CAPÍTULO OCHO: CONFESIONES DE AMOR

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Capítulo dedicado a la muggle lunaangela2 , la loca que quiere secuestrar a Felipe.

Capítulo nueve: Confesiones de amor

— Planeta Tierra, llamando a Marte— Coral chasquea los dedos delante de su hermana en busca de atención.

— ¿Ha? ¿Qué dijiste?— pregunta con confusión, es obvio que no le ha prestado la más mínima atención a su hermana menor.

— ¿No has estado escuchándome? ¿Qué te pasa que andas en un viaje?— pregunta con el ceño fruncido.

— Nada... Solo estoy cansada— miente Rebeca.

La verdad, no ha dejado de pensar en el fatídico triángulo amoroso que hubo entre su jefe, su amiga y la hija del presidente de la compañía en la que comenzó a trabajar hace un mes. ¿El destino le ha jugado una mala pasada? Está consciente de que Puerto Rico solo mide cien por treinta y cinco, pero no es como para haber sido atropellada por la hija del presidente de la compañía en la que deseaba laborar, que se haya topado con una chica de pelo rizo en el vestíbulo de ese mismo hospital, que esta termine siendo su amiga y por último, que su jefe haya sido ese hombre en la cama de Katia que provocó la ruptura de la relación de Charlotte y Katia. Hace cuatro horas, cuando estaba en la bañera, solo pudo reírse con ironía. No se había percatado lo pequeña que era la Isla del Encanto, hasta ese momento. ¿Qué más pruebas se necesitan? Su jefe es el ex de la ex, ahora de nuevo novia, de su amiga. Saber que ellas hayan vuelto a retomar su relación, provoca en Rebeca desasosiego. Por sus venas puede percibir el caudal de celos que por estas fluye; casi envenenándola... Quemándola lentamente. Aunque haya tratado de disfrazarlos, diciéndose a sí misma que solo era el coraje provocado por la omisión del hecho, muy en el fondo sabe que los malditos celos la están matando. Sí, es cierto que aquella Noche Buena ellas quedaron solamente como amigas y que también prometieron que lo que había sucedido en su recámara no iba a volver a suceder, pero es casi obvio que el acuerdo no había sido lo que deseaba Rebeca realmente. Decidió darse un tiempo para encontrarse, para respirar paz, para reorganizarse, pero eso no quiere decir que Charlotte no le guste. Muy por el contrario, se le ha hecho sumamente difícil controlar las ganas de perderse en lujuria con ella... De seguir experimentando con esa hermosa mujer. De...

— Hey, te fuiste otra vez— interrumpe la hermana sus pensamientos.

— Lo lamento, Coral. Creo que me acostaré a dormir. ¿Continuamos mañana? Sé que nos queda mucho por hacer y tu boda es dentro de poco menos de nueve meses, pero hoy no tengo cabeza para ello.

— Está bien, Re. Te dejaré ir a dormir sólo porque te ves como la mierda, pero mañana me vas a contar todo lo que pasa por esa mente. Te conozco.

— No me pasa nada... Solo estoy exhausta.

— Sí, Rebeca... Vamos a hacer que te creo.

— Ya, pioja. Te amo.

Se enfunde en su pijama, se cepilla los dientes y va dispuesta a tirarse en su cama tamaño Queen. La satisfacción de tumbarse en un colchón cómodo, limpio y grande, es deliciosa. Dispuesta a dejar de girar sus pensamientos entorno a Charlotte, Katia y su jefe, se coloca los audífonos de su ipod para así poder perderse en las disonancias musicales de Arjona.

"Por culpa de un milagro despistado, tú te fijaste en mí sin darte cuenta..."

La habitación se ilumina con la luz proveniente del celular que descansa sobre la mesa de noche ubicada al costado de la cama de Rebeca. Con desgano se voltea de lado para estirar el brazo con la intención de alcanzar el móvil. Un nuevo mensaje de texto se refleja en la pantalla. Alza las cejas con fastidio al ver que el remitente es Charlotte.

La chica del pelo rizo #WGA2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora