Estoy en mi habitación y hasta con la música a todo lo que da se escuchan los gritos de mis papás peleando. Mi hermana está a mi lado leyendo revistas que yo le presté para que se distrajera y tratara de no pensar en que del otro lado de la puerta se encuentran mis 2 papás a punto de terminar su relación. No quiero que mi pequeña hermanita tenga que escuchar eso, no lo merece. Yo la miro mientras ella me hace unos test, pero la verdad que lo que menos hago es escucharla, solo trato de llamar a mi novio para que venga a acompañarnos un rato. Con el me siento segura y quizá si yo lo estoy, puedo hacer que mi hermana también lo esté. Por fin me atiende:
-Hola?
- Hola Fede!
- Hola mi amor, como estas?
- Mal, te necesito!
-Que paso?!?
-Vení y te cuento, por favor.
-Tus papás de vuelta?
- Si, podes venir?
- Si hermosa ya voy, no te preocupes, en 5 minutos estoy allá.
- Gracias mi amor.
- No me agradezcas.
Dice para luego cortar. Estoy más tranquila ya que va a venir. Después de un rato, que para mí fueron mil años, suena mi celular. Es un WhatsApp.
Fede: mi amor ya casi llego, me abrís? No quiero tocar si tus papás están discutiendo.
Leo para luego dejar el celular donde estaba. Me dirijo hacia la puerta tratando de hacer que ni me vieran mientras paso por la sala, donde mis papás discuten. Salgo de la casa y camino hacia el portón de rejas grises que hay a unos 100 metros más o menos. Caen gotas de las hojas de los árboles ya que es un día de lluvia y el camino de rocas grises también está mojado. Llego al portón y le digo al guardia que se encuentra en la cabina al lado del mismo, que lo abra. Salgo y como no hay nadie me quedo esperando. Hay mucha humedad y mi pelo está como nunca, parezco una loca, pero eso no me importa ya que la confianza que tengo con Federico es máxima. Lo veo estacionando el auto, me parece un poco raro ya que siempre lo entra y lo estaciona en uno de los miles de espacios que hay para autos al final del camino, en frente de la casa, donde ahí mismo ponemos los nuestros. Baja del auto y se queda esperando, del otro lado de la vereda, a que pasen los autos para luego poder cruzar. Me mira con una sonrisa en su cara pero esa sonrisa se va junto con su vida. Un auto lo atropella mientras cruza la estúpida calle. De un segundo para el otro mis brazos pasan de estar abiertos esperando un abrazo de parte de él, a estar sosteniendo mi cuerpo apoyado en el piso, como si este no tuviera fuerzas. Y es que en realidad no las tiene. Siento unas manos grandes y fuertes, pero no se de quien ya que mi cabeza mira el piso y mis ojos están llenos de lágrimas que no paran de salir. Trato de abrirlos para ver si, de un milagro, había sido toda mi imaginación y Federico no había muerto entonces aquellas manos habían sido de mi hermoso novio. Pero solo veo al guardia que hace un rato había abierto el portón, corriendo hacia donde se encuentra Federico, en el medio de la calle, lleno de sangre. Supongo que esas manos habían sido de Carlos, el guardia, así que no, nada había sido parte de mi imaginación.
Ahora me encuentro en el sillón de la sala donde, hace un rato, mis papás peleaban, pero ya no lo están haciendo y mi mamá me está preparando un té y mi papá en el sitio donde, segundos atrás, pasó el accidente. Yo lloro como nunca y Titi, mi hermana, ahora me apoya a mí. Con mis 17 años estoy sufriendo la muerte de una de las personas que más quiero en el mundo. Lo único que quiero es volver a abrazarlo pero eso es lo que menos puede llegar a pasar. Siento unas manos cálidas y suaves en mi espalda y un brazo pasa por delante de mí para dejar una taza llena de té, en la pequeña mesa que se encuentra frente al sillón. Cuando la deja, mi mamá, se sienta a mi lado haciendo que yo quede en el medio de ella y mi hermana. Ninguna dice ni una sola palabra ya que saben, las dos, que no hay nada que puedan decir que va a hacer que pare de llorar. Estoy destruida.
….
Los días pasaron y hoy tenemos que ir al velatorio el cual odio y siempre voy a odiar. Nunca me gustó la idea de tener que hacer uno o simplemente ir a uno, pero a este no puedo faltar, no lo voy a hacer. Así que solo me visto y partimos, con mi mamá y mi hermana, a la dirección donde es el mismo.
Cuando estoy por subirme al auto para volver a mi casa una mano me agarra del brazo y me tira haciendo que me de vuelta y lo mire. Ya preparada para sacar todas las palabras que tengo en la boca, que obviamente son malas, su mano me la tapa y hace que no pueda sacarlas.
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"El Mejor Amigo De Mi Novio" - Orian
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