Y los mariachis callaron. No supé que decir, supongo que lo leyó en mi rostro (porque los pantalones no dejaban ver el ligero temblor de piernas). Y al verme ahí, toda pendeja, no le quedó más que decir: "De cualquier manera, estas cosas no se arreglan en la calle, Cassandra". La esperé veinte minutos a que terminara su clase en la "Academia" y mientras estaba recargada en el coche rojo no sabía qué pensar de mi misma. O sea en mis años más juveniles hice muchas pendejadas, cosas peores, pero ahora se supone que yo estaba sentando cabeza, conservaba un trabajo y una relación larga (más larga incluso que las de mis hermanos) nadie creía que yo lo estaba logrando y ahí estaba, empinándolo de nuevo. Comencé a atormentarme con la culpa. Saqué el celular y le marqué a Vanessa. "¡Hey! ¿Cómo les está yendo?" Se escuchaba emocionada, y entre el murmullo de gente tuve que colgar. Pero es que, ¡qué culpa tengo yo de que me guste Alexis!
Que para variar es tan diferente a Vanessa. Cuando salió de su clase nos fuimos en su coche a recoger el mío que estaba en el estacionamiento de Chillis. De ahí la seguí a un restaurante de comida Japonesa en Santa Fe. En el trayecto todavía contemplaba la posibilidad de chocar intencionalmente con alguien y evitar lo que estaba por suceder, tal vez era mejor opción dar vuelta "por confusión" en una de esas calles y perderme de nuevo. Pero no hice nada de eso. Lo saben, lo que estábamos a punto de hacer no era acostarnos como aquella vez -fácil y práctico- era comer juntas, hablar, iniciar algo, porque al seguirla era entendible que yo estaba de acuerdo en que ocurriera. Iniciamos una conversación trivial sobre el lugar, si lo conocía, cuántas veces había estado. Ella me explicaba todo pero yo estaba intranquila porque era la zona comercial, justo por donde andaban Vanessa y Paty. "Estás nerviosa" me dijo. Tuve que usar el viejo truco: "Me pones nerviosa". "Pues relájate, mejor cuéntame de tí, ¿quién eres?"
Comencé a hablar de mi, de lo que me gustaba hacer, de mis años en Canadá, y cómo llegué a complicarles la existencia a mis padres por reportes de mala conducta, de aquella vez que choqué el coche de mi hermana a dos cuadras de mi casa, de cuándo aprendí a pantinar en hielo agarrandome todo el tiempo de la niña que me gustaba, cuando era un niño en bicicleta jugaba carreras con mi hermano y lo pateaba al ganar, y de la primera niña de quien me enamoré. Un surtido de anécdotas cómicas que tengo reservadas para cuando no sé qué decir y es mejor entretener. Ella a su vez me contó de cuando la atropellaron por correr detrás de un perro. Cuando la detuvieron y fue a dar al bote una noche por faltas a la moral y vandalismo, cuando incendió una casa abandonada, cuando se peleó a jalón de pelos con otra niña por defender a su amor platónico, la hija de la maestra de piano. "Tienes un slang norteño" le dije. "Saltillo, Coahuila" "¡Ya decía yo! Las reconozco, una de mis mejores amigas es de Mexicali, y estoy viviendo con una regia". "Nos atraes" cuando dijo eso lo hizo con un tonito tan sugestivo que... ¡bueno! Omitimos por completo nuestros sentimientos y hablamos de babosada y medía, tenemos tantas cosas en común. La tensión comenzó a desvanecer.
Me contó de por qué se fue de Saltillo a estudiar música a Boston. A la mamadísima Berklee, trabajaba y sufría para pagarla. Todo iba bien hasta que se enamoró de una Polaca y cayó en un bache emocional porque la novia era una geniecilla que se hartaba de todo fácilmente. Y en la escuela Alexis aplicaba el virtuosismo y la novia lo lírico (y yo no entendía ni madres de eso, pero nada la escuchaba) total Terry se fue una mañana a Amsterdam y Alexis toda clavada la siguió, y al dejar Berklee su familia la desterró por desubicada, y terminó con Terry en un circo de hipiosos a pan y agua hasta que la muy zorra de Terry se enredó con un tipo de la comuna y Alexis se fue a Malaga, se hizo pendeja y regresó a México temporalmente mientras arregla la visa para regresar a Boston. "¡Todo un drama!" intenté apoyar. Sacó su laptop y abrió el Facebook, me enseñó las fotos de sus amigos, la foto de la famosa Terry (nada del otro mundo, una rubia más) sus papás, sus hermanas, y su tía favorita. Fotos de Berklee, de sus amigos, fiestas, tras bambalinas del circo hippi, y su canario Roberto. "Este es mi mundo, Cass".
Entonces tomé su lap y entré a mi cuenta, le enseñé a mi mamá, mi hermana Mariana, mi hermanos, Aldo y Horacio, mi sobrina Rita de 2 años, una foto con mi papá en su casa, con mi media hermana Antoniela, el cumpleaños de la hija de Sarah mi psicóloga gay, mis amigas Mafer, Renata y Nereida, y mi mejor amigo Gerad. Y entonces le presenté a Vanessa como mi novia (evité el album que tenemos juntas, obvio) en una foto del viernes pasado, donde salimos Paty, Vanessa, Rudy y yo cenando pizza en la sala. "Es bonita" "Sí, es muy guapa" pero no hice ningún énfasis en la voz. Siguió un silencio incómodo. "Bueno, tú sabes lo que yo siento..." "Me pasa igual" me adelanté. "¡Hasta inicié un blog, hablo de tí ahí" "Pásamelo" "¡Claro que no!" "Bueno, ¿cuál es tu nickname?" "No tengo, es secreto. Sólo aparece una foto de mi en la cama y ya". "Lo voy a encontrar porque soy buenísima en eso" "¡Ay, si!... Es en serio, hablo de tí". Y después hubo un silencio no que no fue incómodo quise darle un beso y lo único que hice fue tomar su mano. Es oficial, soy guarro, tengo una amante y se siente tan bien.
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Años sin hacer nada (Tema lesbico)-completo-
RomansaLESBIAN drama (Diarios) Mi nombre es Cassandra Gonzalez, y esta mi historia de amor con Vanessa, el gran amor de mi vida, eramos increíbles pero...