Epilogo

3.6K 224 46
                                    

Dos años después

Increíble ya he pasado dos años fuera de mi queridísimo Buenos Aires y no me siento mal al respecto. Al comienzo creí que sería difícil pero la adrenalina de haber ganado la carrera me empujó a que decida que la ciudad de Nueva York sea mi nuevo lugar aunque no tenga la vocecita de mi hermana siguiendo cada paso que doy, ni los ojos azulados de Lena alentándome, ni los abrazos de mamá... suspiro. He conseguido adaptarme al idioma y al humor casi inentendible de los gringos que aún no saben dónde queda Argentina. Además, he competido en varias carreras, no he dejado de entrenar ni de focalizarme en mis propias metas. A veces sufro de deslices en donde necesito saber de ella y hemos hablado no voy a negarlo. Veo sus fotos y vídeos la noto distinta pero con su esencia intacta. No sé cómo explicarlo pero sonríe con plenitud sin miedo a que podrá pasar, como si no existiera un porque, ella simplemente aparece feliz disfrutando de todo. Debo admitir que nada me reconforta más que esto.

Camino por mi apartamento mientras que tomo un café cortado de Starbucks mientras que la nieve cae por la ventana pero sin detener la locura de la ciudad en donde la gente no deja de vivir, ni de hacer porque nada los detiene. En ese momento, suena mi teléfono haciendo que voltee a mirarlo está sobre la mesa y se ilumina. Me quedo quieto mientras que se ilumina por tercera vez lo que me sorprende porque no recuerdo esperar ningún llamado. Hoy ni siquiera entreno con el niño James, el apodo es porque tiene apenas veintiún años y me mandonea como si tuviera cuarenta. Me acerco para dignarme a tomarlo y digamos que me apresuro cuando veo que es una llamada entrante de mi padre.

- ¿Pa?-digo cuando apenas cojo la llamada.

- Al fin te dignas a atender- me dice con su voz carraspeada mientras que de fondo hay muchísimo ruido.

¿En dónde se ha metido?

- Lo siento -Le digo aún sorprendido por la llamada- ¿qué sucede?

- Esto es bastante simple, estamos aquí en el aeropuerto de Ezeiza y en dos horas salimos para allí.

Me quedo en silencio, porque creo que no he escuchado bien...

- ¿Evan?-dice mi padre algo fastidiado por mi silencio.

- ¿Es una broma? -consulto mientras que escucho como Hollie grita que no.

- ¿Has escuchado? -en este momento estoy sonriendo como un imbécil porque ver a mis padres y hermanita.

- Si, dios, sí. Al fin vienen a ver a su único hijo hombre y el mayor -reclamo en un tono infantil para escuchar cómo se ríen.

- ¿Esos son celos? -Dice mi madre que se ha apoderado del celular- Escúchame, apronta la habitación de invitados para nosotros y Hollie puede dormir en el sofá.

- Aprontare la habitación dormiremos allí con Hollie, y ustedes dormirán en mi cuarto -digo sin entender por qué pretenden que la niña duerma en un sofá.

- Quiero dormir en el sofá -me dice mi hermana menor que ya tiene diez años.

Si, diez, es tremendo como vuela el tiempo y todavía me cuesta superar que ya su edad este compuesta por dos cifras.

- ¿Por qué no quieres convivir con tu hermano? ¿Ya me has reemplazado? -digo escuchando como suspira cual niña mayor de edad.

- Jamás te reemplazaría pero quiero ver tele hasta tarde... -dice quejosa como si me reclamara que la dejara.

- Puedes mirar tele y luego dormir en el dormitorio...

- Maldición -dice bajito para mandonearme agregando- Haz caso, una vez apronta el sofá y el dormitorio de invitados. Punto, Van.

Ojala te enamores (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora