El alcalde MacCready seguía vigilando la entrada de Little Lamplight. Tras la puerta, parecía todo un hombre. Apuntó con su rifle de caza a Byron nada más verle.
─¿Otra vez tú? ¡Te dije que te largaras! ─exclamó.
Byron permaneció quieto y tras él aparecieron Pe, Sammy y Ardilla. El alcalde MacCready sonrió y dejó de apuntarle.
─Te he traído a tus amigos. ¿Puedo entrar ya?
─Supongo que eres legal, frijol. Puedes entrar, pero más te vale no enfadarme.
La puerta hizo un ruido y comenzó a elevarse permitiendo así la entrada al asentamiento. Byron tuvo que agacharse un poco al entrar para no darse con la parte inferior de la puerta. Los tres niños que había rescatado de Paradise Falls corrieron dentro y abrazaron a dos niños gemelos. Charon, Jericho y Butch iban tras él.
Al entrar la cueva se ensanchaba y el techo estaba repleto de estalactitas. A la derecha, junto a la pequeña muralla, se elevaba un paso de madera que permitía a los niños mirar quien se aproximaba, y más atrás, una casucha grande con un letrero que indicaba las oficinas. En el centro había una pila de escombros entre los cuales se podía distinguir un váter que conservaba su tanque de agua intacto, una mesa pequeña, una estantería de metal oxidada, y hasta una rueda giratoria de un parque infantil. Al fondo, a unos diez metros de la entrada, la cueva se cerraba dejando como camino un angosto pasadizo.
─Vale, has entrado, pero no te quitaré el ojo de encima ─le sorprendió el alcalde MacCready desde el lado izquierdo, subido en otra elevación de madera─. No se te ocurra causar problemas aquí, ¿de acuerdo? No voy a tolerar a mierdecillas problemáticos.
─Caramba, que gran acogida para el regreso de un héroe ─replicó Byron con una sonrisa sardónica.
─Tú sigues siendo un frijol y a mí siguen sin gustarme los frijoles. Si quieres una fiesta o algo así, puedes pagar a unos frijoles para que sean tus amigos y hablen de lo magnífico que eres. ¿Qué te parece?
Byron asintió levemente, sorprendido por la actitud autoritaria del alcalde. Era solo un niño y puede que fuera el más atrevido de todos los que había visto hasta la fecha.
─Tengo que llegar al Refugio 87 ─rompió el silencio Byron─. ¿Conoces el camino?
─No es seguro, ni siquiera para alguien tan valiente como tú. Hay monstruos allí.
─Entonces, ¿sabes cómo llegar allí? ─le preguntó Byron, haciendo caso omiso de la advertencia que ya le había hecho la primera vez que dialogaron, en la que aseguraba de que el camino estaba repleto de supermutantes.
─Sí, a través del Desfiladero de la Muerte. No es un camino muy seguro que digamos, pero es la única puerta que funciona.
El nombre no inspiraba mucha confianza.
─¿Esa es la única salida?
─La única válida, sí. La otra puerta no la he visto funcionar desde que estoy aquí. El ordenador está fastidiado y ni siquiera Joseph sabe arreglarlo ─el alcalde MacCready hizo una pequeña pausa─. Si pretendes atravesar el Desfiladero de la Muerte, dímelo y te abriré la puerta. Aunque sigo diciendo que no es una buena idea.
─Sí ─dijo Byron con convicción─. Quiero llegar al Refugio 87 a través del Desfiladero de la Muerte.
Byron pudo sentir como la respiración de Butch se aceleraba mientras que la de Jericho y Charon permanecía inalterable.
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Fallout 3
Fiksi IlmiahLa guerra... La guerra no cambia nunca. Desde los albores de la humanidad, cuando nuestros antepasados descubrieron que podían matar con rocas y huesos, se ha derramado sangre en nombre de Dios, de la justicia o simplemente de la rabia psicótica. E...