Capítulo 16

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  Había pasado un mes. Un mes de tanta sed. Sed de sus labios, de sus sonrisas, de sus caricias, de su exquisita forma de follarme, de tenerle cerca, de todo lo que una mujer desearía tener con el hombre que la ha hechizado. Así como tanto dolor, creí que lo olvidaría en todo este tiempo, pero sin embargo, mi amor y deseo por él ha crecido día con día, mientras que él ha olvidado día con día todo lo que alguna vez sintió por mí. En todo este tiempo he tenido que aguantar los coqueteos indiscretos entre Michael y Elle, sus risas por aquellos secretos privados que no tengo permitido oír y el hecho que ella pase mas tiempo en la oficina de Michael que en la suya. Parece que se han vuelto muy buenos amigos y de verdad no quiero preguntarme qué tan buenos.

También debo mencionar que en este mes, Matt no se ha aparecido ni me ha llamado. Que bueno. Pero aún así, no debo bajar la guardia. Recuerdo que a la mañana siguiente de la noche del club en Red Carpet, Madisson me interrogó, pero fuera de eso me comentó que tendría otra cita con Brian y hasta el día de hoy siguen saliendo. Estoy muy feliz por ella. Mientras tanto, hablé con Ian sobre lo que había pasado. Usamos la excusa de que estábamos ebrios y que nos dejamos llevar por el momento, pero ambos sabemos que una parte de nosotros, que era la que nos besamos, estaba más sobria que cualquier otro día. Hoy hacemos como si nada, pero mi mente me hace recordar sus gloriosos labios tupidos saborearse contra los míos. Mmm. Y con Rebecca, nos contó que consiguió un buen número de longitud y que la pasó increíble esa noche. Con decirte que el Lunes no podía escucharla. Y yo... yo estoy estresada, el trabajo ha aumentado cada hora, estoy llegando a casa a media noche, tengo ojeras, he bajado de peso y no me han dado ganas de arreglarme. Quiero decir, ¿para qué? Sin embargo, mi sueldo se ha incrementado considerablemente. Y siendo sincera, parte de mis ganancias están en el banco, no he gastado en nada, más que en las cosas básicas. Sé que tarde o temprano Madisson me hará ir de compras y querrá que vuelva a ser la misma de antes. Claro, no es algo que estemos discutiendo ahora mismo...

— ¡Vamos! — Madisson caminaba de un lado a otro — ¿Dejarás que la esquelética - operada de Elle te robe a Michael? Quiero decir, y con mucho respeto, pero tú estabas que arde, caliente, mamasita, cómo quieras decirle... pero joder Kathe, ahora te ves como una tabla de surf.

— ¿Tabla de surf? — Abrí los ojos completamente. — ¿Tan mal me he puesto en un mes?

— Bien, tal vez exageré respecto a la tabla de surf — Soltó una risita — Pero si, te has puesto mal en este mes, te comprendería si fuera por todo el sexo salvaje que tuvieras con Michael...

— Es trabajo, entiéndelo — Miré la fotografía que Madisson me tomó a mis espaldas. Realmente me veía mal. ¿Donde quedó esos senos?

— Lo entiendo, pero te ves pésima de salud. — Se sentó a mi lado, ahora seria — Si tu mamá te viera, diría las mismas cosas que yo. A demás, eres la asistenta de Michael Jackson, debes lucir hermosa.

— Ahora no estoy segura de ser su asistente. — Exhalé — Elle pasa todo el tiempo con él, veo que salen y yo...

— Ya estoy cansada de la puta de Elle. — Se puso de pie enojada —Haremos que Michael se arrepienta y que vea lo que se está perdiendo.

— ¿A qué te refieres? — Le pregunté sin entender. Ella sonrió malévolamente y me guiñó el ojo. Me tendió su mano para que la tomara y cuando lo hice, me jaló.

— Espera y verás.

***

Y como les había dicho, Madisson me ha hecho ir de compras. Entramos a varias tiendas, y de cada una de ellas, compramos varias prendas de ropa de vestir, casual y lencería. Ahora nos encontrábamos en una tienda naturista. ¿Para qué? No sé, solo sabía que quería ir a casa, tirarme a la cama y descansar. Es viernes por la tarde. Si, salí temprano ya que Michael tuvo una reunión y adivinen a quién llevó: Elle.
Ahora que lo pienso, quizás no fueron a una reunión, sino a la casa de Michael para que así pudiera cogérsela a gusto. Mierda. Madisson me codeó levemente, entré a la cruda realidad y miré que Madi tenía un gran, pero gran frasco en sus pequeñas manos.

#1 Mi Cuerpo en tus LabiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora