EPÍLOGO

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El invierno llegó hace unos días atrás, y este azota sin piedad a la ciudad. En esta isla siempre es verano, sin embargo, este diciembre es diferente a los demás; ha sido más frío de lo que estamos acostumbrados. Por consiguiente, las personas han optado por alejarse de los cuerpos de agua. Yo soy la excepción. Es temprano aún, y la gente que suele ser como yo, esos que no les afecta las temperaturas bajas, aún no llegan, y eso me agrada. Cada diez de diciembre vengo a esta playa; al lugar en donde todo comenzó. Fue aquí en donde deseé besar a una mujer por primera vez. Fue aquí en donde mis sentimientos comenzaron a transformarse.

Si me preguntaban hace años atrás si era posible que me enamorara de una mujer, la respuesta hubiera sido no. En ese tiempo, estaba segura que mi felicidad estaba junto aquél conocido desconocido y junto a la hermosa sonrisa de mi hermana Coral. Sabía que la vida no era color de rosa; mi vida nunca lo fue, pero pensaba que ya había sufrido lo suficiente como para que algo más sucediera y que esto me afectara más de lo que ya estaba. Qué equivocada estaba. Supongo que algunos nacemos con una marca y estamos destinados a sufrir una y otra vez.

No hace falta mencionar todo lo que la vida me llevó. Sin embargo, me proclamo una guerrera. Una que se levantó una y otra vez. Una que sigue de pies buscando la paz y tranquilidad emocional. Aunque esta última lucha es muy difícil para mí, pues soy huracán y tempestad... Soy fuego abrazador. Cuando las personas pasan por situaciones como yo, y la vida arrasa con todo lo que amas, aprendes a tomar ese mismo ritmo. Te conviertes en alguien que se aferra a lo bueno que se te presenta al instante, sin preocuparte por si durará o no. Sabes que nada es eterno y que solo te queda disfrutar de las cosas que te hacen bien, aunque sea por unas fracciones de segundos.

Te vuelves intensidad, y por lo tanto, aprendes a vivir así. Cada quien reacciona diferente. Tal vez si cualquiera hubiese enfrentado lo que yo enfrenté, hubiera cerrado su corazón; transformándolo frío y evitando sentimientos que tratasen de derretir ese hielo. Como saben, no fue ni es mi caso. No me he cerrado a nuevas oportunidades, no he dejado de sentir... Al contrario, ahora soy capaz de abrir aún más mi alma y me permito experimentar todo lo que la vida me ofrece, tomando lo bueno y apartando lo malo.

Sonrío de medio lado... Sonrío porque a pesar de que ya han pasado varios años, aún continúo visitando esta playa... Al igual que ella también lo hace. Ella no sabe que me dedico a observarla de lejos, o eso creo. Al ver su alegría, yo también me contagio. No se confundan, yo no pretendo volver con ella... No pretendo volver a amarnos. Es solo que verla me tranquiliza, me hace pensar que al final todo valió la pena... Que aunque no estemos juntas, fuimos capaces de conseguir felicidad. Me gusta observarla y ver lo que ahora es. Cada diez de diciembre ambas tenemos una cita en este lugar; yo para verla y ella para jugar con su pequeña y su pareja. Según me contó Felipe, la princesa se llama Rebeca. Eso me hizo feliz; es su manera de recordar el amor que un día me profesó. Observo a la hermosa familia sonriendo. La niña es una princesa asiática, quien siempre ríe a carcajadas. Charlotte se pasa pasándole la melena rizada por el rostro, provocando así las risotadas de su pequeña. Su pareja siempre se queda mirando a sus dos mujeres con devoción; como si no hubiera nada más perfecto. Eso también me hace feliz, pues sé que ella está completamente enamorada de la Chica del Pelo Rizo. La ama como yo la amé alguna vez.

Miro la hora en mi reloj y ya es tiempo de marcharme. Pronto mi novia despertará y tengo pensado prepararle el desayuno. Ella sabe que cada diez de diciembre vengo aquí, por lo tanto no se preocupa si por casualidad despierta y no me encuentra.

Me incorporo, miro una vez más a la Chica del Pelo Rizo y para mi sorpresa ella me está observando. No me pongo nerviosa al verme expuesta ante sus ojos. Me limito a sostenerle la mirada a lo lejos, le sonrío y le digo adiós con la mano. Ella me devuelve la despedida, y a continuación me volteo.

La chica del pelo rizo #WGA2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora