Blanco y negro, por eso le puse Oreo, porque parece una galleta. Y sigue así, igual que cuando caminaba por la casa en busca de un lugar caliente y cómodo para dormir, casi siempre lo encontraba a mi lado. No está ni más viejo ni más joven.
Y mi segundo papá sólo que con arrugas, también está igual. El mismo señor con ese tipo de rostro el cual ves y te aseguras de que son buenas personas. Su pelo gris, su olor a hogar mezclado con diario y café, su sonrisa arrugada, todo sigue igual.
Sé que es casi seguro que no los pueda volver a ver, por eso no estoy ni un segundo sin abrazar a alguno de ellos. Pero por mis mejillas no caen lagrimas aunque eso es lo que yo quiera, llorar, quiero llorar pero no puedo, es una sensación muy extraña y confusa.
Federico me dijo que es porque acá, casi en el cielo, en el limbo para ser exactos, aunque quieras llorar no podes. Y mejor aún, en el cielo, arriba de todo, ni siquiera sientes ganas de llorar. Es maravilloso pero eso no quita que no sea extraño.
Después de estar un rato con ellos, unas dos horas charlando y riendo, Federico me dice que ya es momento de despedirse. No quiero, pero lo entiendo. Ya es momento de volver a la tierra, a la vida real, a donde todo es aburrido y doloroso. Pero voy a volver, tengo que hacerlo, ya lo decidí. No puedo estar muriendo cada vez que piense que eso es lo que quiero.
Charlar con mi abuelo siempre me hizo bien, de chica cada vez que necesitaba una opinión o simplemente hablar, lo llamaba a él, y esa es una de las cosas que más extraño. Pero hoy, hace unos minutos, lo pude volver a hacer y fue él quien me convenció para volver.
Tengo que aprovechar al máximo a la gente que amo de allí abajo, y ellos tienen el derecho de aprovecharme a mí el tiempo que me queda.
Es horrible saber que puedes morir en cualquier momento, aunque todavía me quedan un par de años. Y en esos años voy a estar con los que más quiero, sólo con los que ya tengo, sin invitar a más gente a quererme.
También, entre tanto, hablé con Federico sobre Julián, aunque me sentía muy incómoda. Me dijo que estaba muy feliz porque haya aparecido en mi vida, que gracias a él pude salir adelante muchas veces y que me veía muy feliz con él, aunque al principio se enfureció un poco, solo un poco.
-Lista?
Me dice él con una media sonrisa en el rostro una vez que, luego de interminables abrazos, mi abuelo y mi gato se marcharan.
-Supongo que esperas que diga que sí.
Le contesto y entonces se ríe, me gusta oírlo reír.
-Vamos.
Me dice y comienza a caminar hacia el interior de la casa y yo lo sigo. Subimos las escaleras y entramos en mi habitación.
-Bueno, yo te voy a dejar acá, cuando me vaya sólo anda al baño y vas a saber qué hacer.
Dice un poco apenado pero contento.
Yo solo suspiro y le doy un abrazo, un fuerte abrazo, de esos que no te olvidas jamás.
-Si me necesitas, si queres hablar conmigo o con tu abuelo o simplemente abrazar a oreo, solo pensá en nosotros antes de dormir, si?
Me dice mientras no se suelta del abrazo y yo asiento asegurándome de que él note que lo estoy haciendo.
-Bueno vamos, Ori... Te deseo una vida muy muy feliz.
Dice soltándose.
-Te quiero.
-Te quiero más, Ori.
Dice y me doy media vuelta para entrar al baño y encontrar mi cuerpo desnudo dentro de la bañadera.
Sé lo que tengo que hacer así que sólo lo hago. Me recuesto encima de aquel cuerpo vacío, sin alma, y ya no me despierto más.
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"El Mejor Amigo De Mi Novio" - Orian
Fiksi PenggemarProhibida su adaptación o copiado. Si la ven en alguna página, por favor, avisen.