(7) Cuando el subconsciente te traiciona

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Ya van varios días que llego tarde al trabajo. Y todo porque soy adicta a los putos juegos simplones de G+ un día, de buenas a primeras, me encontré intoxicada con las bolas del Bubble Island, son como una fijación, alteración psicótica. Y me avergüenza un poco, el otro día tuve que minimizar la pantalla cuando Vanessa pasó por la sala para recoger uno de sus libros. Pero se dio cuenta de que eran los juegos, no es tan mensa. Y hasta sonrió, lo que me hizo sentir más imbécil todavía. Pues hoy llegué tarde otra vez. Trabajo en una editorial de franquicias, estoy en el área de contenidos. Relativamente somos un grupo pequeño (que pertenece a una empresa de gestión Internacional) nuestra área es un poco amplia, sin ventilación y de luces blancas. Somos puros jóvenes por lo que el ambiente de trabajo muchas veces es más de chiste y cotilleo que otra cosa (nos hacemos pendejos muy seguido, vaya) pero no todo es miel sobre hojuelas, tenemos el problema de siempre: nuestra jefa. Mi jefa es una vieja cincuentona, menopausica, divorciada, con dos hijos adolescentes. Se llama Bety y nadie la soporta, ¡nadie! Es rubia, con el corte de cabello tipo casuelita, usa lentes (cuando te mira con ellos bajando la mirada te eriza la piel) y es correctisíma para hablar, pero así de puta madre. Yo nunca le había notado nada raro, la verdad. Para mi era una histérica y ya.

Pero si notaba que me traía entre ojos. Como está loca no coordina sus ideas, casi siempre ando bailando entre: "Te encargo que hagas esto" y cuando lo estoy haciendo llega y me dice: "¿Por qué no has hecho aquello?!!" toda fuera de sí. Dos ideas completamente diferentes y cuando se frustra se pone a llorar. Todos la odiamos pero no la quieren correr, supongo que es por su antigüedad. Hoy llegué escondiéndome de ella -como siempre- y me coloqué rápido en mi puesto de combate para encender la computadora que tiene bloqueado TODO (No hay youtube, msn, facebook, twitter, ni porno) e iniciar mi día laboral bien optimista. Ya estaban los demás en lo suyo con las quejas de siempre. Minutos después apareció Bety en la puerta y gritó:

"Cass, te quiero en mi recamara.... (silencio total en la oficina) ¡en mi oficina! Ya."

Toda frikeada, contesté: "Claro que sí, Bety. Ahora voy".

Se fue con la cola entre las patas, apenada. Cuando ya no escuchábamos su taconeo, las risas calentaron el ambiente. No les quise dar tiempo de seguir con el juego porque me iba a ganar la risa y nunca podría entrar a la oficina de Bety (cuando comienzo no paro). Así que en chinga me puse de pie y fui a su oficina. Toqué la puerta y me senté, tratando, ¡Dios lo sabe! con todas mi fuerzas de no reírme de sopetón como es mi costumbre. Ella estaba como apendejada, no sabía ni qué decir pero terminó dándome un discurso sobre mis llegadas tarde, que se daba cuenta de todo y literalmente me dijo: "No te creas muy lista". Una vez que escuché con cara de interés toda es bola de reproches me retiré. Cuando regresé a la oficina yo era el chiste de todos, obviamente. Cabe recalcar que en mi trabajo estoy fuera del clóset (hay otros dos homosexuales, y hasta ahora soy la única chica). Y las bromas eran tan cochinas y simpáticas que comencé a ponerme roja de pena y vacilación. Yadira, una chava que no tiene pelos en la lengua y sí mucho que chismear, fue muy fina: "Yo que tú, Cass regresaba a esa oficina, le daba unos besotes bien dados que buena falta le hacen, la montaba en el escritorio, le abría las piernas y hacía eso que ustedes saben hacer". "¡Qué asco, tengo novia" "Ahora ya sabemos quien es la consentida de la jefa". El hipotético vino después: "Seguramente es así porque no acepta su lado lésbico, y nosotros pagamos los platos rotos". De pronto yo era la heroína que podía cambiar el clima laboral nazi si le daba uno de mis besos a Bety. Y eso estaba más que simpático.

Horas después dejaron el tema pero sé que lo van a seguir manoseando. En el receso de la comida le llamé a Vanessa para contarle todo, hasta a ella le dio risa. El subconsciente había traicionado a mi jefa y ahora toda la oficina sabía que me imaginaba en su cama ¿sólo por las noches? Pero yo estaba tan divertida con el tema que olvidé por completo la alta sensibilidad de mi novia cuando escuché: "Tú siempre tienes pegue. Y siempre lo tendrás". ¡S.O.S! Mejor le colgué. Okay, si yo fuera una de esas mujeres trepadoras, sin escrúpulos, con el mismo instinto de superación de Salma Hayek mañana mismo aprisionaba a Bety en el baño y la convertía en una mujer nueva por el beneficio de todos mis co workers. Nunca lo he hecho con una señora y todos sabemos que lo haría por Vane, para darle lo mejor (*) una mejor vida, pero pasa que soy una chica muy respetuosa y aunque no lo parezca, de familia y buenas maneras. Creo que ha sido uno de los mejores días laborales en toda mi vida. Así que salí bien sonriente.

I thought no-one could ever get me high again, I swear I was not looking, Bety!!!

(*) Todos lo haríamos ¿no?

Bubble Island: Cass hoy tiene de autoestima 456 points (inserteaquíestrellasbailando).


Años sin hacer nada (Tema lesbico)-completo-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora