Hey! tu, enana

Día ciento treinta y ocho

Poco antes de que terminaran las horas de clase el conserje encontró un videocasete en la oficina del antiguo director y los maestros consideraron que era buena idea mostrárnoslos pues en el venían videos desde que entramos hasta que al director se fue. Tú te sentaste a un lado de mi abrazándome mientras todas aquellas tomas se reproducían, en la primera salía Dan de seis años gritando al mundo que los unicornios existían y que había uno bajo su cama para comerse los mostros todas las noches, en eso llego Eli miniatura dándole un zape y diciéndole que los unicornios no perderían el tiempo con él. En la segunda toma Chris estaba echándole grillos a Tomi en los pantalones mientras él se sacudía de manera cómica y Alisa gritaba con terror, tenían siete años. En la tercera toma salía todo el grupo jugando en el jardín de la escuela, tú estabas atrapando sapos por los rincones, Dan estaba siendo atacado por crayones (Cortesía de Ely), yo estaba discutiendo con Sally el por qué no se podía casar con el príncipe de cenicienta, y el resto estaba jugando a la cuerda de saltar, a la pelota o algún deporte. El resto de las tomas eran algo monótonas y con algunos momentos graciosos pero ya casi al final salió una toma que ahora que lo pienso si demuestra que soy demasiado distraída. Todo comienza conmigo bajo un árbol escuchando música, recuerdo que tenía catorce años y fue justo de los últimos días que estuviste aquí antes de mudarte, en eso llegaste tú lanzándome un avión de papel a la cabeza, me moleste y te grite que me dejaras en paz en eso tú te reíste y me abrazaste cargándome a la fuente mientras te golpeaba la espalda y gritaba, segundos después ambos estábamos en la fuente, tu reías arrojándome agua y yo solo estaba cruzada de brazos ceñuda, poco antes de que todo el video terminara gracias a el director tratando de sacarnos de la fuente tú me abrazaste susurrando un "Te extrañare", en esos momentos yo lo tome como algo malo, como si estuvieras diciendo que extrañarías molestarme, obviamente en esos momentos no vi la ternura y sinceridad en tus ojos.

Con amor, Una Hayley arrepentida