Hey! tu, enana

Día ciento treinta y uno

Al parecer ayer no fue un día tan tranquilo como esperaba, Kat y Eliot se enfermaron de un fuerte resfriado por razones que ambos pequeños aseguran desconocer y la madre de Kat me ha pedido cuidarla al igual que lo hizo la tuya con Eliot por lo que lleve a ambos a mi casa pero sin duda admito que fue una de las cosas más complicadas que he hecho en la vida.

Cuando me dijeron que tenían hambre les cocine una sopa de pollo pero ellos se retaron quien la comía primero y se quemaron la legua por lo que se molestaron y se comenzaron a arrojar la sopa entre ellos, luego me ofrecí a darles un baño pero conforme se estaba bañando a uno el otro apagaba el agua caliente, después les propuse ver televisión pero terminaron peleando por cual programación preferían y cuando por fin creí que todo había terminado (Pues se habían dormido ambos) decidí ir a la cocina para hornearles unas galletas y luego de dos horas volví llevándome la sorpresa de que se estaban atacando con marcadores permanentes (Los garabatos hasta ahora siguen en sus rostros) cuando les pregunte el por qué se culparon el uno al otro ¡Esos niños parecían no estar enfermos con todo lo que hacían, No me los imagino sanos! Enserio que si no hubieras llegado tú a ayudarme no me hubiera sorprendido terminar encerrándolos en el sótano, bueno, tampoco es como que lo haría....

De igual manera me sorprende tu paciencia y sobre todo el cómo lograste que se pidieran disculpas entre ellos (Enserio me sorprende mas eso) y finalmente todo se resume a que terminamos comiendo galletas y viendo una película, lástima que nos dormimos, lo bueno es que ahora mi mostacho dibujado combina con el tuyo... Esos niños son unos pequeños diablillos......

Con amor, Una Hayley agotada y con bigotes de marcador