Narra Julián:
Ya perdí la cuenta de la maldita cantidad de vueltas que di por este maldito departamento. Y si ella se enoja? Y si no quiere halarme más?
Por fin le dije a mi mamá que le diga que yo soy su hijo, el hijo de su psicóloga. Creo que tenía que saberlo si de verdad quiero que esto funcione y no se alargue tanto como ya pasó una vez. Por lo menos la pérdida de memoria sirvió para algo.
Pero qué mierda estoy diciendo?
La maldita pérdida de memoria solo sirvió para hacernos mal a todos. Y todo por mi culpa. Si no la hubiese dejado sola en este mismísimo departamento, nada de eso hubiera pasado, y eso me hace sentir horrible. Cada maldita mañana me despierto pensando en que todo estaría bien si yo no hubiese ido a buscar un poco de maldita comida para almorzar. Ya, tengo que dejar de decir maldita/o.
<<Vamos a calmarnos. Todo va a estar bien y por fin vamos a poder volver como antes, y está vez sin secretos. No se va a enojar, no lo va a hacer...>>
Por fin logro sentarme en el sillón y mi pie comienza a golpear el piso con pequeños movimientos. Es un tic. El celular vibrando en mi mano interrumpe mis pensamientos y me doy cuenta de que todo este tiempo se encontraba entre mis dedos, incluso cuando lo busqué por toda la casa y no lo encontré, claro.
Atiendo la llamada sin siquiera ver de quién se trata. Puede haber pasado algo con Oriana.
-Hola?
-Julián, Oriana se fue otra vez, se fue corriendo y no la pudimos detener. Por favor, vos sabes dónde puede estar, Ova la va a ir a buscar en auto.
Dice la voz alterada de mi suegra, bueno, mi exsuegra.
-Voy directamente a donde sé que está.
Le digo antes de cortar. De esto quiero encargarme yo.
Salgo casi corriendo del edificio y me meto en el auto para dirigirme a donde es una posibilidad que esté.
Luego de manejar un rato largo por estas calles vacías y por las cuales pensaba que podría estar, pienso en ir a su casa: quizá ya esté ahí, y si no está, por lo menos ya descartamos un lugar.
Pero al tomar el camino a casa de los Sabatini, la veo en un banquito a lo lejos. Al parecer esta vez no se había ido tan lejos. Sus manos están situadas en su frente y por lo poco que se ve de su cara está blanca como una hoja de papel.
Estaciono el auto en el lugar, en medio de la calle, y bajo apurado para ir corriendo hacia ella. Está más lejos de lo que creía.
Cuando al fin llego a ella, pongo una de mis manos en su espalda. Noto que gira su cabeza con un mínimo movimiento y luego la vuelve a su lugar. Me siento a su lado y le saco las manos de la frente, despacio.
-Ori?
-Ju... Julián.
Tartamudea y sus ojos se cierran. Se tambalea de un lado a otro. Está mal, la tengo que llevar a algún lado antes de que pase lo que ya pasó, aquella vez la cual tenía los mismos síntomas.
Paso un brazo por debajo de sus rodillas y el otro por su espalda. La levanto del banco y ella apoya su cabeza en mi pecho.
Una vez dentro del auto, me dirijo lo más rápidamente que puedo a su clínica. En el camino noto que trata de decirme algo pero no puede, está muy débil, su piel está más pálida que nunca y yo lo único que sé es que ya no la puedo ver más así. Vuelvo mi vista a la calle y no la despego hasta llegar al gran edificio blanco.
La tomo de vuelta en mis brazos y entro corriendo. Gracias a Dios, su doctor es el primero que veo y quién se acerca rápidamente a mí.
-Qué pasó?
Dice alterado él también. No es que los médicos siempre mantienen la calma? Qué le pasa a éste? Tanto la aprecia a mi chica?
<<Qué mierda estoy pensando?>>
-Salió corriendo de su casa, se enteró de algo que la hizo poner así y cuando la encontré estaba así de pálida y casi no podía hablar.
-Vení, por acá.
Dice aquel hombre de bata blanca, guiándome por la clínica hasta llegar a una sala. Me hace señas para que la acueste en la camilla que se encuentra en medio.
Éste no es el lugar donde siempre está, es un poco más pequeño y no tiene sillones, para mi desgracia y para la de mis pies, que piden a gritos golpetear el piso.
<<Por lo menos no fumo cuando estoy nervioso.>>
-Julián, no es que me molestes pero tenes que esperar fuera de la sala.
Me dice y vuelvo a la realidad. A la maldita realidad.
Suelto la fría y pequeña mano de ella para luego traspasar la maldita puerta que nos va a separar todo este maldito rato.
<<Basta, Julián>>
Saco mi celular del bolsillo y las 23 llamadas perdidas de Cathy y mi mamá aparecen en la pantalla.
<<Mierda, lo había olvidado>>
Llamó rápidamente a mi suegra y atiende al primer tono.
-Julián!! La encontraste?
Grita desde el otro lado del teléfono.
-Estamos en la clínica, la de siempre. Vengan rápido.
Digo antes de que pueda cortar.
(...)
No pasan cinco minutos y la puerta de la entrada, a la cual tengo perfecta vista, se abre y pasan por ella mi mamá y los papás de la hermosa pero débil chica que se encuentra dentro de esa habitación.
-Qué fue lo que pasó!?
Dice Cathy luego de sentarse en una silla a mi lado.
-Cuando llegue estaba... estaba muy pálida y casi no podía hablarme. La traje lo más rápido que pude y ahora está ahí dentro, con su doctor, tratando de ver qué fue lo que pasó.
Les explico a los tres, repitiendo la misma historia otra vez.
-Fue toda mi culpa.
Dice mi mamá.
-Diana, no fue tu culpa, fue la de todos al creer que esa noticia no la iba a poner así.
Habla Osvaldo.
-Y a la vez la de nadie. No sabíamos cómo iba a reaccionar y además es algo que ya era momento de que lo sepa, en eso estamos de acuerdo todos.
Termina mi querida suegra-exsuegra o lo que sea.
El silencio inunda el pasillo y así pasan los minutos, viendo como doctores entran y salen de aquella maldita sala.
Maldita sea.
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Si les gustó que narre Julián, díganme y puedo hacer otros capítulos así.
Saludos, Oli♥
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"El Mejor Amigo De Mi Novio" - Orian
FanfictionProhibida su adaptación o copiado. Si la ven en alguna página, por favor, avisen.