(32) Y sentí un poco de vertido

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Casi creo que contaba las horas para que Alexis llegara de su trabajo y pudiera entregarle mi regalo navideño. Me imaginaba su cara al verlo, si se iba a poner feliz o se si se iba a poner triste porque la trompeta le recordara a la zorra de Terry. Aún así me arriesgué. La envolví en una caja y no la saqué de la cajuela. Tenía planeado quedarme toda la noche con Alexis, para eso tuve que hacer malabares con Vanessa. Entonces, de paso, tuve que atascar a Antoniela poniéndole de pretexto una quedada en su casa. Así que le llamé y le di la orden de que me hiciera el paro. Antoniela fue más gentil todavía: "Pues si quieren se vienen acá, ¿qué hacen allá solas?" pero después de unos segundos entendió: "jaja, olvídalo, yo te cubro like a boss!" Todo bien. Me bañé y me puse guapa ¡Benditas vacaciones de una semana! Sin embargo Vanessa no es estúpida, se dio cuenta de que me arreglaba y que me puse la chaqueta negra, la de las ocasiones especiales. No dijo nada y yo me hice pendeja pero sé que lo notó.


Ya había quedado con Alexis en que pasaría la noche allí y la idea le pareció espectacular porque desde que llegó a DF nadie se había quedado a dormir con ella. Eso me causó ligera inquietud. ¿A cuántas habrá visto? ¿Con cuántas habrá cogido? El chiste era que según ella yo iba a inaugurar ese territorio. En cuanto abrió la puerta (olía a lavanda) escondí mi regalo -a pesar de su peso- con agilidad por mi espalda. Alexis me jaló hacia adentro y me besó. Entonces le dije que tenía un regalo y se lo enseñé, me dijo que el tiempo de los regalos sería después que la prioridad era otra. Y sin poner interés en que traía puesta una chaqueta padrísima y era mi preferida, comenzó a quitarme la ropa, a webo, yo también tenía hambre, así que mientras ella comenzaba por arriba, yo lo hacía por abajo y comencé a desabrocharle el cinturón de los jeans. "Tú siempre hueles rico" le dije entre beso y oreja. "Tú siempre estás rica" Uff, calentador al máximo.


 Alexis se había esmerado en que el departamento del guey aquel luciera lo más lindo posible, había velitas y música como para soft porn programada desde su laptop. Todo a media luz. Estábamos tan cachondas y a full que en el trayecto a su recamara, mientras yo le acariciaba los senos, siguiéndola entre las penumbras, Alexis fue a dar al piso y yo con ella ¡cayéndole encima! ¡Estuvo bien cagado eso jajaja! Nos ganó la risa (como siempre me pasa con ella) y nos fuimos arrastrando entre carcajadas y forcejeos. "Está bien frío el piso, guey" me dijo. Entonces tuvimos que hacer tregua, mínimo para llegar a la cama, pero las dos seguíamos riéndonos. "¿Te lastimaste?" me detuve a preguntar como una damallera. Pero me calló con la boca, estirando el edredón para empezar la contienda.


Todavía después de colmulgar en un orgasmo lleno de colores, latidos y hormigueos seguimos riéndonos. "De repente ya estaba arriba de tí, guey, y yo ¡¿qué pedo?!" le decía entre espasmos de risa loca. Alexis me besó, se me quedó viendo como las niñas a la Barbie y me dijo: "¡Qué pendeja, Cass! Te amo". Stop de risas. Respiré. "No, osea, es un decir. Calmada, yo sé que eres de las que huye". Aclaró. Pero yo me había quedado un poco inquieta. No me malinterpreten, no lo esperaba, o sea es muy pronto ¿no? "No, ni pedo, o sea yo lo sé, es decir" dije también para tranquilizarla. "Bueno, no hay nada mejor que coger sonriendo" me dijo, alegre. Pero yo sé, digo, por lo que acababa de decirme que Alexis no había cogido, ella estaba haciendo el amor. Y sentí un poco de vértigo. Después de cenar burritos con guacamole y pepsi comenzamos a abrir nuestros regalos. Primero iba yo, por ser la invitada. Comencé por la caja más grande que contenía una carta sellada. "¡Amo las cartas!" le dije premiandola con un beso. "No es de amor, eh, es un bitacora de viaje, un viaje especial" (hizo enfásis en la voz). 


"Alexis, no hay necesidad de aclararlo, no estamos enamoradas, ya lo sabemos". Me sentí como maestra, como el profesor jirafales dando catédra, ¡qué ridicula yo! Adentro de la caja venía una grabadora de voz digital. "Bueno, en realidad es mi regalo, hice trampa. Quiero que de aquí a seis meses, si nos seguimos viendo, grabes cosas, como un documental, me cuentes de tu vida y lo que haces". "Ah, un docuvoice" le dije al mismo tiempo que le preguntaba el por qué seis meses. Alexis me contestó que los seis meses de una relación son los mejores, y que independientemente de lo que pasara entre nosotras ella quería conservar eso para siempre, un recuerdo de su amiga, esto lo dijo como bajándole intensidad al asunto. "¡Entonces tengo tarea!" y sonreí. 


Años sin hacer nada (Tema lesbico)-completo-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora