Me removí incómoda en la cama, frustrada intenté darme la vuelta hacia la pared para poder dejar de notar los rayos de sol en los ojos, sin embargo no pude. Maldije bajito y abrí pesadamente los ojos.
- Buenos días preciosa - pestañeé varias veces hasta acostumbrarme a la claridad de la habitación.
- Buenos días - bostecé - ¿Qué hora es?
- Las diez y media.
- Todavía es temprano - me acomodé de nuevo en el hueco de su cuello -. Zelo me dijo que nos íbamos a las tres.
- ¿Temprano? - río - Alguien aquí no lleva bien lo de despertarse - negué.
- Duerme.
- Tengo que cambiarme las vendas - abrí el ojo derecho y visualicé los vendajes teñidos de rojo, me incorporé sobresaltada.
- ¡No lo hagas! Yo te las cambiaré - salté de la cama y empecé a buscar por la habitación el botiquín.
- Está debajo de la cama - me dijo divertido.
Me agaché y busqué por debajo del colchón hasta encontrar la pequeña caja de color blanco con una cruz roja en ella, al levantarme escuché un gruñido de Yongguk, lo miré preocupada.
- ¿Estás bien? ¿Te duele algo? ¿Quieres alguna pastilla? - me senté a su lado.
- N-no - tragó -. Nada de eso.
- ¿Entonces? - lo miré interrogante.
- ¡Agh! ¡Maldita sea! - me miró con un leve rubor en sus mejillas - Tu camiseta.
Miré hacia el top y lo vi un poco más debajo de lo normal, no mostraba mi pecho por pocos centímetros, rápido me lo subí de nuevo. Ruborizada comencé a quitarle las vendas a Yongguk del hombro izquierdo.
- Me gusta que seas mi enfermera - con unas gasas del botiquín le fui quitando la sangre seca.
- No te acostumbres - miré la herida, no era muy profunda, ¡gracias al cielo!
- ¿Por qué?
- No me gusta verte herido, separa un poco el brazo por favor - inmediatamente él me hizo caso.
Me acerqué a su pecho para poder pasarle con más facilidad la venda, estaba completamente ruborizada por estar tan cerca de Yongguk y es que, de lo cerca que me encontraba era capaz de sentir los latidos de su corazón. Le di tres vueltas completas a la venda y me fui a separar cuando Yongguk me atrapo con su otro brazo.
- No pretendes dejarme así ¿no? - lo miré confusa.
- ¿Así cómo?
- No puedes simplemente recorrer mi pecho sin darme nada a cambio - puse los ojos en blanco.
- ¿Es enserio? - asintió - Bien, ¿qué quieres?
- Esto.
Empujó mi cuerpo hacia el suyo con suma delicadeza, todo mi peso lo soportaba su parte derecha del cuerpo para así no herir a la izquierda. Lo miré a los ojos sonrojada, Yongguk me sonrió pícaramente y me besó.
Al principio fue un simple roce de nuestros labios, pero con el paso de los segundos la lengua de Yongguk me empezó a delinear mi labio inferior pidiendo permiso para profundizar el beso, no lo dude y le dejé entrar.
Pasé mis manos por su cabello, enredando mis dedos en ellos. Yongguk gruñó y con la mano que tenía libre comenzó a acariciarme la espalda, prometo que sentí su tacto como pequeñas descargas eléctricas.
Nos separamos por falta de aire, respiré entrecortadamente intentando que el oxígeno llegará a mis pulmones. Yongguk sin embargo, no quiso darme una tregua y comenzó a dejar pequeños besos por mi cuello hasta llegar a la clavícula, sin quererlo jadeé por su roce.
- Yongguk t-tenemos que parar - acaricie su cuello mientras reposaba mi cabeza en su hombro derecho.
- Lo sé, solo quería mi pago - sus manos se pasearon por mi cabello.
- Déjame cambiarme y recoger todo este desastre - Yongguk me soltó de su abrazo.
Tiré a la basura las vendas ensangrentadas y guarde el botiquín en su sitio, después me aseguré de que su vendaje estuviera perfectamente colocado y salí sin decir nada de la habitación en busca del baño.
Al tercer intento lo encontré, rápido entré y puse el cerrojo. Me toqué el pecho, justo en la parte del corazón y me di cuenta de cuán rápido me latía. Me acerqué al espejo y observé como rostro se encontraba completamente rojo.
Maldito Yongguk, maldito sus besos y malditas sus caricias.
Me lavé la cara y me cambié de ropa, llevaba puesto unos pantalones rotos holgados y una camiseta ajustada negra, me peiné con los dedos el flequillo y me preparé para salir del cuarto de baño.
- ¿Yongguk? - abrí lentamente la puerta, y para mi sorpresa él no se encontraba en la habitación.
Entré y guardé mi pijama de nuevo en la mochila, cogí mi teléfono móvil para mirar si mi hermano o Sunny me hubieran llamado o mandado un mensaje, pero nada de nada.
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Bajé las escaleras hasta dar al salón, en los sillones estaban sentados Yongguk y Zelo, y por lo que sus rostros reflejaban no parecían muy contentos.
- ¿Os pasa algo? - con cuidado me senté al lado de Yongguk.
- Malas noticias - Zelo apretó la mandíbula.
- ¿Qué malas noticias? - tragué, Yongguk me miro serio.
- Nuestro jefe sabe de ti - un nudo se formó en mi garganta -. Exige verte, nos ha pedido que te llevemos ante él inmediatamente.
Estaba muerta. Muerta de miedo.
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¡Hola!
Creo que nunca había empezado el insti de una forma tan mala, me he puesto mala y me han tenido que pinchar penicilina, y encima me han cambiado de clase (no es algo típico en mi instituto). ¡Todo es tan raro!
Espero que ustedes hayáis tenido una vuelta al colegio/instituto/universidad mejor que la mía.
Nos leemos.
XOXO.
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One Last Shot /BAN YONG-GUK - BAP/
Fiksi Penggemar------------------------------------------------------------------------ - Pequeña, ¿estarías dispuesta a salvar a este pobre demonio de una muerte segura? ------------------------------------------- Obra escrita por: xWhispersOfTheNightx Está P...