Cap. 23

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Flashback:

Todo el instituto se enteró de quién era Skyler Jhonson el día en que llegó de la mano del chico por el que todas, hasta las de último año, morían. Este era por supuesto, y sin lugar a dudas, el mismísimo Dylan Eastwood. Heredero de una gran fortuna y ardiente como el infierno para sólo tener 16 años, y ¿por qué no? Un rompe corazones en potencia. Por lo cual no era de asombrarse el verlo de coqueto, pero sí lo era el  verlo comportándose como el novio de una. Tomándose de las manos, abriéndole la puerta, eso sí que era toda una novedad que tenía a todo el mundo shockeado y husmeando lo que hacía la nueva interesante... ¿pareja? Si es que eso era lo que eran...

El rumor no tardó demasiado en llegar a oídos del rubio.  Más bien, ahora que era "íntimo amigo" de Eastwood, no tardó demasiado en verlos frente a sus propios ojos coqueteando y haciéndose cariñitos. No se lo podía creer, estaba más allá del sueño más loco que hubiese podido tener, y la realidad es que no era para menos. Dylan Eastwood había hecho que rompiese la amistad con su mejor amiga, con una de las personas más importantes para él, con el pretexto de que "no se podían tener amigas" y ahora precisamente A ELLA era a quien se estaba intentando ligar, era obvio que estaba poniéndolo a prueba, presionándolo, y en verdad se creía capaz de explotar ante semejante perrada que le estaba haciendo. No toleraba tenerla cerca todo el tiempo, permanentemente llevándole a la cabeza lo que había hecho, teniendo que hacer frente de esa forma a el, probablemente,  más grande error que había cometido en toda su vida, y el que más culpable estaba haciéndolo sentir. No soportaba ver su indiferencia ante él, y mucho menos esa mirada fría, carente de sentimiento alguno, que le echaba las pocas veces que se dignaba a posar sus ojos sobre él. Y verlos juntos, verla con la persona que tuvo la idea de que ellos se separasen, en verdad que le retorcía el estómago, no podía aguantarlo. Cuando estaban mucho tiempo juntos siempre buscaba una excusa para zafarse, no sabía cuánto más podría verla. Todo era intolerable, desde sólo tener que pasar tiempo con ella, cuando la tensión entre ellos se podía cortar a cuchillo, hasta tener que pasar tiempo con ella teniendo a DYLAN EASTWOOD como pareja romántica. Era demasiado para que su cerebro pudiera sólo procesarlo. Sin embargo él no era ningún imbécil, y mucho menos una persona dócil, por lo que no sabía cuánto tiempo podría callarse lo que llevaba tragándose desde que vio las intenciones del castaño. 

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Era un sábado por la noche común. Cuatro compañeros, entre ellos Cole y Max, se habían reunido en la mansión Eastwood para llevar a cabo una partida de poker. Todos se sentaron alrededor de una mesa redonda de madera pulida, el anfitrión bajó las escaleras más que sonriente y los saludó uno por uno. 

Al momento se escucharon otros pasos bajando las largas escaleras, el rubio atisbó hacia arriba, al igual que todos los demás, curioso. Dylan había propuesto utilizar su casa porque se suponía que no habría nadie más que la señora que trabajaba allí para atenderlos, y se suponía que ella estaría en la cocina, así que no fue el único que pestañeó atónito e incrédulo cuando una joven silueta femenina con un largo cabello negro y vestida de entre casa apareció ante ellos. ¿Qué era lo que ella hacía allí y vestida de esa forma? Fueron una de las inevitables preguntas que se formularon en la cabeza del de ojos azules, pero prefirió no responderse a sí mismo porque sabía que cualquier opción de respuesta sería una mismísima mierda. 

- Dylan, ¿sabes dónde está el...? - Se frenó al ver la sala con cuatro chicos de la escuela, dos a los cuales ya conocía, Cole y Max, y a los otros dos los tenía de vista pero no sabía sus nombres. - Oh, lo siento... No sabía que había gente, no quería molestar. 

Sus ojos y los del rubio  fueron los primeros que conectaron, por lo que ambos retiraron sus miradas de forma inmediata. 

- Tranquila - Dijo Dylan, sonriéndole dulcemente. - no molestas. - Ella le devolvió el gesto. - Es más, podrías quedarte si quieres. 

Olvídate de mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora