Capítulo 3 - Caos en el Refugio 101 (Byron)

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TRES AÑOS DESPUÉS

─¡Despierta, venga, despierta! ─oyó decir a una voz.

Byron abrió los ojos despacio. Empezó a ver con nitidez. Amata lo estaba zarandeando para que espabilara.

─¡Venga, tienes que despertarte! ─volvió a gritar.

─¿Eh? ─bostezó Byron─. ¿Qué pasa, Amata?

─¡Tienes que salir de aquí! ─exclamó alarmada─. ¡Tu padre se ha ido y los hombres de mi padre te están buscando!

─¿Qué quieres decir con que "mi padre se ha ido"? ─preguntó Byron, todavía medio dormido.

─¡Ha abandonado el refugio! No sé cómo, pero se ha ido, y mi padre..., es como si se hubiera vuelto loco.

─Nunca te he visto tan asustada, Amata. ¿Qué ocurre? ─dijo Byron al ver la expresión de pánico de su cara.

─Es Jonas... ─Amata no se atrevía a continuar─. ¡Lo han matado! Los hombres de mi padre lo cogieron y... ─una lágrima resbaló por su mejilla─. ¡Dios mío, tienes que irte! ¡Ya!

─Dios mío... ─a Byron le costaba creerlo. Jonas era su mejor amigo en el refugio. Una gran tristeza recorrió su cuerpo y se esforzó por no llorar─. ¿Estás bien?

─Sí, no te preocupes por mí ─respondió Amata, afligida─. Y siento que hayas tenido que enterarte de esta manera. Pero tenemos que irnos ya. ¡Los hombres de mi padre no tardarán en llegar!

─Imposible que mi padre se haya ido ─dijo Byron extrañado─. La puerta está sellada.

─Parece que ya no. Pero... ¿De verdad me estás diciendo que no tenías ni idea de que tu padre se iba a ir? ─le preguntó Amata cruzándose de brazos─. ¿No te dijo nada?

─No... ─respondió Byron, afligido ─, no tenía ni idea de que planeara marcharse.

─Oh, lo siento. Seguro que tenía sus razones. Puede que Jonas fuese a explicártelo todo ─miró al suelo y se le escapó otra lágrima─. No importa, puedo ayudarte a escapar. Tengo un plan.

─¿Escapar del refugio? ¿Cómo? ─quiso saber Byron.

─Escucha. Hay un túnel secreto que lleva directamente desde el despacho de mi padre hasta la salida. Para abrirlo, tendrás que hackear su ordenador. Usa estas llaves para entrar en su oficina. Así es como siempre entro yo.

Le entregó un manojo de llaves que llevaba guardado en el bolsillo del mono del refugio y Byron lo guardó con rapidez.

─Parece un buen plan ─reconoció Byron─. Salgamos de aquí.

─Ah, una cosa más ─Amata se volvió a meter la mano en el bolsillo─. Le robé la pistola a mi padre. Espero que no la necesites, pero deberías llevártela por si acaso.

─Gracias, Amata ─dijo Byron cogiendo el arma─. Te prometo que solamente la usaré como último recurso.

─Muy bien. Intentaré encontrarme contigo en la salida. Cuidado con los de seguridad. ¡Buena suerte!

Dicho esto, Amata salió corriendo de la habitación de Byron, que comprobó la munición de la pistola de 10mm. treinta y seis balas. Fue a su escritorio y se colgó su rifle BB a la espalda. Guardó su pelota de beisbol, su guante, y tomó el bate. Pensó que sería mejor para defenderse que usar la pistola y matar a alguien, así que guardó la pistola en la mochila, aferró el bate con las dos manos, y salió de su sala.

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