Cap. 25

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Skyler:

- Kitty-kat, cariño... creo que todos tenemos la suficiente madurez como para que esta excursión transite en paz, ¿cierto? Ya casi todos cumplimos la mayoría la edad, algunos ya somos legales, no creo que vaya a haber inconvenientes, ¿verdad? - Interrumpió Max. Como siempre, tan carismático y persuasivo, intentando calmar las aguas. 

Kat suspiró, mirándolo y analizando. 

- Hay algo en lo que estoy de acuerdo. Estoy cansada de pelear. - Dijo, luciendo verdaderamente exhausta y neutral. 

Max sonrió ampliamente. 

- Maravilloso.

La relación de Kat y Max es un tanto confusa si he de ser sincera. La definiría como ambivalente. Creo que hubo un tiempo en el que Max tuvo un enamoramiento con Kat; sin embargo, en una primera instancia, ella nunca le prestó atención, aunque tampoco creo que se tomara muy en serio sus coqueteos debido a su reputación. "Hazte la fama, y echate a dormir", dicen. Sin embargo, y puedo decir esto convencida, pese a las apariencias, Max no es demasiado mujeriego, rara vez le gusta alguien y cuando lo hace sólo se enfoca en esa persona porque no suele estar interesado en nadie más. Loco, ¿ah? Lo sé. Soy la única con la que ha tenido algo casual, y si me preguntan a mí, creo que no quiere renunciar a eso porque le da miedo exponerse y comprometerse. Tengo el presentimiento de que cuando Max se enamore estará total y completamente perdido de amor por la chica que elija. Y, seamos sinceros, eso asusta. Asusta como la mierda enamorarse hasta el punto de exponerse y mostrarse vulnerable sin siquiera quererlo, porque te surge ser así de abierto con la persona que amas, y perder parte del control. 

 Lo más curioso que tienen Kat y Max es que no son demasiadas las veces que los he visto hablar, sin embargo parece como si se entendieran, como si compartieran un mismo código que se mantiene implícito, y saben cosas del otro. A veces lucen como las personas más cómplices del planeta y otras parecen tan distantes que se los tomaría por completos extraños y desconocidos. Si me preguntan a mí, confuso, ambivalente y extraño, no sabría definirlo. 

- Veo que has traído a tu perro faldero contigo. - Dijo, con esa misma sonrisa inmutable, mirando hacia el amigo que rodeaba de los hombros a Kat. 

- ¿Quieres pelear? - Le respondió prepotente el chico que estaba junto a la pelirroja, esta alzó su mano y lo detuvo del pecho para evitar una confrontación. 

- ¿En serio, Max? ¿Me haces un discurso de madurez, tolerancia y paz y luego quieres generar tú un conflicto? No te entiendo. No es ningún perro faldero. Es mi amigo. Se llama Samuel, y lo sabes. 

- Kitty-kat, no es de mi particular interés ser amable con personas que me parecen hipócritas, lamentables y despreciables. Ustedes, en cambio, han alargado este rencor desde los quince años, creo que no es mucho pedir un tiempo fuera, y luego vuelven a odiarse como siempre, si así lo desean. 

- ¡¿A quién llamas hipócrita, lamentable y despreciable?!

- A ti. - Dijo con la misma tranquilidad que lo caracterizaba y esa curvatura irónica en sus labios inmutable.

Mierda.

- Es muy raro ver a Max hablando de esa forma. ¿Qué le hizo ese para que conteste así? Él suele ser muy respetuoso y cortés. - Comenté al rubio y al castaño, que estaban a un metro mío.

Dylan miró al tipo con recelo y luego se dispuso a hablar. 

- Sabe que el padre de Max no tiene una moneda, que se gana la vida trabajando en su garage de mecánico, y entró con sus estúpidos riquillos amigos y destrozó tres de las motos más caras porque se la tenía jurada a los tipos que llevaron a arreglarlas. El papá de Max estuvo desesperado, amenazaron con hacerle tres demandas y hacerlo cerrar el negocio, Max tuvo que sacar plata de donde no la había. Le tuvo que suplicar a su madre, divorciada hace menos de un año, que pagara la deuda de su padre, y ahora debe complacerla en todos los caprichos de madre de alta sociedad que se le ocurran. Es un renacuajo despreciable, un lobo con piel de cordero. 

Olvídate de mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora