Olvídate de mi.

Cap. 1

Skyler:

Había puesto el despertador una hora antes a propósito, haría lo que fuera con tal de no escuchar los histéricos y rompe-tímpanos gritos de a quien debo llamar "madre". Eran nada menos que las seis a.m. Sí, se darán cuenta de el punto al que puedo llegar.

 En mi ventana se mostraba un día nublado, podía sentir frío helandome los huesos. Fui a mi armario, abrí las puertas de punta en punta. Solo había minifaldas, tops sin mangas (con los hombros al descubierto) y  escotes de infarto.  Antes, aunque hicieran grados bajo cero no me hubiera importado y me hubiese puesto lo más exuberante que encuentre más mucho maquillaje y unas botas largas o, de lo contrario, tacones aguja. Sí, así iba a la escuela y a todas partes, claro que para discos o fiestas iba muchísimo más producida, con vestidos que dejarían a cualquier hombre con la lengua afuera. Tomé toda esa pila de ropa rebuscando algo decente para ponerme, no encontraba nada. Finalmente luego de luchar con los kilos de ropa amenazando por dejarme enterrada y asfixiarme logre sacar unos pantalones negros rasgados y una camisa de mangas largas del mismo color, lisa y simple. Era raro, yo nunca iba de manga larga y amaba llevar mis piernas lo más descubiertas posible, pero ya no, ahora me resultaba repulsivo. Coloqué un gorro negro de lana que caía sobre mi cabello y fui directo a maquillarme. Tampoco lo hice como antes, antes me hubiera puesto base, rubor, iluminador, gloss rojo intenso, maquillaje, corrector, me hubiera delineado y arqueado las pestañas, hoy no. Dejé mi cara totalmente al natural exceptuando una cosa, maquillé mis ojos con muchas sobras oscuras, luego los delinee y, por último, di mascara a mis pestañas. Ese era como mi sello personal, los ojos muy al estilo Avril Lavigne, amo maquillarme los ojos y mucho más si es con negro, (bastante producido) puse unos borcegos en mis pies y ya estaba lista. 

Ahora debía seguir con mi tarea, como toda la ropa que estaba en mi armario no la usaría nunca más ya no tenía más que empacar. Tomé una bolsa para residuos y coloqué todas las prendas en esta, batalle un poco para que entre pero finalmente logré cerrarla con un nudo. Vi mi armario, solo tenía las perchas, para ser sincera quedaba mucho mejor así. Cerré mi valija y la dejé preparada. Mi habitación estaba prácticamente toda desarmada. No tengo idea de cómo tuve fuerzas para levantarme hoy u ayer, u cualquier día desde hace tiempo. Ni siquiera sé cómo es que puedo estarme yendo al instituto, mire un poco más el cuarto casi vacío y bajé sin ninguna pena. 

- ¿Qué es lo que haces tu todavía aquí? -Exigió mi "madre"con molestia.- ¿no deberías haberte ido ya de mi casa? no quiero que sigan rumoreando que una golfa vive en este lugar.

- No te preocupes, querida madre, -Dije con sarcasmo.- en cualquier momento me voy y tendrás toda la casa para ti y para tus hijos, los que sí son dignos, claro.

- Tu solita te hiciste esto y desde entonces nuestros vecinos no paran de cuchichear por tu culpa. Que bochorno. -Puse los ojos en blanco. - ¡Más te vale que te vayas cuanto antes Skyler!

- Ni que quisiera estar aquí. -Repuse con seriedad.

- Miren la zorrita del pueblo ha despertado. - Les presento a mi hermano mayor Brad, de dieciocho ¿Vieron que hermosa es mi familia? lo sé, me tienen mucha envidia. - Se puede saber ¿qué hace esta cualquiera todavía en nuestra casa mamá? -Me miro de arriba a abajo con desprecio. 

- Eso mismo quisiera saber yo, hijo. 

- ¡Mami échala de casa! -Y ahí aparece mi malcriada y consentida hermana menor, Emma. Una preciosidad de ojos grises y cabello castaño, aunque por dentro es el mismísimo demonio. Tiene once años.- mis amigas están comenzando a preguntar si tengo algo que ver con ella. -Su cara se contrajo en repulsión.

- Yo estoy de acuerdo con ella. - Mi último hermano menor, tiene quince, es Miles. Él es el más parecido a mi de los tres. Su cabello es negro, su piel es blanca como la nieve y sus ojos son color chocolate.