Skyler:
Miré hacia todos lados, analizando donde me encontraba.
Estaba en la casa de mi abuelo, en la sala de estar.
Y traía puesto un vestido blanco, veraniego.
De fondo, como a lo lejos, se escuchaba la gruesa y seductora voz de un hombre cantar.
Reconocía esa canción. En ese preciso momento no recordaba el nombre, pero sabía que la conocía porque la letra surgía en mi cabeza a medida que la iba cantando.
- Sky.
Esa voz...
Alcé mi cabeza de repente, sin podérmelo creer.
Mis ojos rebalsaron de agua.
Ahí estaba él, parado frente a mi, detrás de su sofá de cuero, en el que tanto me estuve sentando últimamente.
Una amplia sonrisa adornaba su rostro, cuanto había extrañado esa sonrisa. Cada día se me hacía más difícil mantenerla en mi memoria, y ahora ahí estaba, ante mi.
- Abuelo. - Apenas murmuré, incrédula, llena de alegría.
Tomé impulso.
Fui corriendo y me lancé en sus brazos, ya abiertos, sintiendo como lágrimas de emoción me brotaban sin poder contenerlas.
Lo escuché reír cuando lo abracé, me pareció el sonido más hermoso del mundo.
Me estrechó entre sus brazos, y pude sentir una paz como no sentía desde que era una niña.
Como extrañaba eso.
Lo apreté fuerte a mi, llena de felicidad, y rogué al cielo que ese momento durase aunque fuera un poquito más.
- ¿Cómo has estado mi pequeña? - Preguntó, separándose, mientras secaba las gotas saladas de mi rostro.
- No muy bien. Te echo mucho de menos. - Confesé, con tristeza.
Su sonrisa se ensanchó ante lo que dije.
- Yo también.
- ¿Y tú? ¿tú cómo estás?
La deslumbrante mueca de goce que me brindó me dio una tranquilidad arrasadora.
- Yo estoy muy bien. - Aseguró. - No podía perderme este día. Felices 18, mi pequeña.
No pude evitar mirarlo llena de amor.
Luego de que tanto había sufrido ese día porque él no estaría conmigo, había venido a verme sólo para desearme un feliz cumpleaños. Esas eran el tipo de cosas que te llenaban el corazón, y el mío se inundó en calidez al escucharlo.
- Gracias. - Musité, enternecida, volviendo a abrazarlo fuerte.
No quería que ese momento se terminase.
- Bueno, cariño, me tengo que ir.
- ¿Ya? ¿tan pronto? - Musité, como si hubiese vuelto a tener cinco años.
Sonrió ladeadamente, con gracia.
- Eres fuerte, Skyler. Sé que ahora se siente como si no fuera así, pero no necesitas a este viejo. Ya eres toda una mujer, falta muy poco para que vueles completamente por ti misma.
- Estoy asustada. El futuro es incierto. Me gustaría tenerte conmigo, que pudieras aconsejarme, hay veces en las que siento que no podré con todo. Las responsabilidades de un adulto son muchas. No sé si estoy lista para eso. - Negué con la cabeza, afligida. - Soy muy inmadura. Tengo mucho por aprender. No quiero defraudarte, no quiero equivocarme.
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Olvídate de mi.
Teen FictionElla no es una santa, no es dulce, no es delicada, ella es... una zorra. Esta no es una historia de amor, esta es una historia de olvido y del olvido no se puede pasar al amor ¿o sí? La zorra de los tres chicos más ardientes del instituto. Cuando se...