La semana pasó deprisa para Rebeca. Tanto que ahora está a segundos de cruzar las puertas de Arquitectura Dillard's. En días pasados hubiera estado echa una bola de nervios, pero hoy camina con paso firme y decidido, dispuesta a comerse el mundo. Tal vez su seguridad se deba a las palabras de apoyo de su nueva amiga Charlotte o porque simplemente está convencida de que el puesto será de ella.
El día después de ese casi beso entre Charlotte y ella, tomó la decisión de arreglar con Rodrigo su situación inmediatamente. La verdad, no valía la pena seguir enojada con él y bueno, tampoco quería seguir dándole vueltas a ese pequeño lapso de tiempo en el que deseó besar a la chica de pelo rizo. Aún así, por alguna razón, no había puesto distancia entre ambas, al contrario, se escribían constantemente y conversaban por teléfono muy seguido. Aunque no se habían vuelto a ver en persona ya que Rebeca ponía cada excusa para no encontrarse con ella. Rebeca no quería seguir confundiéndose más de la cuenta. Ninguna de las dos había mencionado nada al respecto cuando hablaban, y Rebeca lo agradecía. Ayer quedaron en irse a celebrar si le daban el puesto. Antes de vociferar una excusa más, y luego de evaluarlo por unos minutos, llegó a concluir que le estaba dando demasiada importancia a ese episodio en la playa, así que accedió. Además de que se siente muy cómoda con Charlotte a pesar de todo. En esta semana ha conocido a una gran persona y de a poco se está convirtiendo en una gran amiga. Con Rodrigo todo sigue igual. Es decir, su relación sigue como siempre. No es un secreto el hecho de que el novio de Rebeca no es precisamente el más romántico del mundo. Luego del mensaje de la semana pasada, él simplemente respondió con un "ok". Rebeca realmente odia recibir eso como respuesta, pero bueno, ya está acostumbrada. Además tiene muy claro el porqué su novio es cerrado a la hora de expresar sus sentimientos, y esto Rebeca lo entiende perfectamente. Conoce la historia de él de principio a fin y no solo lo comprende, también la lleva a aceptarlo así tal cual. Muchas veces se ha formulado en su mente la pregunta de que si en realidad está con él porque lo quiere o porque se siente en la obligación de permanecer a su lado. Ella se prometió a sí misma, inclusive a él, que nunca lo haría pasar por lo que le hizo pasar su exnovia.
Cruza las puertas de cristal dejando a un lado los pensamientos acerca de su novio poco romántico y va directo a la oficina de Recursos Humanos. Una vez se identifica, la asistente administrativa le indica que la entrevista será directamente con el señor Villanueva. Rebeca no lo puede creer, pensaba que primero la entrevistaría la directora de este departamento y no el mismísimo arquitecto de la compañía. Tenía entendido que para llegar a eso primero había que pasar varias entrevistas. Sin ocultar su cara de emoción, se dirige hacia el piso veintidós, que es en donde está la oficina. Un escolta muy musculoso y ancho ante los ojos de Rebeca, la acompaña en el trayecto para que no se pierda. Vaya, la amabilidad en esta empresa es impresionante, piensa para sí. Una vez el elevador se detiene en el piso señalado, un cosquilleo recorre el estómago de Rebeca. Realmente espera impresionar al señor Villanueva. El escolta se despide con un ademán de cabeza luego de desearle éxito. A lo que Rebeca responde con una sonrisa nerviosa. Se dirige hacia el mostrador que tiene delante y se identifica. La mujer que está al otro lado tiene el pelo marrón y tiene unos ojos tan verdes que a Rebeca le da la impresión de estar perdida en una pradera en plena primavera. Realmente es una mujer que impacta por su rostro poco común y su belleza exótica. Rebeca no pasa desapercibido el hecho de que la mujer está mascando chicle como una cabra. Hace una mueca de asco; automáticamente le resta seis puntos a la chica. La mujer de ojos verdes no es tan amable como debería ser; la trata con cierto grado de hostilidad. ¿Qué le pasa?
—Sí, el señor Villanueva ya la espera.
La mujer sigue mascando de esa forma tan desagradable y mira a Rebeca de arriba abajo con una mueca de total desagrado. Aún así Rebeca muestra su mejor sonrisa, pues no permitirá que una mujer tan desagradable le arruine el día. Y más si es uno tan importante como este. La recepcionista le indica cuál puerta cruzar y Rebeca se dirige sin pensarlo dos veces. Mientras camina hacia las dos puertas de cristal ahumado, ve a su izquierda un espejo. De manera que toma unos segundos para observarse. Verifica que la falda tubo de cintura alta negra esté en su sitio. Arregla su camisa de manga larga de color coral ya que se había salido de adentro de la falda un poco. Verifica que su delicado maquillaje no se haya corrido y listo. Toma un suspiro y por fin decide abrir la puerta.
El que supone es el arquitecto está de espaldas sentado en su silla, entiende Rebeca, observando la vista que le ofrece el gran ventanal de cristal. Esta parte de la empresa permite obtener una gran visión de una buena parte de San Juan.
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La chica del pelo rizo #WGA2017
Roman d'amourEl amor llegó sin previo aviso destruyéndolo todo como si huracán fuere. Llegó sin permiso instalándose en cada célula, en cada rincón de su ser. La aparente amistad se convirtió en algo más... Rebeca estaba segura de su heterosexualidad, pero llegó...