#1 Mi Cuerpo en tus Labios

Capítulo 20

  Seguí rotando mis caderas, quería seguir sintiendo su erección caliente y palpitante. Michael gruñía de tanto placer, tenía los ojos cerrados por la fricción de nuestra masturbación y yo parecía una hija de puta gimiendo y lanzando gritos de satisfacción. Joder, sí. Me deshice de su chaqueta sin dejar de moverme, le besé los labios con tanta lujuria y di pequeños besos hasta llegar a su delicioso cuello. Lamí y chupé su suave piel y luego di una pequeña mordida. Saqué sus camisas de su pantalón y rápidamente se lo saqué por la cabeza, su torso lucía increíble: limpio, suave y lampiño. Además olía increíblemente a vainilla suave y cremosa. Gemí. Me acerqué a su torso, pasé mi lengua y di jugosos besos a cada centímetro de su piel. Michael me tomó de las caderas y comenzó a rotar más rápido. ¡Joder...! Él gruñó.
Me acerqué a su oreja y tomé entre mis dientes su lóbulo, mordisqueé y chupé. Fui nuevamente a sus dientes y lo besé apasionadamente, introduje mi lengua, busqué la suya comenzando un jugueteo. Con mis manos, busqué el botón de su pantalón, me alcé rompiendo la fricción, bajé su bragueta y obligué a Michael a alzar sus caderas para deshacerme de su pantalón. Continuamos con la rotación otra vez, solo que ahora se sentía más increíble. Podía sentir su calor, su dureza y su grandeza...

— Katherine... — Gruñó en mi cara. Mordí mi labio por la satisfacción de oír sus palabras y por lo que estaba sintiendo.

Michael acercó su cabeza a mis pechos, con sus dedos desabrochó mi sostén dejándolo caer al suelo y luego comenzó a saborear mis senos.

— ¡Joder, Mike! — Grité por lo bajo, luego caí en la cuenta de cómo le he llamado pero él siguió haciendo su trabajo. Me relajé.

Michael mordió con fuerza mi pezón haciéndome gritar. Todo dentro de mí estaba lleno de éxtasis, mi corazón estaba latiendo con mucha fuerza, mi respiración estaba agitada y el amor que sentía por él se incrementaba rápidamente. ¿Cuánto tiempo estaré ocultando esto? Tomé su cabeza y lo alejé, me bajé de él, me arrodillé y tomé con mi mano su longitud. Lo saqué de su 'cueva' y me acerqué a él, abrí la boca y lo introduje dentro. Hasta el fondo. Lamí y chupé con fuerza, sabía tan bien el tipo, tanto que lo rodeé con mi lengua. Lo saqué y lo metí de nuevo, chupé su glande y saboreé su líquido pre seminal. Michael tomó mi cabello con su mano derecha y gruñó de excitación. Lo metí hasta el fondo y con mi mano masajeé con fuerza. Me encontraba disfrutando esto como si se tratara de una paleta rica en proteínas. Chupé, chupé y chupé, lamí, lamí y lamí, apreté, apreté y apreté. Quería sacarle todo, succionar hasta la última gota de su líquido y beberlo como mi leche tíbia de noche. Gemí.

— ¡Joder, Katherine! — Gritó discretamente, pude sentir en mi mano cómo su miembro vibraba. Está por llegar.

Me detuve. Él abrió los ojos y me miró diciéndome: "¿qué-carajos-estás-haciendo?" Sonreí. Planeaba dejarlo así hasta que me dijera su edad verdadera. Me senté en la mesa frente a él, con mi dedo índice limpié los residuos que quedó en el borde de mi labio inferior.

— ¿Cuántos años tienes? — Pregunté chupando mi dedo índice. Él me miró irritado, pero sus ojos estaban fundidos en deseo.

— ¿A qué te crees que estas jugando? — Preguntó desafiante regalándome esa mirada dominante que solo me daba a mí.

— Responde mi pregunta y te haré gozar. — Respondí, repitiendo sus mismas palabras. Él soltó una carcajada pero sus ojos, al mirarme de nuevo, me decían que no debí meterme en esto.
— Está bien... — Exhaló, vencido. — Tengo 25 años, ¿feliz? Ahora... si no te importa...

Lo miré a los ojos, lucía sincero, honesto y todo lo que tú quieras. Asentí, convencida. Miré su erección descansar sobre su piel, luego lo miré a la cara, entonces, me dio miedo. Se veía como un loco pervertido que te comería a los pocos milímetros que le tuvieras cerca. Dudé.