I

8.1K 339 22
                                    

Me despierto estirándome en mi enorme cama, tocando el lado izquierdo con mi mano buscando a la que será mi futura esposa dentro de tres días. No puedo creer que realmente esto esté pasando, siempre creí que lo de casarme no era lo mío. Sobre todo en los finales de mi adolescencia donde había encontrado a las fiestas más el alcohol como mis mejores y más fieles amigas pero supongo que todo eso se acabó, el día que conocí a Ruth. ¿Y que tendrá Ruth que no tienen las demás? Curvas, es la palabra que siempre cruza mi mente. Unas que son bellísimas y con el tiempo note que no hay nada más placentero que estar dentro de ella. Eso es lo que básicamente hice los primeros dos años de nuestro noviazgo, sin saber que ella me iba a arrastrar a conocer a mis suegros en un abrir y cerrar de ojos. Tuvimos algunas crisis, pero eso nos hizo más fuertes aun que ni siquiera recuerde que fue lo que me llevo a pedirle matrimonio. Mis amigos, sobre todo Nathan, quien sostiene que es la costumbre, la química sexual y el fanatismo casi rozando la obsesión que ella tiene por mí lo que hizo que se lo propusiera. Suspiro.

- Amorrr-esa es su voz, tiene la costumbre de alargar las últimas letras de las palabras- buen día.

Cierro mis ojos, cuando siento como sus besos comienzan a bajar por mi pecho haciendo que automáticamente me sienta excitado. Ella sabe exactamente cómo hacerlo.

- Ruth- comienzo a decir tomándola de los hombros para sacarla de encima- basta- alza su vista, me mira sin entender con sus ojos negros alzando una de sus cejas.

- ¿Tan difícil se te hace decirme Amor?- se sienta encima de mis piernas cruzando sus brazos a la altura de su pecho.

- No empecemos, por favor- digo para intentar calmar las aguas.

Siempre se irrita porque esa palabra no sale de mi boca y no sé cómo explicarle que no me parece necesario tener que llamarla de esa manera para expresar lo que me pasa con ella. Pero ahí está Ruth insistiendo hasta el cansancio con su discurso...

- Si, empecemos. Estamos a tres días de casarnos, hace dos años que estamos saliendo y cuatro que nos conocemos. No puede ser que nunca se te haya cruzado por la mente llamarme así- siento como se desliza por encima de mi cuerpo para enfrentar su cara con la mía.

Ruth, tiene ojos oscuros y pelo ondulado, tiene una piel suave y bronceada. Es coqueta, la mayor parte del tiempo y algo...

- ¿Me estas escuchando?- asiento- Esto no va funcionar si no.

Dios, pongo mis ojos en blanco.

- Un apodo, no define lo que sentís por alguien Ruth- conecto mi mirada con la de ella- Decirlo o no, no quiere decir que te quiera menos o más.

- Se supone que tienes que amarme - agarra mi cara con sus manos y la aprieta para besarme- Igual yo lo hago lo suficiente como para cubrirnos a los dos.

Me sonríe ampliamente mostrando sus dientes excesivamente blancos. No sé qué la llevo a blanqueárselos de esta manera, juro que al principio me daba miedo apagar la luz y que le brillaran.

- Hoy, se juntan con Nathan no te olvides y los demás en ese restaurante-bar que eligieron- comienza a decirme mi rutina mientras se baja de encima mío y se sienta al lado.

Lleva una de mis remeras que le queda un poco corta, debería ser más baja para que la cubriera totalmente. Sé que no tiene nada debajo, porque siempre es así. Ella siempre esta predispuesta a todo. ¿Sera eso lo que me aburre de pensar en el casamiento?

Ojala te enamores (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora