Capítulo 54: "Verla reír"

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Narra Julián:

Verla reír es lo mejor que existe en todo este maldito mundo. Y extrañaba verla hacerlo. Los ojos se le achinan, su nariz se arruga haciéndose así más respingada de lo que ya es, su labio superior se dobla hacia arriba (lo que es algo que la caracteriza muchísimo) y sus cachetes se elevan.

Y no crean que eso es todo, hay otras veces en que la risa es más corta y ahí es cuando abre por completo su boca y sus ojos. Hay unas cuantas más pero no voy a nombrarlas todas ya que tendría que estar todo el día hablando de sus risas, y no digo que sea aburrido, no para mí. Sin embargo quiero ser uno de los únicos privilegiados de conocerlas todas. Sí, soy egoísta.

Pero mi favorita es la primera sin dudas. Es la que usa mayormente cuando está conmigo, cuando la hago reír, cuando le digo algún chiste o hago alguna payasada, o cuando le hago cosquillas, aunque después se enoja.

En fin, en este preciso momento se está riendo a carcajadas, con esa que a mí me gusta. Yo mientras tanto hago lo que más me gusta hacer: contemplarla.

La amo, entienden? No creo que entiendan, maldita sea. La amo demasiado.

Hago otro paso de baile cuando veo que deja de reírse, quiero mirarla un rato más. Entonces vuelve a hacerlo: cierra los ojos, se le arruga la nariz, su labio se dobla y el sonido, mejor dicho melodía de su risa inunda de nuevo su habitación.

-Basta Julián!

Dice luego de unos segundos y yo le sonrío.

-Te amo.

Le largo. Nunca le había dicho que la amaba, ni ella a mí. Espero que lo haga ella también, que me ame.

-Te amo.

Me dice entonces y confirmo lo anterior, sí me ama. Me ama. Y la amo.

La beso en los labios, un beso lento y no tan lago, más bien corto.

-Vamos a la pileta?

Le pregunto tratando de animarla.

Mañana la operan. Es una operación muy riesgosa ya que se trata del cerebro y ya que hay solo 7 malditos casos como el de ella. En su clínica nunca la hicieron. Dijeron que van a poner a todos los mejores médicos y los más especializados para que la operen, pero eso no quita el que pueda morir mañana mismo dentro de ese quirófano.

Sé que no lo va a hacer, es la persona más fuerte que conozco hasta el día de hoy y dudo que conozca a otra con más fuerza de la que ella tiene.

-Vamos.

Me dice bajando la cabeza, sabiendo lo que trato de hacer.

Se levanta pero la siento de vuelta en su cama, tirando de su brazo.

-Tranquila, te prometo que va a salir todo bien.

-Ya lo sé.

Me contesta acariciando mi mejilla con su mano suave y fría a pesar de ser verano. Antes de levantarse me da un beso rápido apretando mis cachetes con la mano que me acariciaba hace segundos. Luego agarra su bikini y se dirige al baño.

-Me voy a cambiar y vamos.

Me dice antes de entrar y yo asiento.

(...)

Su bikini azul estampada y su piel quemada hacen que no tenga ni un poco de ganas de estar en la pileta ahora mismo y menos estando mis suegros en la cocina, de donde pueden ver todo.

Está sentada en el borde de la pileta porque, según ella, hace un frío de aquellos para meterse y el agua está congelada. El sol le da en la cara y hace que se le achinen los ojos.

-Dale amor, está calentita.

Le digo al salir de debajo del agua.

-Mentiroso!

Dice riendo y yo hago lo mismo.

Entonces me acerco a ella provocando sus gritos y le abrazo la cintura antes de que pueda huir. La levanto un poco para que no se raspe el culo y la empujo hacia el agua, haciendo que grite aún más.

-Te odio.

Dice una vez dentro, pegándome con sus frágiles manos en el pecho, mientras yo no suelto su cintura.

Acerco mi boca a su cachete para morderlo pero no llego a hacerlo ya que se escabulle por mis brazos, hundiéndose en el agua. Y así es como comienza un juego en el que yo trato de atraparla y ella trata de huir aunque casi siempre le gano.

Pasa la tarde jugando a ese juego el cual ya me empieza a aburrir pero al parecer a ella no y por eso lo sigo. Hasta que Catherine sale y nos dice que vayamos saliendo para cenar y me doy cuenta de lo oscuro que ya está el cielo.

Yo salgo primero que ella debido a que tiene frío y quiere que le alcance la toalla así que lo hago y cuando ya estoy un poco seco, la envuelvo en la tela blanca dándole un abrazo. Muerdo su cachete, ganando la guerra y haciendo que se ría.

(...)

Luego de comer, ella se va a bañar y yo prendo la tele de su cuarto, tratando de esperarla y no dormirme. Me saco mi remera y mis pantalones y me quedo en calzones para luego meterme dentro de las sabanas.

Mañana es un día muy largo. Un maldito día largo.

Sale del baño con su pijama puesto y me quejo por dentro. Se sienta en la cama y me sonríe, luego enchufa su celular al cargador y lo apoya en la mesa de luz. Se mete debajo de las sábanas y me abraza por la cintura al mismo tiempo que cierra sus ojos. Hasta que creo que se queda dormida y entonces ahí cierro los míos, tratando de hacer lo mismo.

-Y si mañana muero?

Me pregunta entonces y mi corazón se rompe en infinidades de pedazos. 

"El Mejor Amigo De Mi Novio" - OrianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora