al se terminó de tatuar más pronto que yo ya que vino antes, así que todos tuvieron que esperarme un rato.

Cuando Tori levantó la aguja de mí clavícula, solté un pequeño suspiro. Sentir una aguja clavada en la piel constantemente no es la sensación más bonita del mundo.
-Gracias.-La agradecí, mientras ella me pasaba un espejo para que pudiera ver mejor el tatuaje.
La verdad es que es justo lo que buscaba, es simple y precioso, pero, eso no es lo más importante, lo más importante es su significado.
-No hay de qué.-Hizo una pequeña pausa.-Supongo que nos veremos después de cenar.-Agregó, y yo asentí mientras me levantaba de el asiento.
-Ah, una cosa.-Dije, cuando estaba a punto de irme.-Cuando venga aquí después de cenar, ¿traigo también a mi hermana?-susurré, y ella asintió repetidas veces con la cabeza.
-Estaría bien que supiera la delicadeza y gravedad del asunto.-Comentó.

Las palabras delicadeza y gravedad se me quedaron grabadas a fuego en el cerebro.

¿Tan peligroso es ser diferente?
Según lo que la vida me ha enseñado tras el transcurso de los años, es mejor ser diferente que ser una copia perfecta de otra persona, pero supongo que los divergentes somos diferentes en otro tipo de cosas, como a la hora de pensar o quién sabe qué en quién sabe dónde. No sé si voy por el buen camino, sin envargo, creo que lo mejor sería dejar de darle vueltas al asunto hasta que vengamos aquí después de cenar.
-Hey Tris, ¿estás ahí?-Me preguntó Tori, chasqueando sus dedos delante de mis ojos. Entré en razón a la misma vez que dejé de pensar.
-Sí, lo siento estaba pensando en...bueno ya sabes. Hasta luego y gracias.-Dije, mientras salía del estudio.

Al salir, mis amigos y Lily estaban sentados en unos sillones, a mi espera.
-¿Qué te has tatuado?-Me preguntaron todos al unísono, por lo que dejé escapar una pequeña risita.
Me senté en uno de los sillones libres y les mostré mi clavícula.
-¡Me encanta!-exclamó Lily, y todo el mundo se volteó a mirar a mi hermana. En ocasiones pienso que es igual de escandalosa que una veraz. Bueno, tiene aptitudes para esa facción, así que supongo que no la puedo culpar.
-Es...vaya, te queda genial.-Dijo Christina, y Will asintió. Me giré para ver a Al.
-¿Y tu tatuaje?-Le pregunté.
El se recogió la manga izquierda, dejando la araña que tenía tatuada en el brazo al descubierto. Parecía real, por lo que me daba algo repelús. Nunca me gustaron las arañas.
-¿Te han puesto efecto 3D?-Pregunté, señalando las sombras que tenía la araña.
-Sí, eso es lo que más me gusta.-Dijo riendo.
Observé el reloj de el salón, quedaban cinco minutos escasos para empezar las peleas.
-Quedan cinco minutos para las peleas, así que levantar vuestros traseros de ahí y moveros.-Les informé a todos, mientras corría hacia la salida.
No sé si me he comportado borde con ellos, pero es lo que me pasa cuando voy a llegar tarde a algún sitio, ya que me gusta ser puntual como la que más.

Cuándo ya estaba por entrar en la sala de entrenamiento, me dí cuenta de que llevaba el vestido, los taconazos y todas las bolsas que me habían hecho comprar Christina y Lily colgadas de los brazos. Maldición.
Me bajé de los tacones y los cogí, antes de empezar a correr.
Estúpido avismo. Todas las piedritas que contenía el camino las íba pisando, y para colmo me choqué contra alguien. Me levanté del suelo rápidamente y susurré una disculpa a la persona con la que choqué.
-Llegarás tarde.-Me advirtió Cuatro.
Él es la persona con la que choqué.
Pasé de largo, sin hacerle ningún tipo de caso, ya que llevaba una prisa de los mil demonios.

Una vez en el cuarto, me vestí con unos pantalones negros de deporte, una camiseta básica de tirantes del mismo color, la cual dejaba al descubierto mi nuevo tatuaje y unas deportivas.
Me volví a recoger el cabello en una coleta, ya que en la tienda Lily y Christina me la soltaron.
No me desmaquillé, bueno, tampoco importa mucho.
Corrí otra vez hasta la sala de entrenamientos, y ya había alguien peleando en el ring.
Me abrí paso entre los iniciados hasta que dí con Will y con Christina.
-¿Quienes están peleando?-Les pregunté.

Christina me agarró del hombro y me cedió su sitio para que pudiera ver.
Lily estaba peleando contra Al.
Ella le estaba golpeando por todos los lados. Aquí algo no encaja, sé que Al si se molestaría un poco tendría más fuerza que cualquiera de esta sala.

[...]

Ya llevaban una hora y media peleando, y casi todos los iniciados (incluyendo a Eric y a Cuatro) nos moríamos del aburrimiento.
Lily estaba machacando a Al, y él en el transcurso de la pelea solamente le ha dado dos golpes contados, y de los flojos.

Al final, Lily le dió una patada en el pecho, y Al tuvo que caerse a el suelo a posta para que la pelea se dé por terminada.
-Vale, suficiente. Tengo que decir que es la pelea más aburrida que he visto en toda mi vida.-Empezó a decir Eric, pero luego se arrimó a Al, el cual se sentó en el suelo.
-Veraz, sé que la chiquilla te puede dar pena, pero si quieres pasar el corte, tienes que dejar de ser tan bueno. ¡estamos en Osadía, no en Cordialidad!-exclamó, y Al asintió.

-Siguientes en pelear...-Empezó a decir Cuatro, mientras comprovaba una lista.-Peter y Tris.-Finalizó, y se acercó a mí.
-Recuerda lo que te dije sobre mantener la tensión en el estómago, ataca primero, y usa codos y rodillas para que tus golper sean más efectivos, podrás hacerlo.-Me recordó, mientras me agarraba del brazo. Pude ver que su vista estaba clavada en mi tatuaje, y noté como mis mejillas se teñían de rojo.
-Vale, gracias, lo tendré en cuenta.-Dije, algo incómoda, mientras me aproximaba al ring.

-¿Que pasa, estirada?-Empezó Peter, y yo puse los ojos en blanco mientras apretaba mi mandíbula con ravia.-Prometo no hacerte mucho daño si lloras. Sólo un poquito. Sé que quieres hacerlo.-Dijo.

Le fulminé con la mirada, y cuando menos se lo esperaba, le propiné varios puñetazos en la parte baja de las costillas.

Cuando quiso reaccionar, Peter me agarró de la cintura y me lanzó por los aires como si no pesaría nada en absoluto.

Me levanté tambaleante mientras le pegaba una patada en la mandíbula, haciéndole despistar, por lo que aproveché para pegarle codazos y rodillazos por todas partes, tal y cómo me recordó Cuatro.

Le miré por un segundo y él asintió.

Cuando quise volver a concentrarme en Peter, ya me había vuelto a derribar de una fuerte patada en estómago.
Caí de espaldas y rodé un poco sobre el ring, mientras el dolor del golpe se estendía por todo mi cuerpo. Mi campo de vista estaba tan oscurecido y distordionado, que lo último que pude ver fué a Cuatro largándose de la sala de entrenamiento.

Supongo que la pelea no era lo suficientemente interesante para él.

Después sentí un golpe en la cabeza, y mi vista se tiñó completamente de negro.

Beatrice Prior's sister.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora