Me despierto gracias a la vibración de mi celular bajo mi cabeza. Abro los ojos, alterada, pero el sonido del mar y el tener a Julián al lado mío con los ojos cerrados, hace que la paz que tenía hace unos minutos atrás vuelva a mí. Saco el celular del bolsillo de la mochila, sin apuros, y atiendo la llamada.
-Dónde estás, Oriana?
-Papá?
Digo confundida.
-Dónde estás?
Vuelve a repetir, está furioso.
-Me fui con Julián, en un rato volvemos pa, quédate tranquilo hombre!
Le digo un poco desesperada.
-Ah, estás con Julián, bueno avísame cuando estén volviendo.
Me contesta, ahora más tranquilo. Me pone feliz que aunque a veces se ponga medio celoso, se quede tranquilo cuando está Julián conmigo, sabe que es un buen chico.
Terminamos la conversación y lo único que hago es mirar fijamente a Julián, a la paz que tiene al dormir. Le acaricio la cara con mi mano y él hace una mueca. Le doy un beso suave y eso era lo único que faltaba para que abra sus ojos, los cuales me miran con ternura.
-Buenas tardes.
Le digo en silencio.
-Buenas tardes, hermosa.
Me contesta.
-Qué hora es?
Me dice, sin cortar con el ambiente sereno que reina en esta hermosa playa.
Me fijo en mi celular.
-Las seis.
Le contesto.
Se endereza y apoya sus codos en la arena. Levanta su cabeza, mirando en dirección al mar. Me mira a mí, con una mueca que no me gusta para nada. Vuelve a mirar al mar y después a mí.
-Ni se te ocurra.
Le digo negando con la cabeza pero no logro terminar mi frase que ya se está sacando su remera para luego pararse, agarrarme de las piernas y alzarme, haciendo que mi cabeza quede del lado de su espalda. Se dirige corriendo al mar y yo parezco una loca de lo mucho que grito. El agua debe estar fría y lo que menos quiero es mojar mi ropa del colegio pero sé que ya es tarde como para evitar que eso pase. Me tira al agua y, como supuse, está helada, lo que hace que todo mi cuerpo empiece a temblar. Saco mi cabeza del agua salada y respiro para luego terminar de pararme, haciendo que el agua me llegue hasta un poco más que las rodillas. El chico que me metió al mar, se está matando de la risa enfrente de mí y eso hace que tenga más bronca.
-Vos sos estúpido? Tengo la ropa del colegio tarado, encima ahora no sé cómo carajo voy a volver a mi casa, nene!
Él se sigue riendo a carcajadas y me cruzo de brazos, esperando que termine. Como veo que no lo va a hacer, me encamino hacia la orilla, dificultosamente, muerta de frío. Al darse cuenta, Julián se da vuelta y me tira del brazo haciendo que quedemos pegados. Siento cómo su respiración choca con la mía.
-Vos no te vas a ningún lado.
Logra decir después de unos segundos. Siento nuestras respiraciones agitadas, como si volviéramos de una maratón de 300 kilómetros.
-Ni loca.
Le contesto.
No aguantamos más y, por fin, nuestros labios chocan bruscamente para que luego se forme un beso seguido y cálido, haciendo que estos encajen a la perfección. Si hubiera más espacio entre nosotros, ya lo hubiéramos cerrado, pero lamentablemente no lo hay y lo compruebo cada vez que trato de acercarme más a él o él a mí. Sus brazos están situados en mi cintura hace un largo rato y los míos en su cuello, por momentos en su pelo, jugando con él. Nos separamos y ahora se dirige hacia mi cuello, para dejar algún que otro beso allí y rápidamente volver a mi boca. Sus manos bajan a mis piernas y de un segundo a otro, las levanta, haciendo que quede colgando de él.
Salimos del agua con algún que otro beso de por medio y agarramos las cosas para luego volver al auto y allí seguir con lo nuestro. Acomodo mis piernas, una de cada lado suyo y tomo su cara con posesión, de igual manera que el beso que le sigue. Estamos prendidos fuego y me doy cuenta cuando lo miro a los ojos, los cuales brillan más que nunca. De un movimiento rápido se deshace de mi camisa blanca, toda mojada, y la tira por algún lado del auto. Hago lo mismo con la suya y me estremezco a sentir su piel desnuda contra la mía.
-Ori?
Dice entre suspiros cortos, casi no puede hablar.
-Mmm?
Logro decir.
-Estás segura?
Dice mientras deja una seguidilla de besos empezando desde mi oreja hasta mi pecho.
-Sí, Juli.
Le contesto, agitada.
Entonces une sus manos en mi espalda para luego desabrochar mi corpiño y deshacerse en segundos de este y para, ahora sí, hacernos uno. Ya no hay diferencia entre nosotros. Solo que yo me llamo Oriana Sabatini, y él Julian Serrano.
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"El Mejor Amigo De Mi Novio" - Orian
FanfictionProhibida su adaptación o copiado. Si la ven en alguna página, por favor, avisen.