#1 Mi Cuerpo en tus Labios

Capítulo 19

  Después de mi pequeña confesión, Michael decidió follarme aún más rápido. Me hizo gritar con fuerza, tanto que ahora mismo duele mi garganta. Tuvimos otro orgasmo, claro. Éste hombre es el Dios del sexo, no sé cómo pude soportar nuestra lejanía por un mes. Miré la hora del reloj que estaba en la mesa de mi escritorio, iban a dar las 2 de la tarde; Michael estaba en su oficina arreglándose ya que decidimos ir a comer a un restaurante. Lo sentía mío, nuevamente mío. Sonreí mientras me aplicaba perfume, después acomodé mi cabello y me puse pintalabios. Tomé mi bolso justo cuando Michael salía de su oficina, me sonrió y caminó hacia mí. Tomé la agenda, di unos pasos y entonces quedé atrapada entre los brazos de Michael. Sonreí cuando se dispuso a inhalar mi perfume.

— Hueles tan bien. — Acercó sus labios a los míos y me dio un beso muy tierno. Se alejó y me sonrió. Limpié los residuos de mi pintalabios de sus lindos y hermosos labios.

Besó mi dedo.

— Gracias. ¿Nos vamos? — Tomé su mano y entrelacé mis dedos con los suyos. Entonces, caí en la cuenta de que es algo que hice por primera vez por mi cuenta. Él miró nuestras manos y sonrió.

— Claro, vamos. — Me sentí aliviada cuando no dijo nada al respecto. Caminamos hacia la salida, él abrió la puerta dejándome salir primero, después salió él cerrando la puerta detrás de si.

Seguimos caminando aún con nuestras manos entrelazadas hacia el ascensor. Él apretó el botón, luego me aferró a él y me abrazó sin soltar mi mano. Respiré hondo su perfume y disfruté de nuestra cercanía. Las puertas se abrieron, me alejé y entramos al ascensor. Cuando las puertas se cerraron, quise ver nuestro reflejo. Él lucía tan guapo como siempre, y yo, yo me veía feliz, fresca y rejuvenecida. No puedo creer que estemos aquí de nuevo después de tanto, ¡y con nuestras manos entrelazadas! Hoy es un gran día, sé que falta varias horas para que termine el día, hasta ahora es más que perfecto; no sé qué pueda arruinar el día. Pero entonces, el elevador se detiene y abre sus puertas dejando ver a una Elle con una vestimenta de prostituta. ¿Se cambió? Michael me sostuvo la mano con fuerza, traté de zafarme cuando los ojos de Elle se detuvieron en nuestras manos pero fue inútil por la magnitud de fuerza con la que Michael me sostenía. Me puse nerviosa. Ella sonrió levemente con una cara de vaya-sorpresa, entró al elevador y se colocó al lado de Michael. Pancho villa y sus dos putitas a la orilla. Quise que la tierra me tragara. Con mi dedo pulgar traté de separar nuestras manos pero Michael ponía más fuerza de la que debía. Me rendí.

Después de unos "largos" minutos, llegamos al piso uno. Michael olvidándose de la existencia de la caballerosidad, salió él primero llevándome a rastras. Miré hacia atrás para ver si Elle estaba mirándonos, y cuando así lo hacía, me hizo pensar que estaba creando un plan malévolo en su mente. Caminamos hacia la salida de la empresa, y mientras eso sucedía, pude sentir las miradas de todas las personas presentes encima de nosotros, o mejor dicho, en nuestras manos.

— Michael, suéltame. — Traté de zafarme — Nos están mirando todos.

— No. — Dijo con seriedad sin importarle las indiscretas miradas que nos estaban dando.

— Te lo suplico. — Susurré y miré al rededor notando que se estaban susurrando cosas al oído. Chismes: lo último que quiero.

Me apretó más fuerte.

— No, Katherine. Estuviste mucho tiempo alejada de mí. — Me miró. — Y tú me has tomado la mano así que te aguantas.

Ya decía que era tan bueno para ser cierto. Traté de ignorar al mundo, hacer como si nada y caminar a su lado como si paseáramos en el parque, pero entonces la idea de que en algún momento tendría que atravesar este camino yo sola de ahora en adelante, me aterrorizó y me hizo entrar en pánico. Le enterré las uñas en el torso de su mano con fuerza, el gruñó de dolor y entonces me soltó. Me crucé de brazos y caminé a toda velocidad hacia las puertas de cristal. Éstas se abrieron de forma automática, las crucé y caminé hacia el estacionamiento.