Día ciento nueve

240K 10.9K 1.4K
                                    

                  

De ahora en adelante no creo que puedas leer mis notas, por lo menos no hasta que sepas donde las esconderé. A partir de hoy creo que ya no tendré más inesperadas visitas tuyas. Te dije que me vengaría, aunque aún no sé cómo no había hecho esto desde antes.

Con amor, Una Hayley astuta

-Veamos si así sigues viniendo por mis cartas- Murmuro Hayley para si misma al momento en que rebuscaba entre su closet un pequeño hueco donde un joyero de madera permanecía prácticamente olvidado. La rubia tomo la caja entre sus manos para después vaciar su contenido en la alfombra y meter dentro la nota recién escrita.

Hayley sonrió triunfante regresando la caja a su sitio. Esto iba a ser interesante.

Tyler realizaba trazos delicados y pacientes sobre su cuaderno de dibujo mientras observa de vez en cuando por su ventana en dirección a la casa vecina donde Hayley se dedicaba a escribir recelosa en un rincón de su habitación, él sabía que ella estaba molesta, así como también sabía que probablemente lo que estuviera escribiendo seria otra de sus notas, el sin duda alguna las adoraba, más que nada porque le gustaba conocer sus pensamientos y punto de vista en todas las situaciones. Poco a poco las notas de Hayley se estaban convirtiendo en algo habitual para él, aun recordaba la primera vez que leyó una de sus notas y lo difícil que fue conseguirla. Cuando menos acordaba, Hayley ya había abandonado su sitio y cerrado sus ventanas, las únicas veces que hacia eso era cuando necesitaba privacidad pero prácticamente siempre estaban abiertas por lo que eso hizo a Tyler sospechar ¿Acaso será algo relacionado con lo de su supuesta "venganza"?, Con un encogimiento de hombros Tyler volvió a su dibujo cunado un sonido agudo le perforo las orejas. El llanto de Timy.

Con algo de pesadez abandono su cama y tomo al bebe entre sus brazos, no había dudas de que tenía que darle de comer pues después de todo la enana lo había estado perdiendo todo el tiempo cuando fue su turno de cuidarlo y el castaño estaba seguro de que no lo había alimentado. La chica era un desastre con eso, la primera vez le había dado el biberón en la nariz, lo había estado cargando de cabeza parte del día e incluso lo había olvidado en los baños de la escuela, eso no molestaba a Tyler pero también le era inevitable pensar en cómo terminaría su hijo o hija si algún día se casaba con ella y secretamente rezaba por tener seguro en el hospital más cercano.

Una vez que él bebe comió se durmió casi automáticamente por lo que Tyler lo recostó sobre su cama y salió de su casa en dirección a la de Hayley. Necesitaba hablar con ella y aclarar las razones de su repentino enojo, aunque más que miedo a Tyler le causaba ternura y risa cuando Hayley se enojaba, bueno, excepto cuando tomaba su sartén.

Al llegar a la puerta de la casa toco un par de veces el timbre para después escuchar el repiqueteo de los tacones de la señora Blair, madre de Hayley. Segundos después la puerta se abrió revelando a una linda mujer de cabellos castaños y ojos mieles, sus rasgos eran casi idénticos a los de su hija y ni hablar de la actitud.

-Hola cariño, ¿Buscas a Haly?

-Sí, ¿Esta en casa?- Tyler ya sabía que ella si estaba pues la había estado viendo minutos antes desde su habitación pero lógicamente no le iba a decir eso a la mamá de la chica.

-Por supuesto, pasa- La mujer se hizo a un lado brindándole una maternal sonrisa -Aun no puedo creer lo rápido que pasa el tiempo, hace unos años te recuerdo viniendo aquí a jugar con Hayley, no sabes cuánto me alegra que su amistad haya perdurado.

-Gracias señora Blair, a mí también me alegra-Contesto Tyler sonriendo amablemente cuando de pronto un olor a quemado invadió la sala, la mujer arrugo su nariz con disgusto y segundos después abrió los ojos de manera que adquirieron un toque cómico, sin duda le recordaba a Hayley.

Hey! tu, enanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora