Día noventa y cuatro

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-Muy bien Hayley no estás loca, es decir, todas las chicas se reúnen con personas que les escriben cartas anónimamente en un terreno solitario a las 12:00 am, ¿O tal vez no? ¡A quien engaño, estoy completamente demente!- Hayley tiro de sus cabellos con nerviosismo mientras caminaba de un lado a otro por su habitación, aún seguía molesta con Tyler por lo de sus notas y lo que no comprendía de ello era ¿Por qué el chico demostraba tanto empeño en leerlas?

La rubia dio un pequeño brinco en su sitio al escuchar como el timbre de la casa irrumpía en el sepulcral silencio para después escuchar el acostumbrado: ¡Yo abro! Por parte de su mamá quien pensaba que Hayley había quedado con Ann y Ely para una Pijamada en casa de la primera mencionada y a pesar de que no era del todo una mentira (Ya que después del encuentro las tres harían una Pijamada en casa de Ely) Hayley se sentía extrañamente rebelde.

Segundos después de que su mamá abrió la puerta los pasos de Ely y Ann se hicieron audibles poniendo más ansiosa de lo que antes ya estaba a Hayley quien en un reflejo de nerviosismo tiro de su blanco vestido con detalle de encaje tratando de que no estuviera tan corto.

Sin duda había costado mucho trabajo el convencer a su mamá de que la Pijamada comenzaba en la madrugada y que también debían de ir vestidas de manera linda y bueno.... De alguien tenía que sacar lo despistado Hayley ¿No?

Cuando menos acordaba, la rubia ya estaba en el auto de los padres de Ely en camino al prescolar en donde asistía de pequeña, su mente era un embrollo, pensando en quien podría ser y cientos de cosas más mientras que sus amigas solo bromeaban con que seguro era algún chico inadaptado y feo que tal vez se comía los mocos, A la rubia no le molestaba incluso si su admirador era el hombre más feo del mundo, a ella no le importaban en lo más mínimo las apariencias pero sinceramente estaba más que convencida de que así mismo fuera un adonis o un modelo de la Calvin Klein, ella lo rechazaría, pues aquel chico que había robado sus notas aparentemente también había robado su corazón.

-Vamos Haly, solo relájate. Tu admirador come mocos no personas- Ann rio ante el comentario de Ely mientras Hayley solo se dedicaba a observar a través de los cristales de su ventana.

-Es más gracioso cuando sabes que es cierto- Menciono Ann en medio de risas –Cuando éramos pequeños él una vez......

-Espera un momento Ann ¿Tu sabes de quien se trata?- La rubia había dejado de ver su ventana para dirigirle una mirada acosadora a Ann.

-Querida, todos lo sabemos, creo que eres la única que no se ha dado cuenta, además de que Dan lo posteo en Twitter hace una semana, sin duda es un chismoso

Ann asintió de acuerdo con Ely sintiéndose aliviada por no tener que responder nada más.

El resto del camino lo pasaron en silencio, Hayley con sus nervios a flor de piel y sus amigas intercambiando miradas y risitas cómplices.

Eran las 12:05 am cuando el auto de los padres de Ely aparco frente a la vieja edificación, a primera vista el lugar parecía vacío y se podría decir que hasta abandonado pero no estaba para más después de todo hacia un par de años que habían cerrado el prescolar para trasladarlo unas cuantas calles abajo.

Cuando Hayley bajo del vehículo sintió como su corazón se aceleraba, después de todo a pesar de que estaba segura de que el único que le gustaba era Tyler, no podía evitar sentir emoción por conocer a la persona que con tanto esmero le había escrito aquellas notas y poemas tan lindos para ella.

-Muy bien chica, te cuidas y no hagas nada indebido. Volveremos en cuarenta o treinta minutos por ti- Y sin dejar tiempo para que Hayley respondiera, el auto arranco rechinando sus neumáticos contra el desolado pavimento.

Hey! tu, enanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora