Primer impulso: correr. Segundo: vomitar. Tercero: desaparecer.
Hace más de cinco minutos que Rebeca salió corriendo de la Catedral en la que su hermana iba a casarse. Ver el rostro del hombre que le mutiló la espalda desfilando junto a su hermana le provocó un ataque de pánico. Su única reacción fue salir huyendo de la iglesia, dejando a todos con la boca abierta. Aún puede ver los ojos de su novia clavados en ella destilando asombro y tristeza y oír los gritos de su hermana llamándola...Limpia su boca con la manga del vestido violeta que lleva puesto, pues ha devuelto el estómago en el la esquina de la calle. ¿En qué estaba pensando su hermana? ¿Por qué su padre volvió? De seguro Katia lo buscó hasta debajo de las piedras. Esta vez la Dillard cruzó los límites. No puede creer de lo que es capaz de hacer esa mujer. ¿Cuándo parará?
En estos instantes, Rebeca se ha convertido en una niña pequeña, insegura y temerosa. Los recuerdos de los golpes la azotan sin piedad, aniquilándola, destruyendo la seguridad de estos últimos años... Pensaba que todo estaba superado, pero no es así. El miedo, dolor y el rencor están adheridos en el ser de Rebeca. No sabe dónde está ni cómo llegó hasta aquí... Se sienta en el pavimento de un callejón sin salida y se hace un ovillo. Llora, llora con intensidad, tiembla de rabia y temor; de tristeza y dolor.
—Papi, no me des... Por favor. No vuelvo a derramar la crema que usas para brillar la motora... - dice la pequeña Rebeca suplicando llorosa.
—Cállate, estúpida niña... ¿Ves, Rosaura? ¿Ves porque haber tenido a esta mocosa fue un error?—el monstruo se dirige a su esposa, la mamá de la pequeña.
El miedo se apodera de la niña y sin evitarlo se orina encima.
—¿Por qué tu pantalón está mojado, Rebeca?- la niña se niega a responder- Te hice una pregunta, niña estúpida. ¡Contesta!
Otro golpe con la correa. Rebeca llora sin poder evitarlo. El miedo no la deja hablar o actuar, de modo que Rafael, el abusador, continúa pegándole hasta el cansancio...
La Rebeca adulta, la que tiembla y llora incontrolablemente en la esquina del callejón, lucha por apartar los demonios de su pasado, pero estos no quieren detenerse. Ver el rostro de ese señor fue una bomba para ella... Volver a verlo le ha hecho demasiado daño. Rebeca no sabe cuánto tiempo lleva llorando en esta esquina, pero tampoco desea saberlo. Como los recuerdos siguen persistentes, Rebeca decide incorporarse y seguir caminando para intentar alejarlos de su cabeza. No lleva reloj así que no sabe la hora exacta, pero debido al sol que está desapareciendo en cielo, calcula que pronto serán las seis de la tarde. Continúa vagando hasta que decide tomar un taxi con destino a su apartamento. No lleva celular y agradece no tenerlo, pues no desea saber de nadie ni de nada. Cuando alza su mano para llamar al taxi, recuerda que no lleva cartera, mucho menos efectivo consigo. Rendida decide emprender la marcha a pies en dirección a su apartamento. Una vez se ubica en tiempo y espacio, camina por largos minutos. El frío comienza a congelar sus pies descalzos. Todos la miran como si hubiera perdido la cabeza. Es entendible; una mujer vestida elegantemente, descalza, con el maquillaje todo regado y llorando desconsoladamente, puede que pase como una loca desquiciada. Cruza la calle y un olor a café inunda las fosas nasales de Rebeca. Su estómago ruge en respuesta al olor. Observa el establecimiento y sonríe melancólica; es El Mesón, el lugar en donde Charlotte se había desahogado con ella, donde Rebeca la llevó para consolarla. Daría lo que fuera por un café y un quesito, eso siempre le sube el ánimo, pero no tiene dinero para comprar ni medio posillo de café.
—Una vez me dijeron que el café y el quesito de este lugar logra consolar y levantar el ánimo.
Rebeca no se voltea, sin embargo reconoce la voz de su novia.
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La chica del pelo rizo #WGA2017
RomanceEl amor llegó sin previo aviso destruyéndolo todo como si huracán fuere. Llegó sin permiso instalándose en cada célula, en cada rincón de su ser. La aparente amistad se convirtió en algo más... Rebeca estaba segura de su heterosexualidad, pero llegó...