Cap. 17

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Narradora

FlashBack:

- ¿Estás bien? - Le preguntó Dylan. La expresión de aquella había decaído luego de verlo. 

Apenas el rubio había desaparecido con esa chica, reposó uno de sus brazos sobre la barra, cubriéndose el rostro con la mano. El de ojos oscuros notó cómo estaba intentando volver a equilibrar sus emociones y sentimientos, hasta se podía ver de lejos su cabeza acomodando y desacomodando estantes. Estaba pensando demasiado.

- Sí. - Tragó con fuerza. - ¡Barman! trae un trago más por aquí. - El joven asintió.

- Emborracharse no es la solución...

- No me fastidies, Dylan. No soy estúpida, no voy a ponerme a tomar descontroladamente solo por un imbécil.

- Si tú dices...

Y al final de la noche, la pelinegra solo había tomado ese trago, mientras que su amigo casi no podía dar dos pasos sin caerse de lo ebrio que se encontraba. Vaya ironía... se suponía que la deprimida era ella.

- Dylan, ¡joder! ¡ayúdame, que estás pesado!

- ¿Estás llamándome gordo? - Arrastró las palabras, frunciendo el ceño y entrecerrando los ojos. - ¡Discúlpame, no todos podemos tener esa gloriosa cintura! - Rió por lo afeminado que sonó ese comentario.

- Luego hablaremos de tus complejos por no poder tener cuerpo de mujer, ahora mismo estaría necesitando que cooperes conmigo. Vamos a tomar un taxi, no tengo licencia, y como eres un genio... no recordaste que tu eras el único que podía manejar.

- No es necesario... podríamos ir caminando.

- ¡¿Bromeas?! ¡no puedes ni mantenerte de pie, y ni de chiste voy a cargarte todas esas cuadras! vamos a tomar un maldito taxi y se acabó, oh... y tú pagarás. - El chico soltó una especie de gruñido.

Una vez en el transporte su viaje solo duró unos cuantos minutos, Skyler le tendió el dinero al conductor y casi a rastras sacó al castaño del auto, quien no paraba de refunfuñar, parecía un viejito quejoso.

Lo más difícil se vio cuando tuvo que subirlo por las escaleras. El chico no paraba de reír, quién sabe por qué razón, y esta ponía una enorme fuerza de voluntad para no dejarlo ahí abandonado.

- ¡Nos vas a tirar! - Le gritó, alterada. Era tanta su torpeza al levantar las piernas e intentar hacer fuerza que terminaba desequilibrando a la muchacha, al punto de casi caerse. - ¡¿quieres comportarte?! - Aquel prosiguió con sus carcajadas. - dios, eres peor que un niño pequeño.

- Mami, yo no lo hice. - Rió solo ante su chiste, mientras aquella volcaba los ojos. ¡Quién la mandaba a meterse en esto! ya sabía algo... la próxima vez que Dylan le dijera de salir a parrandear la respuesta sería un rotundo: NO.

Una vez en la planta de arriba lo guío hasta la habitación en la que había estado durmiendo, y lo llevó a la ducha. Abrió el agua fría e hizo que este entrara al estrecho lugar, tiró de su espalda para abajo y dejó que el chorro le cayera directo sobre la cabeza.

- ¡Está fría! - Bramó Dylan, estremeciéndose por tan baja temperatura.

- Mañana me lo agradecerás. - Este parecía seguir divertido, aún se veía esa graciosa sonrisa plantada en su rostro.

Luego de unos minutos en que el agua corrió, dejó de hacer presión sobre la columna vertebral del castaño y le dejó enderezarse. Este sacudió su húmedo pelo, apartándolo de su rostro. La de cabello negro le tendió una toalla para que se pudiera secar la cara, sin embargo... este no la aceptó, en su lugar, soltó una que otra risita.

Olvídate de mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora