Capítulo 29 - Robo de la Declaración de Independencia (Kate)

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Acababa de salir de la estación de metro Georgetown, al oeste del monumento de Washington en el National Mall. Al este estaba el monumento de Lincoln, custodiado por un puñado de negreros. Kate caminó por la carretera que avanzaba paralela a la piscina reflectante en dirección oeste. Desde ese lado, se podía ver el interior del gran obelisco blanco debido a la gran brecha que tenía de arriba abajo. Conforme llegaba a la muralla del obelisco, empezó a divisar a varios caballeros y paladines de la Hermandad del Acero patrullando la zona. Ella continuó sin prestarles atención, con las pistolas láser enfundadas y con la cabeza agachada.

Tras pasar el monumento de Washington se encontró con una batalla en medio del National Mall. Los caballeros de la Hermandad corrían tanto por las trincheras como por las carreteras laterales, mientras que los supermutantes defendían dos bunkers y enviaban más de ellos a las barricadas para hacer frente a la Hermandad. Atisbó una fuerte explosión más allá del centro del National Mall. Alguien había disparado con un gordo. El Archivo Nacional se encontraba frente al museo de Tecnología. Corrió por la calle de su izquierda, pasando por el lado del museo de Historia, cuyo interior albergaba el Inframundo, el asentamiento de los necrófagos. Ahora si sacó sus dos pistolas láser por prevención. Avanzó hasta la zona de conflicto, donde un edificio derrumbado la obligaba a cruzar a la calle de la izquierda, al otro lado del campo de batalla, para luego tener que volver a cruzar.

Kate saltó a una trinchera, donde dos caballeros acribillaban a un supermutante. Mientras lo hacían fueron sorprendidos por la espalda por otro que portaba un gran martillo. Primero golpeó a uno con un movimiento horizontal para luego aplastar al otro. Kate le disparó repetidas veces al tiempo que avanzaba por la trinchera. Cuando el supermutante se desplomó, ella chocó contra un paladín y cayeron al suelo. Él le gritó, y el hecho de que prestara toda su atención a ella fue lo que hizo que no viera el supermutante que saltaba hacia ellos. Kate rodó hacia atrás y el supermutante cayó sobre el paladín, aplastándolo del pecho para abajo. Kate le disparó, pero esta abominación era más grande y usaba una armadura más resistente. Un caballero de la Hermandad apareció corriendo y disparando con un rifle láser. Ayudó a Kate a levantarse y le instó a que abandonara el lugar. Ya se encontraba cerca del ascenso a la carretera. Corrió lo más rápido que pudo. El caballero la cubría, teniendo que matar a dos supermutantes que a punto estuvieron de aplastarla con sus armas.

Cuando llegó a la carretera avanzó por ella, eludiendo a varios supermutantes y matando a otros hasta llegar al museo de Tecnología. Al otro lado de la batalla podía ver el gran edificio del Archivo Nacional, con varias columnas griegas en la entrada. Esta vez no se vio obligada a bajar a las trincheras; había un camino elevado que llegaba directamente hasta allí. El problema era que cruzaba por mitad de la batalla, con un bunker enemigo a cada lado. Varios caballeros estaba allí, disparando sin cuartel en ambas direcciones, pero en ocasiones un supermutante saltaba desde las trincheras y hacia una masacre. Kate avanzó por allí, pasando entre los caballeros y sobre varios cadáveres. Un supermutante saltó sobre ella cuando estaba a mitad de camino y la tiró a la trinchera. Alzó su gran mazo, pero fue acribillado por la espalda por un caballero desde el paso elevado. Kate se lo agradeció desde el suelo con un gesto de cabeza y siguió avanzando por la trinchera hasta llegar al otro costado del National Mall.

Se encontró en una calle peatonal de gran amplitud, con bancos a los lados y árboles mustios detrás. Al fondo se encontraba el Archivo Nacional tras subir unas escaleras que tenían la misma anchura que el edificio. Tres banderas de los EE.UU. colgaban entre las columnas de la entrada y sobre la puerta había una cabeza esculpida en piedra. Justo antes de que pudiera abrir la puerta, escuchó como la radio portátil que guardaba en la mochila emitía un sonido, como si hubiera encontrado una frecuencia nueva. Se ocultó tras una columna para evitar ser vista desde el National Mall y sacó la radio. Nada más encenderla sonó una voz.

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