(28) Todo sobre mi madre

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Mi vida es todo un desafío, igual que la de Michelle Obama cuando rompió el protocolo y tocó a la reina de Inglaterra. Me gusta evadir las normas, gimotear, ir contra la corriente y todas esas cosas que hacen las aventureras. Pero toda esa emoción, esa rebeldía y esa galanura se me baja cuando tengo que ir a mi cita con Sarah, la que siempre -involuntariamente o no- me baja de webos bien cabrón. Y es que Sarah y yo somos como hermanas. Me conoce muy bien. Nos conocimos cuando yo estaba todavía en secundaria en el colegio Madrid. Ella era una estudiante de Psicología que llegó para hacer prácticas. Y como ya estaban hartos de verme en dirección decidieron que experimentara conmigo. Yo estaba en la edad de la puntada y en nuestra tercer sesión le dije que me gustaba Claudia (según yo quería imponerle miedo y asco) pero me sacó un comodín y me dijo que a ella le gustaba una tal Norma pero que no le dijera a las maestras o no le firmaban las prácticas. Entonces más por curiosidad que por ganas seguí con mi terapia. 


Cuando me fuí a Canadá nos mandábamos mails y creo que nos encariñamos. Me he hecho dependiente de ella y a veces me gusta pensar que ella también se ha hecho dependiente de mi porque NO me ha dado de alta. Por momentos creí que en el fondo yo le gustaba pero cuando conocí a Erika, su mujer, me quité esas ideas de la cabeza. ¡Es un forro! Antes de entrar recibí un sms de Alexis que me sacó el corazón de ida y vuelta. Entonces entré muy optimista y me senté. "Vienes muy contenta hoy, Cass". Sonreí bien pendeja. "¿A qué se debe? ¿Aumento de sueldo? ¿Cuestiones de amor?". Me quedé pensando en sí le decía o no, pero, come on, ¡es Sarah! "Me siento bien, tengo una amante. Alexis, la mesera". Abrió mucho los ojos y se río como disimulando. "¡Qué padre, Cass! ¡Nuevo romance! Y la chica que lleva cinco años contigo, aguantándote todo ¡que se vaya a la mierda!" me dijo bien irónica. Maldita. "Pero ¿sabes qué? No vamos a hablar de eso, no me hagas trampas".


El big deal es que no me llevo con mi mamá. Mis papás se divorciaron cuando yo era muy chica, tenía 6 años. Todo porque mi papá se encamó con alguien. A mi mamá eso le dolió en el alma y lo corrió de la casa. Un año después mi mamá se quiso sacar el clavo y se enamoró de un fulando de Irlanda, a donde, atrapada por una segunda pubertad, fue a seguirlo dejando hijos, familia, todo. Mi abuela Nina se hizó cargo de mis hermanos y de mí, pero a mi no me gustaba estar con Nina así que me fuí a vivir con mi papá. A mis 8 años mi papá y yo eramos el equipo perfecto, yo le hacia el nudo de las corbatas mientras que a cambio él me hacía los hotcakes. Me llevaba a sus clases a la Universidad (es filósofo) para que todas sus alumnas enamoradas de él me chulearan. Hasta que -cuando tenía 9- mi papá se enamoró de Sharon, su esposa, que en ese entonces tenía 35 años y una hija de dos. Entonces hicimos vida de familia, Sharon, Antoniela mi papá y yo. De Sharon no tengo queja alguna, es una mujer muy fantasiosa, intelectual, historiadora. Siempre me tuvo paciencia y me decía: "Sé libre Cassandra, como una Paloma en el viento" y pues yo le hacía caso. Entonces mi papá y ella siempre estuvieron muy en su trip, muy de novios. 


Y Antoniela fue como mi hermana. Ella ahora es una chava, uff, muy guapa, tiene el cabello oscuro, rizado, hermoso, es exquisita, de ojos azules. Está hermosa (bueno, Sharon es muy guapa también) y lo mejor es que nos llevamos increíble. Como crecimos juntas me llevo mejor con ella que con mis hermanos de sangre. Nos hemos ido de vacaciones juntas y nos vemos una vez por semana en la clase de hatha yoga. Cuando le dije a mi papá y a Sharon que era gay, después de un silencio contemplativo, no hubo pedos. Mi papá me abrazó y me dijo: "Eres bendita, eres luz" y Sharon me dijo que siguiera mis instintos (lo sigo haciendo, ja,ja). En cambio mi mamá después de vivir 3 años en Irlanda regresó a casa de la abuela Nina y siguió noviando y comportándose a la ligera. Pero yo ya no la veía mucho salvo en las juntas con las maestras del colegio por mi mala conducta. Cuando le dije lo de ser gay pegó el grito en el cielo, se culpó de haberse ido e hizo drama. Un drama que no necesité porque no la veía como figura materna.


A veces voy a casa de la abuela y las veo. Con mi mamá platico muy brevemente. Y siempre me dice lo mismo: "Cassi, hijita, yo te quiero ver feliz. No entiendo como estando tan bonita no aprovechas tu juventud y belleza. Mira, ahí está Paco, el de las alfarerías, sigue soltero" y después cambiamos la conversación. Por eso Sarah dice que yo ando buscando mamás en las mujeres con las que me relaciono románticamente pero que eso no tienen nada que ver con ser gay. Y yo en realidad no ando buscando mamá, yo ando buscando pechos y buena cama. Pero es un punto en el que no hemos llegado a un acuerdo. En esa sesión tomamos un episodio de mi vida cuando le agarré a mi mamá una bufanda roja y me echo en cara muchas cosas, que yo no había estado en los planes, que ella sólo quería tres hijos. Al terminar me quedé pensativa y le dije a Sarah lo que sentía: "¿Tú crees que algún día me cure, es decir, que sea lo que tú quieres?" "Yo no quiero que seas alguien en especifico, Cass, quiero que seas feliz. Y te voy a decir algo, el 99% de mis pacientes siempre se van a enfrentar al mismo problema. Pero vienen aquí con la esperanza de intentarlo y nunca dejar de intentarlo. Eso es la vida, eso vivir. Tú estás viva, estás viviendo". Sonreí. "En la próxima sesión ven con Vanessa" ¡Puta! 


Años sin hacer nada (Tema lesbico)-completo-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora