Capítulo 37 - Evergreen Mills (Byron)

179 11 5
                                    

Byron observaba con unos prismáticos las ruinas de Fairfax desde lo alto de unas rocas a unos cien metros del primer edificio en ruinas. Fairfax fue en su día una pequeña ciudad, un lugar en el que se establecían oficinas de empresas y alguna que otra casa o bloque de viviendas. Ahora, las ruinas consistían en una calle principal con varios callejones y casas destruidas.

Butch se había integrado bien en el grupo y se había granjeado el respeto de Jericho. El de Charon, no se sabía. Solo obedecía a Byron, pero por lo menos, no le ponía malas caras. Se habían dirigido hacia el oeste desde el Refugio 101 con el destino fijado en las cavernas de Lamplight, y de camino, Byron pensó en ir un poco hacia el suroeste para visitar al anciano Harris en Andale, a él y a los dos niños que habían quedado a su cargo.

Durante el viaje, Butch había hablado con Jericho sin parar sobre el Refugio 101, haciéndole la idea de que aquello era un infierno comparado con el exterior, pero a tras contarle como era el Yermo, las horribles criaturas que lo habitaban, las sádicas bandas que saqueaban por doquier, las organizaciones que querían hacerse con todo el control de la zona, la comida irradiada..., hizo que dudara que lo que decía.

Cuando llegaron a Andale, vieron los restos de lo que debió de ser una escena horripilante. El anciano Harris yacía en su porche, con la cabeza machacada. Cuando entraron en el interior, encontraron el cadáver del niño en la habitación. Tenía la cabeza cortada horizontalmente por la nariz y había una gran mancha de sangre en la pared. Pero lo peor de todo fue la chica. Su cadáver estaba tumbado boca arriba en la cama, con las manos y los pies atados a las esquinas. Su entrepierna estaba destrozada, y había sido rematada con una estaca en el pecho.

─Saqueadores hijos de puta ─había farfullado Byron.

Después de eso, se habían dirigido al norte para recuperar el rumbo. Llegaron tras cruzar una colina a una extensión rocosa y pudieron ver tras ella las ruinas de una ciudad. Jericho aclaró que eran las ruinas de Fairfax y les dio los detalles que conocía.

Byron observaba tras las rocas. Una amplia explanada se interponía entre ellos y la calle central de las ruinas. Veía un cruce tras los primeros cien metros de calle, y una pendiente descendente tras los siguientes cien metros. No veía nada fuera de lo normal.

─¿Estás seguro de que aquí se hospeda una banda de saqueadores? ─le preguntó a Jericho.

─Completamente.

Byron hizo una señal para que se movieran. La verdad era que, deseaba poder toparse con unos cuantos y vengar la muerte del anciano Harris y los niños. Recorrieron la calle hasta llegar al cruce. Byron y Butch iban por el lado derecho y Jericho y Charon por el siniestro. Ambos grupos dieron el visto bueno y se asomaron a la calle que cruzaba. Por su lado veía una carretera que ascendía tras pasar dos casas. Por el otro, la carretera se convertía en un paso superior que circulaba por encima del vasto Yermo.

Continuaron hacia delante y llegaron a la rampa descendente. Abajo había un nuevo cruce, pero justo antes de llegar a él vieron varios tablones de madera colocados a modo de barricada con alambre de espino en la parte superior que solo permitía avanzar con un estrecho hueco de apenas un metro de anchura. Cuando llegaron a él, Byron indicó con un ademán que sería él quien se asomaría. Era exactamente igual que el anterior cruce. A mano derecha la carretera avanzaba unos ochenta metros y ascendía hasta desaparecer en la arena. La de la izquierda moría a los cincuenta metros con un edificio a cada lado. Miró al frente y vio otro descenso. Les indicó a sus compañeros que podían avanzar.

Fallout 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora