─Vamos a ver... ¿Tú eres niño o niña? ─dijo James nada mas sacar el bebe del útero de su mujer─. ¿Un niño? ¡Es un niño! ¡Tenemos un hijo, Catherine! ¡Un niño precioso y sano!
─Oh... Oh, James... Lo hemos conseguido... Un hijo... Nuestro hijito... ─consiguió decir Catherine, aún cansada por el esfuerzo.
─Hijo mío, tienes ante ti un futuro brillante. De eso no hay duda... ─James observo a su hijo con detenimiento─. ¡Qué preciosidad! Eh, hola... Soy papá, chiquitín. Tendremos que ponerte un nombre, ¿no? Tu madre y yo hemos estado hablando. ¿Qué te parece Byron? Me parece un buen nombre, ¿no crees?. Vas a parecerte mucho a tu padre. ─lo tomó con delicadeza y se lo mostró a su mujer─. ¿Lo ves Catherine?
─Oh... Será grande y fuerte... ─dijo ella esbozando una sonrisa.
─Hijo mío, el mundo es muy grande y hay gente de todo tipo. ¿Qué me dices de ti? ¿Qué clase de persona te gustaría ser? no eres más que...
─¿James? ─le llamó Catherine al escuchar como las máquinas a las que estaba conectada comenzaron a pitar con más frecuencia─. James... Algo... algo va...
─¿Catherine? ─a James se le heló la sangre─. ¡Catherine! ¡Tiene una parada cardíaca! ¡Iniciad compresiones! ¡Salvad al bebé! ¡Vamos! ¡Deprisa!
UN AÑO DESPUÉS
─No mires fijamente la luz, campeón. Puedes hacerte daño en los ojos. Aquí no queda más remedio que acostumbrarse. Ven aquí, pequeñajo. ¡Vamos! ¡ven con papá!
Byron caminó despacio hacia su padre, que se encontraba en el otro extremo de la pequeña salita.
¡Madre mía! ¡Solo tienes un año y ya andas como si fueras atleta! ─se sorprendió James cuando llegó hasta él─. Tu madre habría estado muy orgullosa. Oye, peque. Ya sé que no te gusta que papá se vaya, pero necesito que te quedes aquí un momento ─James cerró la puerta de la cerca infantil que dividía la salita─. Papá tiene que ir un momento a la oficina. Tú quédate aquí, ¿vale? Yo vuelvo ahora; no te pasará nada.
Cuando James regresó a los pocos minutos, encontró la cerca abierta y a Byron esperando frente a la puerta de la salita.
─Así que tienes madera de explorador... ¡Me está bien empleado por intentar encerrarte ahí! ─dijo James con una carcajada─. Ven aquí, quiero enseñarte una cosa ─cogió un cuadro pequeño que tenía sobre una mesa y se lo mostró a su hijo de apenas un año─. ¿Ves esto? Era el pasaje preferido de tu madre. Es de la Biblia: Revelación 21:6. "Soy Alfa y Omega; el principio y el fin. Al que este sediento, le daré de beber libremente de la fuente del agua de vida". Siempre le encanto eso. Vale, venga. Vamos a ver si tu amiguita Amata quiere jugar.
James le dio la mano a Byron y salieron de la salita para dirigirse a la habitación de Amata.
NUEVE AÑOS DESPUÉS
Hoy era un día especial para Byron. Cumplía diez años y su padre le había pedido que fuera a la cafetería del refugio, así que se puso el mono del refugio, que era azul claro con el número 101 grabado en tono amarillo a la espalda, y salió de su habitación para dirigirse a la cafetería. Cuando entró, todo estaba oscuro y sin previo aviso la luz se encendió obligándole a apartar la vista.
─¡Sorpresa! ─gritaron todos.
─Stanley, has encendido las luces demasiado pronto ─comentó el agente Gómez─. Has dejado ciega a la pobre criatura.
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Fallout 3
Science FictionLa guerra... La guerra no cambia nunca. Desde los albores de la humanidad, cuando nuestros antepasados descubrieron que podían matar con rocas y huesos, se ha derramado sangre en nombre de Dios, de la justicia o simplemente de la rabia psicótica. E...