Ninguna de las dos mujeres que yacen en la cama ha tenido el valor de decir algo. Ambas están sumergidas en sus propios pensamientos. En el interior de Rebeca una mezcla de confusión, remordimiento y pesadez hace fiesta. Si bien es cierto que disfrutó el acto, en estos instantes desea que la chica de pelo rizo que respira irregularmente a su lado se marche y la deje sola. De esta manera podría pensar con más claridad. Sin embargo, no tiene el valor suficiente para hacerlo. No quiere que la morena se sienta ofendida o que piense que luego de esto su amistad quedará irremediablemente quebrada. Aunque evaluando la situación, esa podría ser una posibilidad. Realmente Rebeca no lo sabe ni tiene la más remota idea sobre qué pasará mañana. En unos segundos más, Rebeca decide voltear el rostro hacia el de Charlotte. Para sorpresa de Rebeca, esta ya la estaba observando. En cuanto sus miradas se cruzan, en los ojos de Charlotte no había remordimiento ni confusión, esto último, supone Rebeca, es porque Charlotte tiene clara su identidad sexual. Sin embargo, Rebeca pudo percibir un alto grado de preocupación en la oscuridad de su amiga. Se pregunta qué reflejarán sus ojos en estos instantes y qué interpretará Charlotte de ellos. Como si lo hubiera leído claramente, Charlotte se levanta delicadamente de la cama.
-Creo que lo mejor es que me vaya. Tienes demasiadas cosas en las que pensar.
-Charlotte...
-No te preocupes, Rebeca... Yo respetaré cualquier decisión que tomes... Lo último que deseo es confundirte más de la cuenta. Soy adulta y entiendo perfectamente que esto fue un simple arrebato.- Puntualiza, aunque no se nota tan segura de ello.
-Dame tiempo para asimilar lo que aquí pasó...
-Eso es justo lo que te daré. Adiós, amiga.
Luego de vestirse, Charlotte cruza la puerta dejando ahí a Rebeca, echa un lío emocional, más confundida que nunca y llena de remordimientos. Le había sido infiel a Rodrigo, por más hijo de puta que él sea, por más que haya discutido con él, aún seguía siendo su novio, y le ha fallado... Le ha fallado con una mujer.
Luego de esperar a su hermana y darle un beso de buenas noches, Rebeca regresa a la cama a tratar de conciliar el sueño y a tratar de no pensar nada más en las sensaciones experimentadas con Charlotte. También lucha consistentemente en alejar ese sentimiento tan desagradable de culpa y remordimiento. Toma su celular en sus manos y mira la pantalla con la esperanza de ver un mensaje de Rodrigo. No sabe porqué espera una maldita disculpa, si él nunca da el primer paso para ello. Siempre era ella la que lo buscaba, incluso cuando ella no era la culpable de nada. Rebeca estaba rotundamente decidida a no doblegarse y no permitir que ese sentimiento que no logra entender de dónde sale hacia Rodrigo la haga perder la dignidad una vez más. Claro, eso era antes de que pasara lo que pasó con su amiga hace unas horas. Ahora todo es distinto. Decirse a ella misma que es lesbiana le causa temor. Nunca se había planteado la posibilidad de que le gustaran las mujeres. Aunque para sí misma debe admitir que las únicas películas pornográficas, esas que veía en el tiempo en el que comenzaba a despertar sexualmente, eran las que aparecían dos mujeres complaciéndose. En cierta ocasión pensó que ese hecho la convertía en lesbiana, pero recuerda ella que Norma, su mejor amiga, le confesó que también las veía y que eso no implicaba que no le gustaran los hombres. Rebeca pensó que eran solo fantasías provocadas por las hormonas que solo una adolescente puede poseer. Pasó el tiempo y dejó las películas lésbicas y con ellas, esa curiosidad de saber qué se sentía experimentar todo lo que esas mujeres se hacían mutuamente.
Su primera vez fue con Bryan, un chico lánguido y paliducho que cursaba el décimo grado de escuela superior con ella. Fue un completo desastre, pues ambos eran totalmente inexpertos. Aunque aquél acto no fue ni por casualidad romántico ni especial, sí Rebeca lo recordará como aquél que con timidez y nerviosismo le hizo perder la castidad. El chico no era nada especial para Rebeca; no eran novios, ni siquiera lo encontraba hermoso. Ella simplemente quería experimentar y así lo hizo. Luego de Bryan, se añadieron a la lista, José, Diego, Carlos y por último, Rodrigo. Con su actual novio ha experimentado cierto placer, y hasta el momento creía que él le ofrecía buen sexo; ahora está consciente de que ese hecho no es del todo cierto, pues hace cuarenta minutos experimentó el mejor orgasmo de toda su vida... Con una mujer... Rebeca solo se había quebrado de esa forma cuando ella misma se exploraba. Sí, ella conocía cada punto de su cuerpo y varias veces ella se ha partido en pedazos en la oscuridad de su habitación.
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La chica del pelo rizo #WGA2017
RomanceEl amor llegó sin previo aviso destruyéndolo todo como si huracán fuere. Llegó sin permiso instalándose en cada célula, en cada rincón de su ser. La aparente amistad se convirtió en algo más... Rebeca estaba segura de su heterosexualidad, pero llegó...