Hey! tu, enana

Día ciento cincuenta y ocho

Últimamente he estado muy pensativa, necesito respuestas que mi olvidadiza mente no me puede dar y eso me frustra mucho. Hable con mi mamá del asunto y al parecer si sabe algo pero estaba demasiado ocupada apagando el horno y asegurándose de no incendiar la cocina (Horneaba galletas, no es muy buena en ello) como para responder a mi centenar de preguntas, entre otras cosas Kat ha venido a mi casa para que la cuide porque sus padres salieron a un juzgado en otra ciudad vecina (Tranquilo, son abogados no criminales) y me ha contado que se la pasa genial con Scott, es su nuevo mejor amigo ¡Son adorables!, por otro lado alrededor de las cinco de la tarde Eliot llamo a mi casa buscándola para una competencia de lanzar piedras (Espero que no sea entre ellos mismos pero conociéndolos...) y Kat se negó, Eliot no lo tomo muy bien y se fue maldiciendo a todo lo que se encontraba a su paso de camino a casa (Incluyendo la valla, los arbustos, mi bicicleta que nunca uso, algunos insectos, un zapato el cual no sé qué hace en mi jardín y algunas otras cosas) ese pequeño tiene un lenguaje algo fuerte para su edad, más te vale no ser tu quien se lo enseñe. Con todo aquello me sentí considerablemente mal aunque, ¿Soy solo yo o tú también piensas que aquel niño bromista esta celoso?

Con amor, Una curiosa Hayley